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Un ataque contra una explotación de petróleo causa 13 muertos en Libia

Los terroristas asaltan una planta de Total en el desierto y ponen cerco a los puertos petrolíferos del Golfo de Sidra

Javier Casqueiro
Zona del Hotel Corinthia, en Trípoli, en la que la semana pasada se produjo un atentado.
Zona del Hotel Corinthia, en Trípoli, en la que la semana pasada se produjo un atentado. STR (EFE)

Los guardias de seguridad de los campos petrolíferos libios de Al Mabruk, a unos 170 kilómetros al sur del golfo de Sirte, donde están ubicados los principales puertos exportadores del país, han asegurado este jueves haber recuperado totalmente el control de la situación en la zona, que fue atacada el martes y miércoles por grupos armados. En el asalto a esta explotación participada por la Compañía Nacional de Hidrocarburos y la firma francesa Total asesinaron a 13 personas (tres empleados de Filipinas, dos de Ghana y ocho vigilantes libios), 12 de ellas degolladas. Filipinas ha confirmado el secuestro de tres de sus conciudadanos.

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La empresa Total ha precisado que ninguna de las víctimas es de nacionalidad francesa y que ahora ya no es operadora de la planta (aunque sí accionista). La firma abandonó la explotación y ordenó la retirada del país de todo su personal en 2013. Este campo petrolífero se halla en pleno desierto, a unos 500 kilómetros al sureste de Trípoli, y es una zona propicia para el contrabando donde han atacado Ansar al Sharía y AQMI, la rama local de Al Qaeda en el Sahel. Las instalaciones dejaron de producir petróleo en diciembre y generaban hasta 40.000 barriles al día.

Mahmud Jibril, líder del partido gubernamental del presidente Abdulá al Thinni, reconocido internacionalmente y asentado en Tobruk, aseguró que este ataque del EI buscaba la recaudación de fondos para financiar sus actividades. Ha sido la acción más violenta de milicias contra instalaciones petrolíferas en Libia pero no la única. El 27 de enero, el Estado Islámico ya reivindicó estar detrás del intento de asalto contra el hotel Corinthia, utilizado por políticos, diplomáticos y hombres de negocios cuando están en Trípoli. Este martes, 21 miembros del grupo armado islamista Al Churuk, cercano al Gobierno no reconocido de Trípoli, murieron al intentar tomar el control del puerto petrolero de Sidra, el mayor del país, y el de Ras Lanuf.

Todas estas acciones y la propia situación caótica en el país han reducido al máximo su capacidad de producción de petróleo, en la práctica su única gran vía de ingresos. Distintas fuentes oficiales calculan que los yacimientos aún en marcha apenas alcanzan los 350.000 barriles diarios (200.000 para exportar), menos de la mitad de lo que se llegó a recuperar en otoño y del techo logrado en 2011 con 1,7 millones diarios antes de la caída del dictador Muamar Gadafi. La misión de paz de la ONU para Libia (UNSMIL) ha condenado estas acciones, que entiende “contradicen” el mandato de alto el fuego y el proceso de diálogo que intentan reanudar estos días ya dentro del país, “y que ponen en riesgo los recursos petroleros del pueblo libio”.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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