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El Gobierno brasileño concreta la subida de impuestos y tasas

La demanda provocada por el calor causa un apagón afecta a 10 estados, la oposición culpa a la falta de previsión gubernamental

Joaquim Levy, ministro de Economía de Brasil.
Joaquim Levy, ministro de Economía de Brasil. U. MARCELINO (REUTERS)

El ministro de Economía brasileño, Joaquim Levy, elegido hace dos meses y uno de los hombres fuertes del Gobierno de Dilma Rousseff, ha cumplido las previsiones y anunció la subida de impuestos. El objetivo es claro, y el ministro se encargó de anunciarlo: el recaudo de 20.000 millones de reales (7.651 millones de dólares) para ajustar las cuentas públicas con “el menor esfuerzo posible”.

El ministro ha previsto la subida de los impuestos sobre la gasolina, las operaciones a crédito de los consumidores, una más que endurece las importaciones y una cuarta que se centra en el sector de los cosméticos. Levy aseguró que las medidas no son la avanzada de “un saco de maldades” previstas por el Gobierno, para salir al paso de las críticas de la oposición. La oposición había criticado con dureza el nombramiento de Levy, un alumno de la liberal Escuela de Chicago, en el Gobierno de Rousseff, del izquierdista Partido de los Trabajadores.

Levy especificó que, además de recaudar un dinero que el Estado, en su opinión, necesita para alcanzar el equilibrio presupuestario, las medidas tienen por meta enfriar la inflación (que aún se encuentra en el límite tolerable de un 7%) mediante la reducción del consumo. Varios especialistas han indicado que se trata de una medida delicada para Brasil, un país cuyo crecimiento económico, hoy por hoy, es raquítico. El FMI, en un informe hecho público hoy, prevé un exiguo aumento de un 0,3% para este año.

El FMI, en un informe hecho público hoy, prevé un exiguo aumento de un 0,3% para este año

El Gobierno brasileño anunció hoy el veto de Rousseff hacia una medida que aumentaría la exención a los trabajadores del Impuesto sobre la renta (de un 4,5% a un 6,5%). La medida había sido aprobada hacía unos meses, pero la mandataria afirma que hay argumentos legales para no aceptarla. En el papel, significará un ingreso extra para el Estado de cerca de 7.000 millones de reales (2.678 millones de dólares).

Las medidas se esperaban desde hacía tiempo. Ya lo había anunciado la propia Rousseff en sus primeras declaraciones tras su reelección. El segundo aviso se produjo con el nombramiento oficial del propio Levy, que en propia toma de posesión, ya en enero, también anunció que un ajuste fiscal era inevitable. Advirtió de que se ordenaría una subida de impuestos pero que “los derechos sociales adquiridos por los trabajadores se mantendrán”.

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La demanda eléctrica por el calor provoca un enorme apagón

El anuncio de Levy se produjo horas después de que el país sufriera un enorme apagón que afectó a diez estados, consecuencia de un problema en la transmisión de energía de unas regiones a otras junto con un pico de demanda debido al verano austral. De hecho, el domingo ha sido el día más caluroso en São Paulo desde que comenzó la temporada. El corte dejó sin energía eléctrica a consumidores y a instituciones y servicios públicos. Afectó a São Paulo, la mayor ciudad del país, y paralizó durante casi una hora a una línea central del metro. Los viajeros, sin aire acondicionado, debieron de aguantar dentro del vagón o salir andando por los túneles.

Los apagones eléctricos se suman a los cortes encubiertos de agua —en el fondo bajadas fuertes de presión— que sufren desde hace semanas los habitantes de São Paulo y de otras ciudades y regiones de Brasil, debido a que las reservas de agua se encuentran a un nivel alarmante.

La oposición acusa al Gobierno de Dilma Rousseff de que los apagones que afectaron a 10 estados se debieron a la mala previsión

El gigantesco apagón (que sucede después de apagones puntuales registrados desde hace semanas en varias partes del país) comenzó a las 14.55, cuando las cuatro grandes distribuidoras de energía que abastecen a los estados de São Paulo, Rio Grande do Sul, Paraná y Río de Janeiro, entre otros, recibieron la orden de cortar el suministro por parte del Operador Nacional do Sistema (NOS), organismo que regula la distribución de energía en todo el país.

La oposición considera que el sistema brasileño de energía eléctrica está al límite de su capacidad por culpa de la falta de previsión del Gobierno actual. “El sistema no ha aguantado las imprudencias de Dilma Rousseff”, decía el diputado opositor Ronaldo. “La presidenta ha comenzado ya, sin avisar, el racionamiento de energía eléctrica en el país”. Algunos expertos ya advierten sobre más cortes en el futuro, debido a la fragilidad de la red eléctrica y la gran demanda que soporta.

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