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Rachel Kyte I Vicepresidenta del Banco Mundial para el Cambio Climático

“Hay que poner precio al carbono”

Rachel Kyte, en Lima (Perú).
Rachel Kyte, en Lima (Perú).Paolo Aguilar (EFE)

Rachel Kyte sabe lo que es una cumbre del clima. Aunque la que se está celebrando estos días en Lima es su primera cita como vicepresidenta y enviada especial de grupo Banco Mundial para el Cambio Climático, esta licenciada en Historia y Política lleva siete conferencias a sus espaldas. Ahora que su labor es conseguir que la institución financiera integre la lucha contra el calentamiento global en el ADN de todas sus divisiones, Kyte sigue desde la capital peruana el avance de las negociaciones entre los 196 países que tienen como objetivo sentar las bases del acuerdo contra el cambio climático que debe firmarse en París en 2015.

Pregunta. ¿Cómo ve el avance de las negociaciones en la cumbre?

Respuesta. Siempre hay tensión. Se están abordando asuntos difíciles, pero parece haber una atmósfera seria, aunque aún hay mucho trabajo por hacer. Hay un gran impacto por los objetivos fijados por la UE y por el acuerdo bilateral firmado por China y Estados Unidos. Esos son ladrillos importantes para construir. El clima es más positivo que otros años.

P. ¿Por qué?

R. Porque ahora de verdad tienen que negociar cuestiones reales, otros años era una especie de boxeo entre sombras. Otros años estábamos aún lejos de la cumbre París [el 2015], pero ahora hay mayor urgencia. Además, las señales de China, EE UU y de la UE empiezan a mostrar los compromisos de cada uno y a hacer visibles las piezas del rompecabezas.

P. ¿Hacia dónde se está avanzado?

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R. Fuera de las salas de negociaciones hay un cambio fundamental. El informe del IPCC (Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático) divulgado en noviembre dice que para no superar el aumento de 2 grados en la temperatura tenemos que llegar a unas emisiones netas cero antes de 2100. Varias ONG y otros grupos han pedido que eso ocurra en 2050. Ahora todos estamos hablando de emisiones netas cero, ese es el objetivo a largo plazo. La diferencia en las negociaciones es que esa meta ya se menciona libremente por empresas, ONG y por algunos países.

P. ¿Cuál es el papel del Banco Mundial en estas negociaciones y qué enfoques respalda?

R. Respaldamos a nuestros clientes -los países que están negociando- para que puedan lograr sus aspiraciones económicas. Nuestro trabajo es ayudarles a pensar en la ingeniería de la transformación de sus economías de modo que puedan crear trabajos, crecer y tender a emisiones cero. No negociamos, pero como una institución económica global entendemos cómo la ciencia impactará en la economía y jugamos un rol importante a la hora de llamar la atención sobre las oportunidades si invertimos ahora y reducimos las emisiones.

P. El Banco Mundial plantea poner un precio al carbono ¿por qué?

R. Es una de las más importantes y necesarias acciones políticas que puede hacer cualquier gobierno. Con un precio al carbono se envía la señal de que los inversores deben trasladarse a actividades con baja intensidad en carbono, se sanciona a los que contaminan y se premia a las compañías eficientes. Nuestro trabajo es explicar cómo se hace con ejemplos y ofrecer información técnica.

P. ¿Qué ejemplos existen?

R. En el caso de British Columbia la forma en la que han establecido la tasa no afecta al ingreso de los ciudadanos. Es uno de los mejores ejemplos de cómo un gobierno puede cambiar la base impositiva del salario hacia el carbono y el individuo no es penalizado mientras hay más ingresos para el Estado. Hemos tenido varias reuniones sobre el tema en Lima. Todos saben que se necesita un precio para el carbono, trabajamos en un mercado global y queremos que sea un precio estable y robusto, predecible para las inversiones a largo plazo. Hace un año decían que era muy difícil de hacer, pero ahora saben que es inevitable, solo es cuestión de cómo y cuándo.

P. La forma de financiación del Fondo Verde -ayudas para que los países en desarrollo se enfrenten al cambio climático- está generando muchos problemas, ¿cómo lo ve?

R. Siempre ha existido una disputa sobre ese compromiso de 100.000 millones de dólares [de ayudas] anuales a partir de 2020. También sobre si debería ser solo dinero público o dinero público y privado. Los fondos públicos pueden movilizar dinero privado (por un dólar de financiamiento público se pueden obtener 10 o más del sector privado). Los 10.000 millones de dinero público que hay ahora en el Fondo Verde deben ser la palanca para lograr lo máximo posible de capitales privados. Se podría llegar a 100.000 millones relativamente fácil. El Climate Policy Initiative (CPI) calcula que hay más de 360.000 millones de financiamiento climático cada año, pero el problema es que la mayoría de ese dinero va a países desarrollados, de norte a norte. El monto que va de sur a sur o de norte a sur no es suficiente.

P. ¿Cómo habría que invertirlo?

R. Hay una necesidad real de invertir en adaptación al cambio climático porque es la manera de ahorrar a largo plazo. Por cada dólar invertido en un sistema de alerta temprana, por ejemplo ante una tormenta, se puede ahorrar hasta 30 dólares en el costo de reconstrucción.

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