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Ian Morris | profesor de Estudios Clásicos

“La violencia se ha hundido a sí misma”

El docente afirma que la dominación del sistema económico ha menguado la crueldad

Pablo Ximénez de Sandoval
El profesor de Estudios Clásicos, Ian Morris.
El profesor de Estudios Clásicos, Ian Morris.Linda A. Cicero (Stanford News)

"Comparado con la Edad de Piedra, hoy tenemos 10 veces menos probabilidades de morir de forma violenta", asegura Ian Morris. Y lo que explica que la humanidad sea cada vez menos violenta son, en buena medida, las guerras. Morris, que forjó su carrera como arqueólogo en el Mediterráneo, es experto en historia comparada y ha publicado este año War! What is it good for? El libro toma el título de un clásico soul que cantaba Edwin Starr. "¡Guerra! ¿Para qué vale? ¡Absolutamente para nada!", atronaba la canción. Pero el caso es que, desde la perspectiva del profesor de la Universidad de Stanford, las guerras han servido para mucho. La humanidad no habría llegado al actual grado de prosperidad sin ellas. "El riesgo de morir de forma violenta es un 0,7%, increíblemente bajo".

La premisa provocadora del libro es que, a través de la violencia, se han ido creando sociedades cada vez más grandes. Esa sociedades, para mantenerse, necesitan mantener la paz. "Es paradójico", responde Morris en una entrevista telefónica. "La violencia se ha hundido a sí misma". La paz se logra, no por la bondad de los gobernantes, argumenta Morris, sino por su necesidad de mantenerse en el poder. "La causa principal de reducción de la violencia es la creación de Gobiernos que no quieren usar la violencia". Por tanto, cuanto mayor es la sociedad, más gente vive en paz. La guerra, por tanto, ha sido necesaria para lograr un mundo en paz en la medida en que "la guerra parece ser la única forma que hemos inventado para crear sociedades más grandes".

El mundo de hoy es el más pacífico de la historia porque "no hay nada comparable en la historia al poder que tiene en la actualidad Estados Unidos, es incluso más grande que el Imperio Romano en su momento". Morris no habla de imperio estadounidense, sino de "sistema" estadounidense. "Se basa en la idea británica de que no tenían que conquistar el mundo entero para dominarlo. Solo tenían que meterlos en un sistema de comercio. A principios del siglo XVIII los británicos comprendieron que solo tenían que luchar lo suficiente para mantener el sistema de comercio que habían creado. EE UU hace lo mismo". Y es esta dominación económica lo que elimina la violencia. "Cuanta más gente dentro del sistema, mayor es el coste de la violencia".

En la era de las armas de destrucción masiva, hay menos posibilidades de morir de forma violenta que en los tiempos de los palos y las piedras

Las potencias son cada vez más grandes. Pero se puede tener la sensación de que el mundo es muy violento por la sucesión de pequeños conflictos, de los cuales sabemos todo y nos horrorizamos gracias a los medios. "Aunque el mundo es más pacífico ahora, los conflictos son habituales. Sin embargo, son un tipo de guerras muy asimétricas. Tomemos como ejemplo el Imperio Romano. Derrotaron prácticamente a todos sus grandes rivales de la época. Después, llegó una época en que se quedaron solos como superpotencia, y continuaron librando batallas en los márgenes del Imperio, quemando aldeas y haciendo esclavos, pero ya no hubo más grandes guerras. Lo mismo ocurrió con el Imperio Británico. Luchaban, o hacían luchar a otros, en guerras asimétricas en Sudán o Afganistán, de un modo muy similar a lo que hace Estados Unidos hoy".

Esta lógica es la que nos trae hasta hoy. En la era de las armas de destrucción masiva, la era nuclear, hay menos posibilidades de morir de forma violenta que en los tiempos de los palos y las piedras."La historia está llena de paradojas, y esta es una de las mayores", dice Morris. "La gente hace constantemente análisis de coste/beneficio, también cuando se meten en una discusión. Están pensando podría aplastarle la cabeza a este tipo, pero entonces vendría la policía y tendría problemas. Las armas se han hecho más grandes y dan más miedo. El precio de la violencia ha subido. En otros tiempos, se podía pegar a alguien con una piedra en la cabeza y salirte con la tuya. Hoy, sacar una pistola en un bar tiene consecuencias graves".

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"Esa misma lógica se aplica a las naciones", continúa Morris. "China tiene capacidad para invadir Taiwan cuando quiera. Pero las consecuencias nos llevarían a una guerra nuclear. La comprensión del coste de usar la violencia cada vez es mayor, mientras que el beneficio de usarla cada vez es menor. Y esa es la gran tendencia de los últimos 10.000 años". 

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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