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Escocia reclama gestionar sus recursos y Londres le ofrece más poder fiscal

Los representantes del sí y del no se enfrentan en el primer debate televisado

Debate sobre la independencia de Escocia.Foto: reuters_live | Vídeo: REUTERS-LIVE!

Fue un debate cuerpo a cuerpo del que aparentemente salió victorioso el no, aunque por los pelos. Alex Salmond, ministro principal de Escocia y defensor del a la independencia y Alistair Darling, la cara del no escogida por el Gobierno británico para defender la permanencia en el Reino Unido, se batieron en duelo abierto frente a las cámaras de televisión escocesas por primera vez desde que se convocó el referéndum hace ya dos años.

Pero al finalizar el debate era difícil decir quién lo había ganado. No obstante, la primera encuesta, realizada por ICM entre 512 personas, situaba a Darling como ganador con un 56% de los televidentes de su parte frente a un 44% que le dio la victoria a Salmond. Y eso mismo parecían decir los tuits lanzados durante y tras el debate que duró una hora y media y en el que la economía fue la pieza clave. De hecho, el Gobierno británico hizo coincidir con el día del cara a cara su anuncio de nuevos poderes para los escoceses para recaudar impuestos y controlar de forma independiente la Seguridad Social.

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A Darling le restó puntos el haber sido responsable del Tesoro británico durante la crisis de 2008, algo que Salmond se ocupó de recordarle al público. “Usted no tiene credibilidad. Usted era el responsable de las regulaciones financieras cuando los bancos colapsaron”, espetó al poco de iniciar el debate.

Pese a ello el defensor del no supo lanzarse con acierto varias veces a la yugular de Salmond en todo lo referente a la libra esterlina, que Escocia aspira a poder seguir compartiendo con el Reino Unido en caso de independencia. El vago contraataque de ministro principal y las acusaciones de que la negativa del Gobierno a compartir la esterlina es simplemente una pose —algo que avaló citando varios artículos de periódico, incluido uno en el que Darling decía que no le parecía una mala idea— no fueron suficientes. Salmond incluso se llevó algún abucheo del público ante su negativa a contestar si tenía “un plan B” para la moneda.

El principal ministro británico en cambio optó por poner el acento en las desigualdades sociales que tras la crisis se han cebado con Escocia. Para mejorar la economía de una nación que ahora “sufre” las decisiones de Westminster, Salmond recurrió a hablar de las riquezas naturales de Escocia, y en concreto al petróleo, que actualmente explota el Reino Unido.

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Y para ponerle cara al futuro citó a Noruega como ejemplo de calidad de vida porque ellos mismos gestionan sus recursos. Y ese fue el mensaje que quiso lanzar y con el que abrió y cerró el debate: más justicia social para una Escocia gobernada por escoceses. Darling en cambió, cerró con un alegato por un futuro mejor y posible dentro del Reino Unido del que la independencia no da garantías.

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