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Samarás vira a la derecha ante la creciente ventaja de Syriza

El primer ministro conservador endurece el tono y esgrime la tímida recuperación

María Antonia Sánchez-Vallejo
ATENAS (ENVIADA ESPECIAL) -
El líder de Nueva Democracia, Andonis Samarás, saluda a sus seguidores este viernes en un mitin en Atenas.
El líder de Nueva Democracia, Andonis Samarás, saluda a sus seguidores este viernes en un mitin en Atenas. Marko Djurica (Reuters)

Los logros económicos del Gobierno de Andonis Samarás (superávit primario, crecimiento del 0,7% en el tercer trimestre de 2014) salieron este viernes a relucir, reduplicados, en el mitin de cierre de campaña de su partido, la conservadora Nueva Democracia (ND), en un estadio de la periferia de Atenas. “Grecia no necesita más dinero. Han empezado las inversiones y por primera vez en seis años los ingresos de los hogares han aumentado”, dijo un Samarás afónico, asegurando que, con él al frente, el futuro Gobierno cerrará las negociaciones con la troika en febrero y podrá abandonar el rescate. El dirigente, que promete una bajada progresiva de impuestos, dedicó la mayor parte de su discurso a atacar a Syriza, el partido que amplía su ventaja sobre los conservadores día tras día. “[Alexis] Tsipras quiere convertir Grecia en Corea del Norte, y no permitiremos que eso suceda. Sus propuestas fiscales no son una esperanza, sino el filo de una navaja para los hogares griegos… No estamos dispuestos a volver atrás”, añadió.

"Tsipras quiere convertir el país en Corea del Norte", dice el líder de Nueva Democracia

Mientras Samarás se desgañitaba en el estadio entre un flamear de banderas griegas, Yorgos (nombre supuesto) supervisaba como militante de ND el reparto de papeletas y folletos a los ciudadanos que se acercaban hasta la principal caseta del partido, en Atenas, donde una pantalla gigante retransmitía el mitin. Militar de carrera —de ahí la petición de anonimato—, con traje y corbata, no comparte el nerviosismo de algunos líderes, ni la inquietud de Europa. “¿Tsipras, miedo? También lo daba Andreas Papandreu [primer ministro socialista en los ochenta], ladrando contra Europa y la OTAN, y al final no pasó nada”.

Como Samarás, el militante de ND no lo da todo por perdido, y hasta se atreve a rebatir el dictado de las encuestas. “En las elecciones de 2010, nos acostamos pensando que había ganado ND, y al despertarnos resulta que había ganado el Pasok”, recuerda. Pero pese a este ejercicio de optimismo, Yorgos pronostica unas segundas elecciones a corto plazo, como en 2012, si Syriza no logra formar Gobierno. “Todas las opciones están abiertas”, subraya, “todas, menos jugar la carta de la extrema derecha, algo peligroso en este país, que tiene mucha memoria al respecto”.

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Sin nombrarlo explícitamente, el militante de ND aludía al giro dado en la campaña por el partido para pescar votos en el único caladero posible, el de la derecha y la extrema derecha (el centroizquierda está hiperrepresentado: To Potami, Pasok, el nuevo partido de Yorgos Papandreu, Izquierda Democrática…). Cuando las últimas encuestas muestran hasta 6,2 puntos de ventaja para Syriza, dejándola casi al borde de la mayoría absoluta, la necesidad imperiosa de recuperar terreno ha empujado a ND hacia su flanco más extremo, como prueban las declaraciones de varios líderes del partido. Por ejemplo, la portavoz del Gobierno en funciones, Sofía Vultepsi, que esta semana apuntó en televisión que si Syriza llega al Gobierno habrá que ir comprando papel higiénico, “como en Venezuela”; o el ministro de Sanidad, Makis Voridis, que hace unos días revivió en un mitin el escenario de la guerra civil (1946-49) e incluso recurrió a uno de los eslóganes de la junta militar (1967-74), “patria, religión, familia”. “Nuestra generación no va a entregar el país. Haremos todo lo que sea necesario. El domingo defenderemos con nuestros votos lo que nuestros abuelos defendieron con las armas” en la contienda, declaró. También Samarás abundó en el mitin de este viernes en la confrontación: “Tsipras quiere volver a la guerra civil porque ellos [la izquierda] la perdieron”.

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Las encuestas sitúan al borde de la mayoría absoluta al partido izquierdista

“Voridis ha cruzado una línea roja, la del 74 [caída de la dictadura militar], esa fecha para todos los griegos es un símbolo, una especie de contrato nacional que no se puede romper ni rebasar, y desde luego menos aún dar marcha atrás”, subrayaba el miércoles la profesora universitaria Vasilikí Georgiadu, especialista en extrema derecha.

ND ha usado en un spot electoral imágenes del atentado yihadista contra la revista satírica Charlie Hebdo contrapuestas a la de grupos de indocumentados llegados a Grecia, con el mismo propósito: atacar a Syriza (“que invita a los inmigrantes al país, e incluso quiere darles la nacionalidad”) y restar votos al partido neonazi Aurora Dorada (AD), que defiende la expulsión de los extranjeros del país; de hecho, Samarás inauguró su campaña con una visita a la valla fronteriza del río Evros, principal puerta de entrada terrestre de inmigrantes. El brindis a la extrema derecha parece haber dado frutos, según un estudio de la Universidad de Macedonia, que constata un trasvase del 15% del voto de AD a ND.

“Hay que reconocer que, para todos los ajustes que ha acometido, ND es el partido que ha salido más indemne de todos los Gobiernos de la crisis”, recuerda la investigadora Eleni Panagiotarea, del centro de estudios Eliamep. “El coste electoral de los dos socios menores del Gobierno [Pasok e Izquierda Democrática] ha sido mucho más alto, así que en este sentido ND es un partido que aún tiene y exhibe mucha fuerza, no es en absoluto una apuesta perdida”. Aléxandros Moraitakis, diputado conservador, va más allá: “El Gobierno de Samarás ha hecho en dos años y medio mucho más que todos los Gobiernos precedentes, y ha sentado las bases para el crecimiento. No podemos detener este impulso, Grecia necesita a ND más que nunca”.

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