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El nuevo Congreso choca con Obama

La política energética enfrenta a la reciente mayoría republicana y al presidente de EE UU en la jornada de investidura del Congreso

Marc Bassets
Sesión inagural del Congreso de EE UU
Sesión inagural del Congreso de EE UU JIM BOURG (REUTERS)

La nueva mayoría republicana en el Congreso de Estados Unidos se prepara para las próximas escaramuzas con el presidente demócrata, Barack Obama. Una de las primeras votaciones servirá para autorizar la construcción de un oleoducto de más de 1.900 kilómetros entre Canadá y el golfo de México y obligará a Obama a optar entre firmar la ley o vetarla.

La jornada inaugural del 114º Congreso también fue ayer el escenario de las divisiones republicanas, en una legislatura condicionada por las presidenciales de noviembre de 2016. Legisladores del Tea Party presentaron candidaturas alternativas a John Boehner como speaker o presidente de la Cámara de Representantes. Boehner, al frente de la mayoría más amplia de su partido en décadas, revalidó el mandato, pero la facción populista del Tea Party demostró que mantiene su capacidad para perturbar los planes del establishment más pragmático.

John Boehner

John Boehner, de 65 años, inicia su tercera legislatura como speaker o presidente de la Cámara de Representantes. El speaker es el segundo en la línea de sucesión del presidente, después del vicepresidente. Boehner, republicano de Ohio, lidia en su grupo parlamentario con una facción ruidosa e imprevisible de legisladores del Tea Party.

Rand Paul

Rand Paul, de 51 años, es senador por Kentucky y cabeza visible del ala libertaria del Partido Republicano. Los libertarios son contrarios a la intromisión del Estado en la vida de los ciudadanos. Paul, posible candidato a la Casa Blanca, presenta una alternativa moderada a los halcones de su partido en la política exterior.

La investidura del Congreso es uno de los rituales de la democracia estadounidense, un día de fiesta para celebrar el traspaso pacífico del poder. Esta vez coincidió con la primera nevada del año en Washington. Los congresistas llegan a la capital con sus familias, los veteranos vuelven a saludarse y los novatos toman la medida de sus escaños y oficinas. El vicepresidente Joe Biden, que preside el Senado, tomó juramento a los senadores recién elegidos.

Marco Rubio

Marco Rubio, de 43 años, es senador por Florida desde 2011. Hijo de cubanos, es uno de los valores emergentes del Partido Republicano y un posible candidato a las presidenciales del 2016. Elegido con el apoyo del Tea Party, ha sabido navegar entre el ala más purista de la derecha y el establishment.

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Los republicanos, que por primera vez desde 2006 son mayoritarios en ambas cámaras del Congreso, y el demócrata Obama toman posiciones. Obama no se resigna a ser el clásico pato cojo: un presidente insignificante, atado de pies y manos por un poder legislativo adverso. La derecha se siente legitimada para imponer su agenda, pero topará con una minoría demócrata en el Senado que puede bloquear sus iniciativas y con un presidente dispuesto a usar el derecho de veto que le otorga la Constitución.

Elizabeth Warren

Elizabeth Warren, de 65 años, es la nueva estrella demócrata, con el permiso de Hillary Clinton. Senadora por Massachusetts desde 2013, Warren encabeza el ala izquierda del Partido Demócrata, crítica con Wall Street y los excesos del capitalismo. Su nombre suena como candidata a la Casa Blanca.

El Congreso que ayer se constituyó es resultado de las elecciones legislativas del 4 de noviembre. Los republicanos, que salieron vencedores, ocupan ahora 54 escaños de 100 en el Senado y 246 de 435 en la Cámara de Representantes. Este es el Congreso más diverso de la historia, pero sigue lejos de la diversidad de un país cambiante, cada vez más hispano: un 80% de congresistas son blancos no hispanos, un 80% son hombres y un 92%, cristianos.

Mitch McConnell

Mitch McConnell, de 72 años, es el nuevo líder de la mayoría republicana en el Senado. Senador por Kentucky desde 1984, McConnell sustituirá en esta posición al demócrata de Nevada Harry Reid. Adscrito a la élite pragmática del Partido Republicano, inicia su mandato con promesas de demostrar que el suyo es un partido fiable, capaz de gobernar.

La prioridad del Partido Republicano es aprobar en el Senado y la Cámara de Representantes el proyecto Keystone XL, un oleoducto entre Canadá y México. La Administración de Obama lleva seis años estudiando si lo autoriza, bajo la presión de la movilización ecologista por los efectos medioambientales. El retraso en la decisión ha enfriado la relación entre Obama y el primer ministro canadiense, el conservador Stephen Harper. El portavoz de la Casa Blanca anunció ayer mismo que Obama vetará la ley sobre Keystone XL si el Congreso la aprueba. Es el primer pulso en la nueva etapa, que incide en el debate sobre la independencia energética y la caída del precio del petróleo. No será el último.

Los republicanos se proponen denegar los fondos para aplicar las medidas que el presidente presentó en noviembre para la regularización de hasta cinco millones de inmigrantes sin papeles. También entorpecerán por la vía presupuestaria el restablecimiento de las relaciones entre EE UU y Cuba. Socavar la reforma sanitaria —otro logro de Obama, como los dos citados— es otro objetivo.

Uno de los ámbitos en los que es posible el acuerdo entre el presidente y los republicanos es el de los acuerdos comerciales de EE UU con países de Asia y el Pacífico y con la Unión Europea. La legislatura concluirá en enero de 2017, unos días antes de que el sucesor de Obama jure el cargo. La incógnita es si será tan improductiva como las recientes o si la parálisis terminará.

Los congresistas llegan a Washington y Obama se marcha. El presidente inicia hoy una gira por EE UU para vender la mejoría económica. Los republicanos quieren que la recuperación del Capitolio sea el prolegómeno del regreso a la Casa Blanca. En los próximos dos años el foco estará más en la campaña para las elecciones presidenciales que en el Congreso.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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