_
_
_
_
_

La OTAN acusa a Rusia de usar su artillería contra las tropas de Kiev

El convoy de ayuda humanitaria rusa entra en Ucrania sin autorización ni escolta

El convoy ruso con ayuda humanitaria entra en Ucrania.Foto: reuters_live
I. Fariza / R. Fernández

Apenas una hora después de que el convoy ruso de ayuda humanitaria llegara a Lugansk (este de Ucrania) sin autorización de Kiev y sin escolta, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, afirmó a media tarde de este viernes que la Alianza Atlántica ha observado “desde mediados de agosto” la transferencia de grandes cantidades de armas, tanques, artillería y vehículos blindados a las milicias prorrusas que combaten al Ejército ucranio en el este del país. En el mismo comunicado, el máximo responsable de la OTAN subrayó que el armamento de Moscú está siendo empleado contra los militares ucranios y se ha mostrado “alarmado” por la acumulación de fuerzas aéreas y terrestres rusas en los aledaños de la frontera.

Rasmussen señaló que, en vez de rebajar la tensión, el Kremlin está “contribuyendo” a incrementarla. “Esto solo puede conducir a un mayor aislamiento de Rusia”, dijo. El jefe de la OTAN también instó a Rusia a no emprender “más acciones provocadoras” y condenó la “violación flagrante” de los compromisos internacionales que supone la entrada del convoy en Ucrania. En su opinión, estos hechos solo pueden “profundizar” una crisis que “la propia Rusia ha creado y sigue alimentando”.

Lo retrasos artificiales para comenzar la entrega de la ayuda humanitaria rusa a las regiones del sureste de Ucrania son intolerables Ministerio de Exteriores ruso

Una portavoz de la Alianza aclaró que la OTAN dispone de “múltiples informes” sobre la “implicación directa” de fuerzas aéreas rusas y de unidades de intervención especial en operaciones en el este de Ucrania. “El apoyo de la artillería rusa —tanto desde Rusia como desde dentro de Ucrania— se está usando contra las Fuerzas Armadas ucranias”, añadió. La misma fuente subrayó que esta acción se une a la reciente acumulación de efectivos de infantería y aéreos rusos en las proximidades del paso fronterizo. A principios de mes la OTAN advirtió de que Moscú disponía de 20.000 soldados en la frontera.

Estados Unidos también criticó duramente la entrada del convoy ruso sin la autorización expresa de Kiev y exigió su retirada “inmediata” si Moscú no quiere sufrir “costes adicionales” que aumenten su aislamiento internacional, informa Silvia Ayuso. El viceasesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, calificó la entrada del convoy como una “flagrante violación de la soberanía” de Ucrania que contribuye a “desestabilizar” más aún la región. “Rusia debe retirar sus vehículos y personal de territorio de Ucrania de forma inmediata”, dijo también el portavoz del Departamento de Defensa, John Kirby.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Tras varios días de espera en la frontera, el convoy ruso, con 2.000 toneladas de ayuda, llegó a media tarde de hoy a la localidad de Lugansk, bastión prorruso cercado por el Ejército ucranio. Cansado de los “obstáculos” que ponía Kiev, el Kremlin ordenó unilateralmente el paso, a pesar de que los aduaneros no se presentaron para formalizar los preceptivos trámites. Los 262 furgones —de los que sólo 34 fueron inspeccionados por los aduaneros ucranios— habían atravesado previamente el paso de Izvarino.

“La descarga de la ayuda humanitaria ha comenzado. El cargamento será distribuido entre los residentes”, aseguró un portavoz de la autoproclamada República Popular de Lugansk a la agencia de noticias rusa Itar Tass.

Las autoridades de Ucrania protestaron enérgicamente, subrayando que la entrada de los camiones constituye “una invasión directa”. El presidente Petró Poroshenko lo consideró “una violación del derecho internacional”.

“La parte rusa ha decidido actuar. Nuestra columna con carga humanitaria empieza a dirigirse hacia Lugansk”, anunciaba a primera hora de este viernes el Ministerio de Exteriores ruso, que acusó a las autoridades ucranias de dar largas a los procedimientos aduaneros y subrayó que “los interminables retrasos artificiales para comenzar la entrega de la ayuda humanitaria rusa a las regiones del sureste de Ucrania son intolerables”.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo después que el presidente Vladímir Putin estaba “al corriente” de que la columna de camiones con ayuda para aliviar la desesperada situación de los habitantes de Lugansk se había puesto en marcha. En conversación telefónica posterior con la canciller Angela Merkel, Putin dijo: “Rusia no podía esperar más, decidió enviar el convoy a Ucrania”.

La Cruz Roja, que estaba previsto que escoltara los furgones, anunció que su personal no acompañó el convoy debido “a la inestable situación” y a la falta de “garantías por las fuerzas en conflicto”.

La diplomacia europea se reactiva

Ignacio Fariza

La UE, el actor internacional que más se juega en el conflicto abierto entre Rusia y Ucrania —por cercanía geográfica y relación comercial—, respondió el viernes con contundencia a la irrupción de los camiones rusos en territorio ucranio. “Deploramos la decisión de Rusia de hacer llegar esta remesa humanitaria sin la escolta de la Cruz Roja y sin el consentimiento del Gobierno de Ucrania”, subrayó un portavoz comunitario. “Es una violación de la frontera ucrania y va en contra del acuerdo alcanzado entre Ucrania, Rusia y la Cruz Roja [por el cual cualquier entrega debe ser escoltada por la organización humanitaria]. Instamos a Rusia a revertir su decisión de inmediato”.

Aunque Bruselas eludió referirse a posibles “acciones adicionales” en forma de nuevas sanciones —como sí hizo Washington—, la Comisión Europea reiteró que Moscú debe respetar los principios de “integridad territorial, unidad e independencia” de Kiev y recordó que cualquier asistencia a Ucrania ha de contar con el visto bueno de las autoridades ucranias.

Hasta la llegada entrada del convoy ruso a Ucrania, varios gestos daban alas a una normalización en las relaciones diplomáticas: la UE había confirmado el martes que enviará una representación a la reunión de la Unión Aduanera Euroasiática del próximo día 26 en Minsk (Bielorrusia) —en la previsiblemente se verán las caras los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, y Ucrania, Petró Poroshenko—; la canciller alemana, Angela Merkel, había accedido a visitar el sábado Kiev y el Gobierno ucranio había anunciado que Poroshenko acudirá Bruselas el próximo día 30, coincidiendo con la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE.

Sin embargo, estos buenos augurios sobre el fin de un conflicto que ya dura casi seis meses y que ha derivado en una guerra comercial entre Occidente y Rusia y en un clima de tensión sin precedentes desde el fin de la Guerra Fría, se disiparon con la llegada del convoy ruso a suelo ucranio. Pese a que las agendas diplomáticas de la semana próxima se mantienen, la escalada de tono verbal ha dado al traste con parte de las esperanzas de una rápida sutura de la brecha creciente entre Moscú, Bruselas y Washington.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

I. Fariza / R. Fernández
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_