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Netanyahu se lanza al contraataque tras verse superado en los sondeos

El Likud reconoce fallos en la campaña del primer ministro israelí

Juan Carlos Sanz
Benjamín Netanyahu en una visita de campaña a un mercado de Jerusalén.
Benjamín Netanyahu en una visita de campaña a un mercado de Jerusalén. Noam Moskowitz (AP)

La apuesta de centrar su campaña en el eje de la seguridad, que llegó al clímax en su discurso ante el Congreso de Estados Unidos el pasado día 3, puede haberle salido por la culata a Benjamín Netanyahu. El primer ministro israelí, que se ha quedado estancado en el segundo puesto en los últimos sondeos autorizados antes de las legislativas del próximo martes, hechos públicos este viernes, se ha visto forzado a multiplicar su presencia en la campaña para pasar al contraataque.

Sus rivales de centroizquierda – la Unión Sionista encabezada por el laborista Isaac Herzog y la centrista Tzipi Livni-- mantienen una ventaja de cuatro escaños (26 frente a 22, sobre un total de 120) que amenaza con complicar las negociaciones para forjar una coalición en la fragmentada Knesset (Cámara) que le garantice un tercer mandato consecutivo.

Declive con optimismo

Los sondeos difundidos por los periódicos Haaretz, Jerusalem Post y Maariv constatan la ventaja del centroizquierda sobre el Likud en la recta final de la campaña. Pero también que un 48% de los electores ve más probable que el conservador Benjamín Netanyahu sea de nuevo primer ministro, mientras que solo un 34% apuesta por el laborista Isaac Herzog.

El primero puede llegar a sumar hasta 56 escaños del arco parlamentario de centroderecha y presumiblemente también con los partidos religiosos. El centroizquierda se situaría en 44 escaños si logra el apoyo del izquierdista Meretz y de la llamada Lista Conjunta (árabes israelíes), que se disponen a dar la sorpresa al situarse como tercera fuerza parlamentaria, con al menos 13 diputados. Los partidos de centro, con unos 20 escaños estimados, dirán la última palabra.

Puede que ya sea tarde, pero Netanyahu ha empezado a hablar en campaña de economía y de proyectos para reducir el precio de las casas.

Desde el partido del primer ministro, el conservador Likud, han surgido ya las primeras voces críticas a la gestión de su campaña. “La Unión Sionista nos va a superar, es un hecho. La cuestión ahora es saber con qué margen de ventaja”, reconocía al diario Haaretz un alto cargo de la principal formación en el poder desde 2009. “Incluso si conseguimos configurar el próximo Gobierno, esta campaña ya ha supuesto un fracaso colosal del que Netanyahu es el principal responsable”.

En un claro intento de invertir la tendencia de las encuestas electorales, el primer ministro israelí ha abandona su estrategia de no conceder entrevistas para ponerse a disposición de las principales cadenas de televisión. “Es nuestra última baza para darle la vuelta a los sondeos”, ha admitido un responsable de su campaña.

Netanyahu ha dirigido su mensaje a los votantes que han abandonado al Likud para respaldar a otros partidos de la derecha marcados por un fuerte liderazgo. “Si no logró reducir en los próximos días la ventaja que me sacan Herzog y Livni existe el peligro real de que ellos ocupen el poder”, declaró.

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Pero, fiel a su estilo, el jefe de Gobierno saliente no pudo evitar volver a dar la campanada al vetar que un periodista que ha criticado sus supuestas irregularidades financieras le hiciera las preguntas en el Canal 10, que finalmente decidió cancelar la entrevista.

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“Yo no aceptaré rotar en el cargo con Herzog”, precisó en declaraciones al Canal 2. “No existe esa opción”. Tampoco ha querido comprometerse en sus comparecencias televisadas a abandonar la política en el caso de que fracase en el intento de formar Gobierno. Netanyahu ha quemado sus naves ante la eventualidad de una gran coalición en Israel, que muchos analistas sugieren como única salida frente a la amenaza de la ingobernabilidad si la próxima Kenesset llega a estar tan atomizada como se augura en los sondeos.

La campaña centrada en la seguridad de Netanyahu no ha logrado seducir a los votantes, más preocupados por los problemas económicos, y en especial por el alto coste de las viviendas. El polémico discurso contra un acuerdo nuclear con Irán ante el Congreso de Estados Unidos, que debería haber refrendado su ventaja electoral, se ha mostrado finalmente contraproducente y ha marcado su declive en intención de voto. Los israelíes parecen haber detectado que el primer ministro ponía en peligro las relaciones con el principal aliado militar y económico del país.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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