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Rusia anuncia el envío de un nuevo convoy humanitario a Ucrania

Moscú no prevé presentar ningún nuevo plan de paz en la cumbre de Minsk

El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, anuncia las nuevas medidas en Ucrania.Foto: reuters_live

Rusia no tiene una “fórmula mágica” para desbloquear la crisis de Ucrania y no llevará aparentemente a Minsk un nuevo plan de paz, pero sí insistirá en que se cumplan los acuerdos a que anteriormente se habían llegado, especialmente un alto el fuego sin condiciones previas. Esto es lo que se desprende de las declaraciones del ministro de Exteriores del Kremlin, Serguéi Lavrov, en vísperas de la cumbre que se celebrará el martes en la capital de Bielorrusia con la participación de los jefes de Estado de la Unión Aduanera (Bielorrusia, Kazajstán y Rusia) más el presidente ucranio Petró Poroshenko —que este lunes firmó el decreto de disolución del Parlamento y convocó elecciones legislativas para el 26 de octubre— y tres eurocomisarios. Lavrov señaló también que Moscú piensa enviar otro convoy con ayuda humanitaria al este de Ucrania, donde la situación de sus habitantes sigue empeorando y ya están documentadas más de 1.800 víctimas.

“Confío en que nuestros colegas occidentales no lleguen a la reunión de Minsk esperando que nosotros resolvamos todo con una fórmula mágica, porque eso no sucederá, sino preparados para influir en la parte ucrania con el fin de hacerle comprender que ésta no es una lucha en favor de Ucrania y contra Rusia, sino una lucha por Ucrania como Estado en el que todos –ucranios, rusos, húngaros, y otros pueblos- puedan convivir”, señaló Lavrov. Para ello, opinó hay que respetar la cultura y el idioma de los otros pueblos, entre ellos de los rusos étnicos, que son cerca de un tercio de la población de ese país (los rusohablantes son aún más: la mitad de sus habitantes).

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Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, añadió que en la “posible” reunión entre Putin y Poroshenko en Minsk discutirán la crisis ucrania, la ayuda humanitaria, el flujo de refugiados y las relaciones bilaterales a la luz de la firma del tratado de asociación entre Ucrania y la Unión Europea.

Mientras se prepara el encuentro diplomático, Kiev denunció en la mañana del lunes la supuesta entrada de una columna de 30 tanques en territorio ucranio en el sur de la provincia de Donetsk, cerca de Márkino. El convoy militar se dirigiría hacia Mariupol, ciudad bajo control de Kiev en el mar de Azov. Lavrov, comentando estas acusaciones, dijo que por parte de Kiev “ya hay suficiente desinformación” sobre las hipotéticas incursiones armadas rusas. Acusar a Rusia de violación de la frontera ucrania por parte de militares sin presentar pruebas es algo inútil, señaló el ministro de Exteriores. Si alguien tiene datos concretos al respecto, que presente los materiales que los corroboren, dijo Lavrov.

Sobre la ayuda humanitaria, Lavrov informó de que el domingo Moscú envió “una nota oficial al Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania” en la que le informaba “del propósito de preparar un segundo convoy” para aliviar la situación de los habitantes de Lugansk, uno de los bastiones separatistas donde se siente una severa escasez de alimentos. Esta ciudad del este de Ucrania se encuentra desde hace dos semanas sin luz, agua ni comunicaciones telefónicas de ningún tipo y sufre periódicamente del bombardeo artillero de las fuerzas gubernamentales, que la tienen semicercada.

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Lavrov subrayó que Moscú desea “acordar todas las condiciones” de la entrega de esa asistencia humanitaria con la “participación de los aduaneros y guardafronteras ucranios” y evitar “los malentendidos” que hubo con relación al primer convoy ruso. La columna de más de 260 camiones con más 1.800 toneladas de alimentos entró el viernes en territorio ucranio -después de varios días de espera en la frontera-, sin haber recibido el visto bueno final de Kiev, lo que provocó críticas internacionales. El Kremlin decidió que era “intolerable” continuar soportando los “obstáculos artificiales” que planteaba el Gobierno de Ucrania. Después de dejar la ayuda en Lugansk, los vehículos regresaron a Rusia.

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