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“Rusia aún utiliza la fuerza dentro de Ucrania”

Stoltenberg apuesta por aumentar los presupuestos de Defensa y agradece que España haya frenado los recortes

Lucía Abellán
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.claudio álvarez

Jens Stoltenberg (Oslo, 1959) no tiene tiempo que perder. Desde que tomó posesión como secretario general de la OTAN, en octubre de 2014, el ex primer ministro laborista noruego recorre los países miembros con un mensaje poco complaciente: la creciente inestabilidad al este y al sur de la Alianza obliga a elevar el gasto militar. Su misión lo ha llevado esta semana a España, donde el ajuste aplicado estos años al Estado de bienestar dificulta la atención al presupuesto de defensa.

“He sido político muchos años y sé que buscar más fondos para gasto militar es difícil, especialmente en tiempos de austeridad y en un país como España, que ha sufrido tanto por la crisis financiera. Comprendo que no es fácil, pero es necesario porque el mundo está cambiando y la seguridad no es gratis. Agradezco que desde 2014 los recortes se hayan frenado en España”, expone pausadamente Stoltenberg en el avión militar que lo lleva de Bruselas a Madrid y al que ha sido invitado EL PAÍS. El resto de la entrevista se desarrolla en el monumental Palacio de Viana, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, donde el ministro español, José Manuel García Margallo, aprovecha para mostrarle los tesoros del edificio.

El mismo aplomo lo guía durante toda la jornada, que comienza en La Moncloa con Mariano Rajoy —al que menciona un pariente español lejano para romper el hielo—, continúa con el Rey, muy avezado en los retos de la OTAN, y termina con los ministros de Exteriores y Defensa. Aunque para Madrid la principal amenaza proviene de África y Oriente Próximo, la crisis rusa preocupa enormemente a Stoltenberg.

Pregunta. Grandes regiones del mundo están incrementando su presupuesto militar, mientras en Europa desciende.

Respuesta. El entorno de seguridad está cambiando en varios sentidos. Al Este vemos a una Rusia más asertiva, que viola leyes internacionales, que cambia las fronteras con el uso de la fuerza por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Al Sur hay convulsiones. Todo en un momento en que muchos países invierten más en defensa. Nos tenemos que adaptar y lo estamos haciendo, aplicando el mayor reforzamiento de nuestra defensa colectiva desde la Guerra Fría.

P. Pese al alto el fuego en el este de Ucrania, resulta difícil saber cómo evoluciona la situación. Estados Unidos sostiene que los rebeldes continúan recibiendo armas de Rusia. ¿Lo comparte?

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R. El alto el fuego es frágil, pero lo principal es que se mantiene. No daré detalles específicos, pero puedo confirmar que Rusia está aún en el este de Ucrania; las fronteras están abiertas, así que es fácil ir de un lado al otro. Rusia tiene allí fuerzas, equipos y entrena a los separatistas. Hay que respetar el alto el fuego, retirar las armas pesadas y permitir trabajar a la OSCE [organización para la seguridad en Europa, que supervisa el alto el fuego].

P. ¿Teme que Rusia aproveche la situación para hacerse más fuerte en el Este?

R. Por supuesto, existe ese riesgo, por eso es tan importante centrarse en la aplicación absoluta de los acuerdos de Minsk, porque eso asegurará que no se están reposicionando, sino retirándose.

P. Como resultado de esta amenaza, la OTAN se ha reforzado en el este, donde menos presencia tenía. ¿Teme alguna incursión allí?

R. No veo amenaza inmediata, pero tratamos de evitar incidentes. Porque cuando ves un incremento de la presencia rusa y de sus ejercicios militares repentinos, cualquier tipo de malentendido puede descontrolar la situación. Nuestras medidas reducen el riesgo de cualquier incursión. Pero son defensivas y proporcionadas. El incremento de nuestra presencia militar allí es una respuesta a lo que Rusia hace.

P. ¿Armar al Ejército de Kiev es una opción?

R. Depende de cada aliado. Pero Ucrania tiene derecho a defenderse.

P. ¿Mantiene los contactos diplomáticos con Rusia?

R. La oportunidad de diálogo político está abierta, pero lo importante es lo que pasa sobre el terreno y allí vemos que Rusia aún utiliza la fuerza dentro de un país soberano e independiente.

P. La amenaza del sur resulta compleja, pero más real para países como España. ¿No debería ser la OTAN más activa allí?

R. Las tensiones en África y Oriente Próximo son una amenaza para todos nosotros. Hemos visto ataques terroristas en París y en Copenhague ligados a las turbulencias de allí. Tenemos que defender a todos los aliados frente a esto porque supone un ataque a nuestros valores básicos: libertad de expresión y democracia. Es algo muy serio. En la OTAN afrontamos mejor los retos juntos. Uno para todos y todos para uno. Ese principio vale para el Este y para el Sur.

P. Libia está hoy peor que cuando la OTAN intervino, en 2011. ¿Por qué no hay planes para hacer algo similar ahora?

R. En 2011 actuamos con un mandato muy claro de la ONU para proteger a los civiles. La operación militar no fue el problema, sino la falta de seguimiento. La comunidad internacional tenía que haber estado mucho más presente luego. No sólo es responsabilidad de la OTAN, sino de la UE, de la ONU... Así que la lección aprendida allí es que cuando usamos medios militares podemos conseguir nuestros objetivos militares pero necesitamos objetivos políticos más allá. Y eso es lo que faltó en Libia. Los medios militares pueden ser efectivos, pero no solucionan todos los problemas.

P. Desde una perspectiva global, las operaciones blandas, por así decirlo, quedan en manos de la UE y las duras, como la lucha contra el Estado Islámico, las asumen coaliciones de países. ¿Qué papel tiene entonces la OTAN?

R. La OTAN es la respuesta para muchos retos en el mundo, pero no es la única respuesta para todo. Nuestra mayor operación aliada fue Afganistán, para evitar que fuese un paraíso de terroristas. Respecto al Estado Islámico, todos los aliados contribuyen de alguna manera a la coalición. Lo que hace la OTAN es proteger a Turquía e intercambiar información de combatientes extranjeros, una amenaza para todos.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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