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El Partido Republicano busca una victoria electoral que anule a Obama

Los comicios amenazan con agravar el bloqueo político en Washington

Marc Bassets
En caso de una victoria republicana, McConnell sería el líder de la mayoría del Senado.
En caso de una victoria republicana, McConnell sería el líder de la mayoría del Senado.AFP

El último capítulo de la presidencia de Barack Obama empieza la noche del martes, cuando se cuenten las papeletas de las elecciones legislativas en Estados Unidos. La posibilidad de que el Partido Republicano conquiste la mayoría en el Senado aboca al presidente demócrata a un final de mandato sin margen para gobernar la primera potencia mundial.

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La victoria republicana, que prevén varios sondeos, agravará la polarización que ha dividido Washington en los últimos cuatro años, desde que en 2010 la oposición logró la mayoría en la Cámara de Representantes.

EE UU acude este martes a las urnas para elegir a los 435 miembros de la Cámara de Representantes y a un tercio de los senadores, además de a 36 gobernadores. En un país fundado sobre la división de poderes, las elecciones al Congreso —compuesto por el Senado y la Cámara de Representantes— pueden resultar tan decisivas como unas presidenciales. La prueba: la segunda victoria de Obama en 2012 no sirvió para desatascar el bloqueo en el Congreso.

La victoria del Partido Republicano en la Cámara de Representantes se da por hecha. Y, si el Partido Demócrata mantiene la mayoría en el Senado, todo seguirá igual: un Congreso dividido y con poca capacidad de legislar. Pero una victoria republicana en el Senado concedería a este partido el control absoluto del Congreso. Podría aprobar leyes o revocar leyes demócratas, que Obama podría vetar, pero con el riego de aparecer como un líder obstruccionista. E iniciarían con más facilidad investigaciones por corrupción.

Renovación del Senado, Cámara de Representantes y elección de gobernadores
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“Si los republicanos se hacen con el Senado, simplemente entramos en una posición aún más rígida de parálisis”, dice en un correo electrónico el profesor George Edwards III, politólogo en la Universidad A&M de Texas. “Casi con toda certeza no habrá avances ni en inmigración, ni en cambio climático ni en sanidad. Dudo de que los republicanos quieran que Obama pueda atribuirse ningún éxito”.

Obama llega a las elecciones cansado y aislado, con una cuota de popularidad a la baja y sin aliados en su formación. La mayoría de candidatos de su partido ha rechazado su ayuda en los mítines.

Queda lejos la obamamanía, la ola de ilusión colectiva con la que Obama ganó sus primeras elecciones presidenciales en 2008. El mandatario ha resultado irrelevante durante la campaña de las midterms —los comicios de medio mandato— y corre el riesgo de serlo en los próximos dos años y tres meses que le quedan en el poder.

Obama puede convertirse en lo que en la jerga política de EE UU se denomina un “pato cojo”, un presidente que prepara su despedida, sin capacidad de maniobra ni influencia. “Más que el hecho de que no pueda volver a presentarse al cargo, el problema es su falta de apoyo público y el tamaño del contingente demócrata en el Congreso”, indica Edwards. “Si los demócratas controlasen el Congreso y el presidente fuese popular, tendría una alta probabilidad de éxito a la hora de que sus iniciativas prosperasen”.

Si los republicanos se hacen con el Senado, simplemente entramos en una posición aún más rígida de parálisis” George Edwards III, politólogo en la Universidad A&M de Texas

La esperanza de Obama es que, si el Partido Republicano es mayoritario en ambas cámaras del Congreso gracias a una victoria en el Senado, asuma más responsabilidades. Desde que llegó al poder en 2009 los republicanos han actuado como el partido del no, dedicado a torpedear iniciativas del presidente más que a plantear sus propuestas. Que el Senado fuese demócrata diluía las culpas del bloqueo. En el futuro ya no habrá excusas.

A diferencia de otras elecciones legislativas, esta vez el Partido Republicano no ha hecho campaña con un programa de reformas económicas. ¿Qué ocurrirá a partir de enero, cuando los nuevos congresistas ocupen sus escaños? Una hipótesis es que la nueva relación de fuerzas obligue a los republicanos a asumir que son ya una formación de gobierno y a forjar compromisos con los demócratas en cuestiones como la inmigración o el presupuesto. La otra es que, crecidos por una victoria arrolladora en las midterms, redoblen el furor obstruccionista.

En el horizonte, las presidenciales de 2016. En esta campaña han tenido más visibilidad Hillary Clinton, Rand Paul o Jeb Bush —posibles sucesores de Obama— que el presidente. La noche del martes empieza el epílogo de Obama y comienza el prólogo que llevará a elegir a su sucesor.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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