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Los liberales belgas forman Gobierno con el centro derecha

El valón Charles Michel pacta el Gobierno con cuatro partidos de centro derecha

Claudi Pérez
Kris Peeters (izq.) y Charles Michel tras pactar el Gobierno belga.
Kris Peeters (izq.) y Charles Michel tras pactar el Gobierno belga.AFP

En febrero de 2011, Bélgica superó a Camboya y logró la marca mundial de tiempo en que un país ha estado sin Gobierno: 541 días de parálisis. Esta vez no superará su propio récord: el liberal valón Charles Michel logró ayer un acuerdo entre cuatro partidos de centro derecha para formar Gobierno 130 días después de las elecciones. Michel, de 38 años, sustituirá al socialista Elio di Rupo "en los próximos días", según anunció ante la prensa, con el respaldo de los nacionalistas flamencos de la N-VA, los democristianos flamencos y los liberales valones y flamencos.

El noble arte de gobernar depende de la habilidad para formar coaliciones. Eso es especialmente cierto en Bélgica por las tensiones entre flamencos (de habla neerlandófona) y valones (francófonos). Aunque lo más difícil en este caso va a ser mantener ese equilibrio inestable con la N-VA de por medio, un partido que ha aparcado momentáneamente sus ambiciones separatistas y que fue el más votado en los últimos comicios con una agenda marcada por las promesas de recortes de gasto y rebajas fiscales.

Esa agenda emerge desde el primer día en el nuevo Gobierno federal de Charles Michel: el acuerdo de Gobierno incluye la reforma de las pensiones para retrasar la edad de jubilación hasta los 67 años progresivamente, hasta el año 2030, tal y como han hecho otros Gobiernos europeos como el español. Además, los cuatro partidos han pactado un marco presupuestario para alcanzar el equilibrio en sus cuentas públicas en un plazo de tres años: en 2017. En cambio, Michel no adelantó ningún tipo de reforma para elevar la descentralización del país y los poderes de las regiones.

Los cuatro partidos han pactado un marco presupuestario para equilibrar sus cuentas públicas en 2017

Los partidos que entran en la nueva coalición llevan en sus programas de Gobierno las rebajas de impuestos y el impulso de la productividad, en la línea de lo que recomiendan desde tiempos inmemoriales tanto la OCDE —el think tank de los países ricos— como la Comisión Europea. Y coinciden en su voluntad de reducir la deuda pública, que cerrará el año por encima del 100% del PIB. El resto de su ideario es el que se ha impuesto en toda Europa tras la crisis fiscal que arrancó en 2010: flexibilización de la legislación laboral, recortes del gasto público y del sistema de pensiones. Ese último ha sido el primer anuncio de Michel, con el retraso de la edad de jubilación hasta 67 años. Hasta ahora era de 65 años, pero podía bajar hasta los 60 después de 38 años de cotización.

La estabilidad del nuevo Ejecutivo federal es la principal duda de los analistas: Bélgica se ha caracterizado en los últimos años por cambios supersónicos en las coaliciones de Gobierno. Ha habido 24 ejecutivos federales en los últimos 40 años, según Famke Krumbmüller, del laboratorio de ideas Eurasia Group. La principal incógnita en esta ocasión es el papel del N-VA, sin experiencia en el Gobierno federal. "Pese a la potencial inestabilidad, la agenda de política económica de los cuatro partidos es parecida y puede posibilitar un mayor consenso con las reformas que en el pasado", explica Krumbmüller.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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