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EE UU prepara una operación de rescate que reforzará su presencia en Irak

Obama envía a 130 militares más para evaluar sobre el terreno las posibilidades de evacuación de los yazidíes. El refuerzo reaviva el temor a una nueva intervención terrestre

Marc Bassets
El presidente Barack Obama y su asesora de Seguridad Nacional, Susan Rice
El presidente Barack Obama y su asesora de Seguridad Nacional, Susan RiceEFE

Estados Unidos refuerza su presencia en Irak. Lo que empezó hace una semana como una operación “limitada en el tiempo y la duración”, con objetivos muy definidos, amenaza con empantanar de nuevo a tropas estadounidenses en un país del que la primera potencia mundial se retiró en 2011, ocho años después de invadirlo.

 El presidente Barack Obama estudia una operación humanitaria para evacuar a miles de yazidíes —una minoría perseguida por los yihadistas suníes del Estado Islámico (EI)— de las montañas del noroeste de Irak, donde se encuentran aislados desde hace más de una semana. Obama ha autorizado el envío a la región de unos 130 marines y miembros de las fuerzas especiales de EE UU para evaluar las posibilidades de romper el cerco.

“Queremos disponer de opciones para mover [a los yazidíes atrapados en los montes Sinjar] a un lugar más seguro”, dijo el miércoles Ben Rhodes, asesor de Obama, en la isla de Martha’s Vineyard (Massachusetts), donde el presidente pasa las vacaciones.

“Hay múltiples maneras de hacerlo. Y cooperaríamos con las fuerzas kurdas que operan en la región y con otros socios internacionales”, añadió. El rescate podría desarrollarse por medio de un puente aéreo o con la creación de un corredor terrestre.

Una veintena de miembros de las fuerzas especiales realizó la primera exploración en la madrugada del miércoles, según fuentes del Pentágono citadas por Reuters. Los soldados aterrizaron en lo alto de la montaña para estudiar cómo rescatar a los civiles. Después regresaron a Erbil, capital del Kurdistán iraquí.

Hasta ahora la intervención militar, que empezó el viernes, consistía en el lanzamiento aéreo de ayuda a los yazidíes y el bombardeo de combatientes y equipamiento del EI en las proximidades de Erbil y de los montes Sinjar.

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Rhodes insistió en que los 130 militares que cooperarán en la misión humanitaria no son tropas de combate. Obama ha excluido el despliegue de tropas terrestres. Pero la evacuación puede colocar a militares de EE UU en un terreno y en una posición difíciles en caso de ser atacados por los yihadistas.

Los asesores se suman a los cerca de 300 que ya han llegado a Irak en los últimos dos meses para adiestrar a las fuerzas armadas iraquíes y localizar objetivos para ataques aéreos. Si se le añade el personal de seguridad en Bagdad, el número de militares norteamericanos en Irak se acerca al millar.

Los consejeros están protegidos legalmente por un acuerdo con las autoridades iraquíes que les concede un estatuto similar a la inmunidad diplomática, según declararon en junio, cuando se anunció el envío del primer grupo, los portavoces de la Administración Obama. En 2011, las discrepancias entre Washington y Bagdad sobre la protección legal de los miles de militares que podían quedarse en Irak tras el repliegue frustraron el acuerdo y obligaron a la retirada completa.

El refuerzo de la presencia estadounidense en Irak resucita el temor a la llamada “pendiente resbaladiza”: que una misión al principio modesta crezca hasta empantanar de nuevo a EE UU en un país lejano.

Vietnam es el antecedente más citado. Aquella guerra comenzó con el envío de unos miles de asesores militares a principios de los años sesenta y terminó más de una década después con casi 60.000 estadounidenses muertos.

Pero no es necesario remontarse tan lejos. Micah Zenko, del laboratorio de ideas Council on Foreign Relations, ha estudiado todas las intervenciones humanitarias de las últimas décadas. En un artículo en la revista Foreign Policy, Zenko explica que, aunque los objetivos iniciales siempre son limitados, la evolución de los conflictos acaba forzando a EE UU a ampliar estos objetivos.

Ocurrió en el mismo norte de Irak en 1991, donde una operación humanitaria ordenada por el presidente George Bush padre para ayudar a los refugiados kurdos en la frontera con Turquía se transformó en una misión de vigilancia aérea que duró más de diez años.

El propio Obama, recuerda Zenko, prometió en 2011 que la intervención en Libia tendría al principio como objetivo exclusivo proteger a los civiles ante los avances de las fuerzas leales al coronel Muanmar El Gadafi y crear una zona de exclusión aérea. Pero la intervención acabó sirviendo para derrocar a Gadafi.

Las actuales operaciones en Irak son “limitadas en su alcance y duración”, escribió Obama el viernes en una carta al Congreso. Al día siguiente, en una rueda de prensa, admitió que la operación podría prolongarse durante meses y se resistió a poner una fecha final. Ahora la presencia de tropas terrestres, descartada hasta hace unos días, ya es una posibilidad.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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