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Los políticos del ‘caso Petrobras’ recibían pagos de empresarios

Las mensualidades podían llegar a los 200.000 dólares. Era un sistema simple y eficaz para conseguir contratos con la petrolera

Antonio Jiménez Barca
El presidente del Congreso, Eduardo Cunha, este jueves en Brasilia.
El presidente del Congreso, Eduardo Cunha, este jueves en Brasilia.EVARISTO SA (AFP)

Un número aún no determinado de los políticos brasileños implicados en la red de corrupción que atravesaba de arriba abajo la petrolera pública Petrobras recibían mensualmente pagos provenientes de sobornos de empresarios, según denuncia la Fiscalía General de Brasil. Era un sistema simple y eficaz que involucraba a altos directivos de la petrolera elegidos previamente por estos mismos políticos, empresarios —algunos ya en la cárcel-— que pujaban por contratos con Petrobras y que recurrían a sobornos para conseguirlos, y unos intermediarios que actuaban de correos entre unos y otros y que llevaban el dinero de un lado para otro.

La investigación del fiscal general Rodrigo Janot, que este viernes entregó al Tribunal Supremo la lista con los 49 nombres de dirigentes sospechosos de participar en la trama, se basa, sobre todo, en las informaciones (contra rebaja de condena) de uno de estos altos cargos elegidos y mantenidos por políticos implicados, el exdirector de abastecimiento Paulo Roberto Costa, y del intermediario y especialista en lavar dinero, Alberto Youssef. Algunas de estas mensualidades, según el diario O Globo, podían llegar a 500.000 reales (200.000 dólares).

Desde 2004 a 2011, en esta Dirección General de Abastecimiento los políticos beneficiados fueron los del Partido Progresista (PP), actualmente aliado con el Gobierno de Dilma Roussef en el Congreso. Desde 2011 fue otra la formación que recibió supuestamente el dinero: el PMDB, también aliado del Gobierno. De hecho, tanto el presidente del Concreso, Eduardo Cunha, como el del Senado, Renán Calheiros, ambos del PMDB, están en la lista, sospechosos de corrupción y de lavar dinero.

Pero la carcoma infiltrada en Petrobras no acaba aquí: la Fiscalía añade que en otras dos direcciones generales, la de Servicios y la de Internacional, existían sistemas corruptos parecidos. La de Servicios beneficiaba al Partido de los Trabajadores (PT), formación de Dilma Rousseff. Aquí, quien actuaba de intermediario era ni más ni menos que el tesorero del partido, João Vaccari (también en la lista); en la Dirección General de Internacional, que desviaba dinero también a políticos del PMDB, actuaba de correo un lobista oscuro llamado Fernando Soares, el Bahiano, también experto en lavar dinero y con cuentas sospechosas en Suiza.

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La lista es demoledora y explica bien hasta que hasta qué punto la red de Petrobras se extendía por el poder brasileño. En ella figuran 22 diputados en ejercicio, 12 senadores y 14 exdiputados. Entre ellos se cuentan cinco exministros, varios exgobernadores y hasta el expresidente de la República Fernando Collors de Melo.

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La trama se extiende por seis partidos, pero es al PP, un partido en principio de centro derecha pero que se suele aliar con el poder se encuentre este donde se encuentre, el que más implicados tiene en la lista: 30. Las cifras son elocuentes: tres de sus cinco senadores se encuentran incluidos y 18 de sus 40 diputados también. El PT cuenta con ocho y el PMDB con otros ocho. Nadie se libra: el opositor Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) sólo tiene uno pero importante: el senador António Anastasia, exgobernador del estado de Minas Gerais y personaje muy próximo a Aécio Neves, líder de este partido y el candidato que disputó a Rousseff la presidencia en 2014. Otro que será investigado es el ex ministro António Palocci, del PT, encargado de recaudar fondos para la campaña de Rousseff de 2010.

Así, más allá de las siglas (en Brasil los partidos no se articulan la mayoría de las veces en torno a una ideología sino a grupos de poder), la profusión de nombres y de formaciones involucradas, de desvíos de dinero y de sospechas de enriquecimiento ilícito y de financiación política encubierta dan idea de la magnitud de lo descubierto por el fiscal. Muchas portadas de periódicos nacionales hoy en Brasil consisten en una sucesión vergonzosa de fotografías individuales tamaño carné a fin de que quepan todos los presuntos corruptos en la primera página.

Y esto no acabará aquí. La Fiscalía sostiene que, con las nuevas investigaciones que se avecinan, lo más posible es que haya más detenidos. De hecho, si hay tantos sospechosos del PP es, sobre todo, porque sólo se han decidido a "cantar" el ejecutivo y el intermediario de esa dirección general en concreto. Si los otros dos directores generales, actualmente imputados, se deciden a hablar a cambio de posibles rebajas de condena, los implicados se multiplicarán.

La estabilidad política, con tanto diputado y senador investigado, se resentirá. Falta saber lo que piensa sobre el caso la presidenta, Dilma Rousseff, que a pesar de ser poco amiga de dar entrevistas o de comparecer públicamente, mañana hablará por televisión al país.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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