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ANÁLISIS
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Las rectificaciones de Obama

El presidente de EE UU ha corregido dos principios ante la guerra civil siria: la amenaza de intervención si Asad usaba armas químicas y la exigencia de que el dictador se retirara

Marc Bassets

El presidente Barack Obama es prisionero de sus palabras. Ante la guerra civil siria, que estalló en 2011, ha esgrimido dos principios. El primero: el dictador Bachar El Asad tenía que abandonar el poder. Él era el problema. Y el segundo principio, formulado un año y medio después de comenzar la guerra: si el régimen de Asad usaba armas químicas, Estados Unidos intervendría militarmente. Las armas químicas eran la línea roja, dijo el presidente. Cuatro años y más de 200.000 muertos después, ambos principios han dejado de ser válidos.

Asad usó armas químicas. En septiembre de 2013, el Pentágono lo tenía todo preparado para cumplir la palabra de Obama: bombardear Siria. En el último minuto, Obama dio marcha atrás. El no del Parlamento británico a la intervención y las reticencias del Congreso de EE UU enfriaron los planes. Una negociación de última hora, propuesta por Rusia, para retirar de Siria las armas químicas acabó por abortar los bombardeos. Primera rectificación.

La irrupción del Estado Islámico en Oriente Próximo ha hecho saltar por los aires los cálculos de la Administración Obama

La segunda rectificación, que ayer el secretario de Estado, John Kerry, insinuó en una entrevista con la cadena CBS, atañe al futuro de Asad. Asad debe irse: el estribillo que se escuchó durante años en la Casa Blanca se oye cada vez menos. Asad ha dejado de ser el problema: ahora es un actor imprescindible en la solución. El mensaje de Kerry no es nuevo. Cuando en noviembre de 2014, en la cumbre del G20 en Brisbane, un periodista preguntó a Obama si EE UU tenía planes para expulsar a Asad del poder en el marco de una transición en Siria, la respuesta fue escueta y clara: “No”.

¿Qué ha cambiado? La irrupción del Estado Islámico en Oriente Próximo ha hecho saltar por los aires los cálculos de la Administración Obama. Los yihadistas suníes, que controlan parte de Siria y del vecino Irak, son a la vez enemigos de Asad y de Estados Unidos. Washington, que hace un año y medio sopesaba ayudar a los rebeldes sirios contra Asad, bombardea desde hace unos meses al grupo rebelde más poderoso, que es el Estado Islámico. Obama y Asad luchan en el mismo bando.

La política de EE UU no ha cambiado de la noche al día: ha evolucionado. Obama es un pragmático, un líder hábil a la hora de adaptarse a las circunstancias. Y la realidad en Siria —el ascenso del Estado Islámico y la ausencia de un recambio— y en EE UU —el escaso apetito para meterse en nuevas guerras— se impone.

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Que toda solución pasa por Asad; que su caída sería una catástrofe; que es un aliado de facto; que la solución al conflicto no es bélica y debe participar el régimen y la oposición moderada; y que solo en último término el dictador debería retirarse son, desde hace tiempo, la doctrina más o menos oficial de la Administración Obama: los nuevos principios. La declaración de Kerry coincide con el inicio de una nueva ronda negociadora sobre el programa nuclear iraní. Irán es, con Rusia, el máximo patrocinador de la Siria de Asad y, con EE UU, el país que más esfuerzos militares invierte contra el Estado Islámico. Las alianzas en Oriente Próximo se reconfiguran. El enemigo de ayer es el amigo de mañana.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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