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La vaquita marina lucha por sobrevivir en las aguas mexicanas

Quedan 97 ejemplares del cetáceo en el Golfo de California. El Gobierno mexicano busca prohibir la pesca en la región

Sonia Corona
Un par de vaquitas marinas en el Golfo de California.
Un par de vaquitas marinas en el Golfo de California.GREENPEACE

La vaquita marina de México está al borde de la extinción. En el Golfo de California se contaron solo 97 ejemplares de este extraño cetáceo durante 2014. El peligro de su desaparición está más latente que nunca. Organizaciones ambientalistas han señalado que en 2011 se encontraron 200 ejemplares, lo que significa una pérdida de más del 50% de estos animales acuáticos en tres años. El Gobierno mexicano ha previsto la prohibición de la pesca en la región, una medida que aún no está en marcha, mientras la vaquita lucha a contra reloj por su supervivencia.

Este cetáceo, conocido científicamente como phocoena sinus, parece un delfín pero tiene hábitos distintos. No se acerca a las embarcaciones y se mantiene la mayor parte del tiempo alejado de la superficie. Se asoma unos segundos para respirar y vuelve solitario a las profundidades del mar. La vaquita marina mide, en promedio, un metro y medio y pesa unos 50 kilogramos, es el cetáceo más pequeño del mundo. Es endémica del norte del Golfo de California y el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA) estima que del total de ejemplares solo 25 hembras se encuentran en edad de reproducción.

La muerte de la vaquita marina es un daño colateral: su carne no tiene ningún valor comercial o algún uso

La pérdida de la especie ha sido dramática en los últimos 20 años. El CIRVA ha encontrado que la pesca de camarón y del pez totoaba han provocado la muerte de la mayoría de las vaquitas marinas. El problema está en las redes de enmalle, explica Silvia Díaz, investigadora sobre océanos de Greenpeace: “Son redes finas y casi transparentes que se dejan en el mar entre cuatro y diez horas. La vaquita no las ve, se enreda, queda atrapada y muere ahogada porque no puede salir a respirar”.

La muerte de la vaquita marina es un daño colateral: su carne no tiene ningún valor comercial o algún uso. En cambio, el pez totoaba —también endémico de la región y que queda atrapado en las mismas redes— es altamente codiciado entre los pescadores. Su vejiga natatoria se exporta ilegalmente a China a través de Estados Unidos. Un kilogramo del producto puede costar unos 8.500 dólares y es preparado en sopas como un afrodisíaco y remedio medicinal. Las autoridades en los dos lados de la frontera se han comprometido a reforzar los controles aduaneros para evitar el tráfico de este pescado.

Unos pescadores con redes de enmalle en el Golfo de California.
Unos pescadores con redes de enmalle en el Golfo de California.GREENPEACE
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El Gobierno mexicano anunció en febrero un plan para evitar la extinción de la vaquita marina. El proyecto apunta a la prohibición de la pesca durante dos años en 5.000 kilómetros cuadrados del Golfo de California. Para paliar la pérdida de empleo entre los pescadores, la Administración del presidente Peña Nieto dará compensaciones a 2.500 familias de las comunidades de San Felipe (Baja California), Golfo de Santa Clara (Sonora) y Puerto Peñasco (Sonora). Las autoridades gastarán unos 35 millones de dólares cada año y movilizarán a la Marina mexicana para mantener al margen a la pesca ilegal. “Es la medida de política pública más importante que se ha tomado para salvar a esta marsopa”, señala el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) en un comunicado. El proyecto tenía como fecha de inicio el 1 de marzo, pero ha sido postergado un mes.

Mientras tanto, el plan del Gobierno mexicano abre incógnitas entre los ambientalistas sobre si las autoridades buscarán alternativas para la pesca. El CIRVA ha recomendado el uso de redes sustentables que no atrapen a las vaquitas, así como el endurecimiento de las medidas de seguridad contra la pesca ilegal. Además, las ONG han cuestionado la efectividad del programa de compensaciones para los pescadores, que durante dos años dejarán de trabajar.

El panorama para la vaquita marina es nebuloso. Los expertos señalan que con las existencia de 50 ejemplares del cetáceo todavía es posible conseguir su supervivencia. Cada hembra es capaz de tener una cría cada dos años. “Mueren muchas más vaquitas de las que nacen”, alerta Díaz, desde Greenpeace, “cada mes que pasa son dos vaquitas muertas”.

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Sobre la firma

Sonia Corona
Es la jefa de la redacción de EL PAÍS en México. Cubre temas de Política, Economía, Tecnología y Medio Ambiente. Fue enviada especial para las elecciones presidenciales de 2020 en EE UU. Trabajó en Reforma y El Huffington Post. Es licenciada en Comunicación por la Universidad de las Américas Puebla y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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