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Shinzo Abe se impone en las elecciones de Japón

Como principal reto del primer ministro japonés está sacar a la economía de la recesión

El primer ministro Shinzo Abe (derecha) levanta el puño durante la campaña electoral, en TokioFoto: reuters_live | Vídeo: Efe / Reuters-Live
Macarena Vidal Liy

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, ha recibido el respaldo que había pedido a los votantes para sus medidas económicas, las famosas Abenomics. En las elecciones anticipadas celebradas este domingo, su partido, el Liberal Demócrata (PLD), se ha impuesto por un muy amplio margen y la coalición de Gobierno, que incluye también al budista Komeito, renovará su supermayoría de dos tercios en la Cámara baja del Parlamento, que cuenta con un total de 475 escaños. Ello le da vía libre para aprobar sus medidas pasando por encima de posibles vetos de la Cámara alta.

“Quiero agradecer la confianza de la gente que me ha votado. Gracias a ellos podemos mantener la actual Administración y continuar nuestro trabajo”, aseguró el primer ministro en una comparecencia ante las cámaras de la cadena de la televisión estatal NHK antes incluso de que concluyera el recuento oficial. Su contundente triunfo, que le permite continuar en el poder potencialmente hasta finales de 2018, “muestra el respaldo de la gente a las Abenomics”, aseguró.

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Pero aunque aplastante, la victoria no representó necesariamente un apoyo incondicional de los votantes. La participación fue muy baja, un 52,4% según los cálculos iniciales de los medios nipones. Una cifra inferior incluso a la de los comicios anteriores, de 2012, que con un 59,3% ya marcaron un hito de abstencionismo en un país donde la política no genera grandes pasiones.

Muchos de los que han acudido a votar, según han ido publicando los medios japoneses, parecen haberse inclinado por Abe ante la falta de alternativas que les aportaba una oposición desorganizada, que aún acusa el desastre electoral de hace dos años y que no ha sabido desplazar el eje de la campaña desde las cuestiones económicas -el planteamiento de Abe- a otros asuntos mucho más polémicos, como el regreso a la energía nuclear que defiende el Gobierno. Significativamente, mientras el PLD no consigue llegar a los 293 escaños de 2012, Komeito, de posiciones centristas, pasa de 31 a 35 y adquiere más peso específico dentro de la coalición.

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El principal partido de la oposición, el Partido Democrático de Japón, se ha quedado muy lejos de su objetivo de sumar un centenar de escaños, aunque mejora los 62 con que contaba hasta el momento. El Partido Comunista (PCJ) triplica su presencia en la Cámara baja.

Con su supermayoría obtenida, Abe podrá aprobar medidas con las que quiere poner fin a 15 años de estancamiento de una economía que ha vuelto a entrar en recesión y que en el tercer trimestre se contrajo un 0,5%. Pero, tras las elecciones, persisten los mismos obstáculos para aplicar las cuestiones más espinosas de las Abenomics, las reformas estructurales, que aún brillan por su ausencia: fundamentalmente la resistencia de los grupos de presión y las divisiones internas dentro del PLD, un partido que no se ha distinguido por la disciplina de sus diputados a la hora de apoyar las directrices del Gobierno.

El primer ministro tendrá también que enfrentarse al problema de la ingente deuda pública japonesa, que asciende ya al 240% del PIB, y a cómo reducir esa cifra sin perjudicar el crecimiento incipiente. Abe ya aplazó el mes pasado una segunda subida del impuesto sobre el consumo, del 8% al 10%, hasta 2017, después de que la de abril pasado —del 5% al 8%— congelara el gasto de los consumidores, haciendo entrar de nuevo al país en crecimiento negativo.

Según declaraba uno de los diputados del partido vencedor, Shinjiro Koizumi, hijo del exprimer ministro Junichiro Koizumi, “dado que nos hemos llevado todos estos escaños, desde ahora y hasta que concluya el aplazamiento de la subida del IVA, tenemos que revivir la economía y encontrar un camino a la reconstrucción fiscal”. “Ahora es responsabilidad únicamente del LDP y no hay excusas”, subrayaba.

Pero al convocar estas elecciones, no era la situación económica lo único que Abe tenía en mente. Su triunfo en los comicios del domingo le blinda dentro del PLD, en el que salvo desastre renovará su liderazgo en las consultas internas del próximo septiembre. Y le refuerza también ante los votantes —y ante una oposición que aún tiene que encontrar su voz— para promover prioridades de su agenda política escasamente populares. No solo se trata del retorno a la energía nuclear tras el desastre de Fukushima de 2011 o de una política exterior de corte nacionalista. En abril está prevista la votación en la Cámara de la reinterpretación que aprobó su Gobierno de la Constitución pacifista japonesa, que permitirá que, en ciertos casos, las Fuerzas de Autodefensa niponas puedan participar en acciones de combate fuera de su territorio, por primera vez desde el fin de la II Guerra Mundial.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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