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La expansión de los combatientes extremistas desborda a la UE

Bruselas estudia endurecer las medidas de seguridad en los aviones

Lucía Abellán
Expertos forenses y policías examinan pruebas en el edificio de Charlie Hebdo.
Expertos forenses y policías examinan pruebas en el edificio de Charlie Hebdo.Francois Mori (AP)

Han recibido el mandato de propagar la yihad por Europa y su eficaz adoctrinamiento los convierte en la mayor amenaza terrorista del continente. La guerra de Siria —y posteriormente la extensión del Estado Islámico en Irak y en territorio sirio— han generado un fenómeno de dimensiones inéditas en la UE, los llamados combatientes extranjeros. Son más de 3.000 ciudadanos con pasaporte europeo —fuentes oficiosas en Bruselas elevan esa cifra a 4.000— que han decidido enrolarse en el conflicto de la región atraídos por la retórica radical islámica. El adiestramiento militar que muestran los presuntos responsables del atentado en Francia convierte en probable la conexión de estos yihadistas con los que van y vuelven de Oriente Próximo.

La UE lleva dos años intentando coordinar medidas para poner coto a este fenómeno. El atentado que acabó con la vida de cuatro personas en el Museo Judío de Bruselas el pasado mes de mayo —el acusado es un fanático francés que recibió adiestramiento en Siria— convenció a los dirigentes de que el peligro es real e imprevisible. Desde entonces, los países de Europa intercambian datos, tratan de homogeneizar estrategias y promueven un mayor control de pasaportes dentro del espacio europeo de libre circulación Schengen. Además, los dirigentes europeos se han reunido con los gigantes de Internet (Facebook, Twitter, Google y Microsoft) para pedirles que controlen más estrechamente a estos terroristas, que se comunican y difunden sus mensajes principalmente a través de la Red.

Los ministros de Interior acordaron a finales de noviembre intensificar esta estrategia. La Comisión Europea —el brazo ejecutivo de la UE— y el Consejo Europeo —representa a los Estados miembros— estudian desde hace meses una posible revisión de las normas de seguridad en los aviones, según un documento del Consejo sobre la lucha contra los combatientes extranjeros. Los expertos tratan de ver si los sistemas están capacitados para detectar explosivos caseros camuflados (por ejemplo, en dispositivos electrónicos) y si es necesario endurecer las normas. Reino Unido ya anunció en julio que impedirá el embarque a personas con móviles o portátiles descargados por miedo a que puedan esconder un explosivo en lugar de la batería.

Lo que aún parece lejano es el instrumento que Gilles de Kerchove, el coordinador europeo para la lucha antiterrorista, considera más eficaz para rastrear a los yihadistas. Se trata de un registro europeo de viajeros aéreos por el que los Estados quieren obligar a las aerolíneas a proporcionar datos de sus pasajeros. El Parlamento Europeo bloquea la iniciativa por entender que atenta contra la privacidad.

Las filas del terror

Miles de extranjeros luchan en Siria e Irak junto al Estado Islámico y Al Qaeda. Concretar y actualizar su número es difícil, según los expertos. Sus principales países de origen:

UE. Francia, con al menos 1.400 yihadistas, Alemania con unos 550 y Reino Unido con alrededor de 500, son los países de la UE de los que han salido más combatientes. También proceden de Bélgica (unos 300), Holanda (123), Austria (164), Suecia (90), España (al menos 70) e Italia (53), según fuentes policiales.

Europa. La mayoría de los yihadistas del continente europeo son de la Federación Rusa (al menos 1.300), muchos de ellos de origen checheno. Además, de Georgia han salido unos 440, de Albania 90, de Noruega 28 y de Suiza 27.

Otros países. De Túnez proceden unos 3.000 combatientes, de Arabia Saudí unos 2.500, de Marruecos unos 1.500, de Jordania 1.300 y de Turquía un millar, estima el centro de análisis The Soufan Group.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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