Las deficiencias frenan la proyección militar de Alemania en el exterior

De los 56 aviones de transporte que el Ejército alemán tiene en servicio desde 1967, solo 21 están operativos. También dispone de 190 helicópteros, pero solo funcionan 41. Si el Gobierno de Angela Merkel quisiera mañana poner en acción sus 109 jets de combate Eurofighter, tendría a su disposición 42. Las revelaciones periodísticas sobre el lamentable estado en el que está gran parte del material militar ponen en duda la capacidad de Alemania para asumir un papel más importante en los conflictos internacionales, un objetivo que destacados líderes del país han señalado en el último año.

Especialmente comprometida es la situación de la ministra de Defensa, Ursula von der Leyen. Después de unos días en los que el Ejército ha encadenado averías en sus operaciones en el exterior, la política democristiana se vio el domingo a reconocer la evidencia y hablar de las “carencias” que padece su departamento.

Von der Leyen, cuyo nombre es de los primeros en citarse al hablar de posibles sucesores de la canciller Merkel, dijo el domingo al periódico Bild que el Ejército no puede ahora mismo asegurar todos sus compromisos con la OTAN por los problemas de equipamiento que padece. Para colmo de males, el avión con el que se iniciaba la operación de ayuda a la zona afectada por el ébola volvió a estropearse ayer mismo. Mientras los técnicos trataban de arreglar el aparato en Gran Canaria, donde tuvo que aterrizar de urgencia, los medios de comunicación alemanes informaban sobre el “desastre de la Bundeswehr”.

Las críticas no le llegan solo de los medios y de la oposición. Sus compañeros socialdemócratas en el Gobierno de gran coalición también le lanzaron dardos envenenados. “Le daría a la ministra el consejo urgente de que organice menos sesiones de fotos y que se ocupe un poco más de sus competencias”, dijo Thorsten Schäfer-Gümbel, vicepresidente del SPD, que acusa a Von der Leyen de haber dejado sin utilizar fondos. “Se trata de un problema de gestión, no de falta de dinero”, concluye el líder socialdemócrata. El caso es especialmente peligroso para Von der Leyen porque algunos diputados le acusan de haber minimizado ante el Parlamento las carencias del Ejército.

La interesada se defiende con el argumento de la herencia recibida. “Problemas que se han acumulado a lo largo de años no se resuelven de un día para otro”, asegura. Con estas palabras, Von der Leyen, que lleva menos de un año al frente de Defensa, responsabiliza indirectamente de la situación a sus antecesores, también democristianos y que trabajaban bajo las órdenes de su jefa actual, Merkel. La canciller ha salido en defensa de su ministra al asegurar que las averías se explican por el aumento de obligaciones del Ejército alemán, que en los últimos años ha emprendido misiones internacionales en Afganistán, los Balcanes y varios países africanos. Von der Leyen también viajó la semana pasada a Erbil, en el Kurdistán iraquí, coincidiendo con la primera entrega de armas alemanas a los peshmergas, que también se retrasó a causa de una avería.

“Es cierto que los anteriores ministros aceptaron la política de austeridad impuesta por el titular de Finanzas. Además, el material del Ejército es muy anticuado. Necesita personal de reparación y piezas de repuesto que no tiene”, asegura el politólogo especializado en asuntos militares Christian Tuschhoff.

La petición de fondos suplementarios que hace la ministra choca con los planes de austeridad del Gobierno de Merkel, que ya ha cerrado para el año que viene un presupuesto que por primera vez en décadas no creará nueva deuda pública. Es por ello que Von der Leyen apela al medio plazo en el incremento presupuestario para su ministerio. Su petición va en la misma línea del compromiso que alcanzaron los Gobiernos que participaron a principios de mes en la cumbre de la OTAN celebrada en Gales. Los países se comprometieron allí a elevar su gasto militar hasta el 2% del PIB en el plazo de 10 años. Alemania invierte hoy el 1,3%.