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El primer ministro rumano renuncia al título de doctor en Derecho

El socialdemócrata Victor Ponta había sido acusado de plagiar su tesis

María R. Sahuquillo
El primer ministro rumano, Victor Ponta, en una imagen del 10 de noviembre.
El primer ministro rumano, Victor Ponta, en una imagen del 10 de noviembre.Daniel Mihailescu (AFP)

Más de dos años después de ser acusado de plagiar su tesis, el primer ministro rumano, Victor Ponta, ha anunciado este martes que renuncia a su título de doctor en Derecho. En una carta enviada al rector de la Universidad de Bucarest –su ‘alma mater’-- y difundida en sus cuentas de Twitter y Facebook, el socialdemócrata apunta que debería haberlo hecho “mucho antes”. Sin embargo, Ponta, de 42 años, no reconoce claramente el plagio en el trabajo, que revelaron en junio de 2012 la revista científica Nature y el periódico alemán Frankurter Allgemeine Zeitung. Un fraude que constató después el Consejo Nacional para la Certificación de Títulos de Rumania.

De hecho, el mandatario, que antes de que se pronunciara el Consejo llegó a declarar en una entrevista a El País que dimitiría si se demostraba el plagio, siempre ha negado vehementemente que copiase. El antiguo fiscal, amante de los rallies, ha mantenido que las acusaciones eran una campaña política contra él.

Nature, tras estudiar el documento presentado por Ponta en 2003, afirmó que el primer ministro había plagiado de otros autores conocidos partes enteras de su tesis sobre el Tribunal Penal Internacional. Un par de semanas después, tras estudiar el caso, el Consejo de Títulos determinó que Ponta se había dedicado a “copiar y pegar” pasajes enteros. No obstante, este año, tras la denuncia de tres ciudadanos (un filólogo y dos políticos), el Tribunal Supremo dictaminó que lo ocurrido no se podría considerar un plagio.

“Les escribo para notificarles mi decisión de renunciar al título de doctor en Derecho, acordado en 2003 por la Universidad de Bucarest”, dice Ponta en la misiva. “Es un gesto que debería haber hecho antes, desde la aparición de las acusaciones públicas sobre mi tesis doctoral. No lo hice porque consideré que tenía argumentos de buena fe en ese momento, y porque no quería mezclar el asunto puramente profesional con el político”, sigue. Ponta, que afirma también que cuando abandone la vida política empezará un nuevo enfoque en su doctorado que “respete todos los requisitos y normas de ese momento”, declara que no quiere que el nuevo ministro de Educación –nombrado el domingo—se vea “perturbado” por el tema.

En las últimas semanas, Ponta se ha enfrentado a los momentos más complicados de su carrera política. Tras la derrota inesperada en las elecciones presidenciales de hace un mes –fue derrotado por el conservador Klaus Iohannis—, en las que miles de emigrantes tuvieron serios obstáculos para votar, se ha visto seriamente cuestionado por su propio partido –del que también es presidente--. Los más críticos le acusan de haber perdido las elecciones por su soberbia. Ponta se había impuesto a Iohannis en la primera vuelta electoral por diez puntos.

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La renuncia, en un momento en el que el escándalo del plagio no está olvidado pero sí bastante frío, puede ser una fórmula para tratar de recuperar la confianza. El domingo reorganizó su gabinete y sustituyó a ocho de los 20 ministros.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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