_
_
_
_
_

Irán dice que ha derribado un dron israelí cerca de una planta nuclear

En un comunicado, la Guardia Revolucionaria asegura que el aparato no tripulado se dirigía a Natanz. No hay reacción oficial israelí

Ángeles Espinosa
Hassan Rouhani, en el centro, visita una instalación militar en Teherán.
Hassan Rouhani, en el centro, visita una instalación militar en Teherán.AP

Los Guardianes de la Revolución iraníes han anunciado que han derribado un avión no tripulado (drone) israelí cuando se aproximaba a la planta nuclear de Natanz, en el centro de Irán. Como es su costumbre, Israel no ha comentado la noticia. De confirmarse, daría argumentos a aquellos sectores del régimen iraní que desconfían de las negociaciones nucleares en curso y haría más difícil el trabajo de su delegación en la recta final.

“La Fuerza Aeroespacial del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica ha derribado un avión espía no tripulado del régimen sionista”, aseguraba el comunicado que el departamento de relaciones públicas de esa organización militar iraní ha colgado en su web. Aunque los Guardianes se han atribuido antes el derribo de varios drones estadounidenses, sólo en un caso, en 2011, Washington admitió que se le había perdido uno que la CIA utilizaba en Afganistán.

El texto, del que todos los medios iraníes se han hecho eco de inmediato, afirma que el aparato era “del tipo invisible al radar e intentaba penetrar en la zona restringida de Natanz (…), pero fue derribado por un misil tierra-aire antes de que lo lograra”.

La planta de Natanz, a 300 kilómetros al sur de Teherán, es el corazón del programa nuclear iraní. En sus instalaciones se inició el enriquecimiento de uranio a escala industrial, el controvertido proceso que tanto sirve para fabricar combustible para obtener energía eléctrica como, a mayor pureza, material fisible para una bomba.

Desde que en el verano de 2002 se descubrió que la República Islámica tenía un programa atómico secreto, EE UU y sus aliados han sospechado que ambicionaba dotarse del arma nuclear, algo que todos los portavoces iraníes desmienten. La UE intentó mediar para rebajar la tensión, pero durante una década las conversaciones resultaron infructuosas. Tampoco las durísimas sanciones internacionales promovidas por EE UU lograron que Teherán renunciara a su ambición.

Hasta que el año pasado la llegada al Gobierno de Hasan Rohaní abrió la puerta a un proceso negociador que ha despertado grandes expectativas. A pesar de las dificultades, tanto la delegación iraní como la internacional (de la que además de EE UU forman parte China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania, con la UE como coordinadora) han reconocido la seriedad de sus interlocutores. Tras acordar una prórroga de dos meses, los negociadores deberían alcanzar un pacto antes del próximo 20 de septiembre.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Pero no todo el mundo aprueba el previsible compromiso que permitirá a Irán mantener un programa controlado a cambio de que acepte temporalmente ciertas limitaciones y un sistema de inspecciones muy estricto. Los sectores más duros del régimen iraní han mostrado su inquietud ante las posibles concesiones. Cualquier incidente que refuerce sus argumentos de que no se puede confiar en Occidente, les puede resultar útil para movilizar a sus bases.

También Israel, que posee el único arsenal atómico de Oriente Próximo, ha mostrado desde el principio su malestar con las negociaciones. El Gobierno de Benjamin Netanyahu exige que no se permita que la República Islámica desarrolle ninguna tecnología nuclear, y ha amenazado con usar la fuerza si sospecha que se acerca a la fabricación de una bomba.

El comunicado no explica cómo los Guardianes supieron que el aparato era israelí ni cuándo se produjo el derribo, aunque la agencia semioficial Fars, considerada cercana a esa fuerza militar, así lo atribuye hasta el momento.

Teherán ha acusado con frecuencia a Israel, un país cuya existencia no reconoce, y a EEUU, con quien no tiene relaciones diplomáticas, de intentar sabotear sus instalaciones nucleares. En los últimos años, varios científicos iraníes vinculados con el programa han sido asesinados y virus informáticos han creado problemas en sus ordenadores. Al igual que sucede hoy, los portavoces israelíes siempre han rechazado hacer comentarios.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_