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La OCDE acusa a Grecia de no castigar apenas los cohechos y sobornos

“La corrupción es percibida como algo generalizado”, advierte la organización

Carlos Yárnoz
Tsipras charla con Schulz, el presidente del Europarlamento, junto al primer ministro italiano, Renzi, y la canciller alemana, Angela Merkel, ayer en Bruselas.
Tsipras charla con Schulz, el presidente del Europarlamento, junto al primer ministro italiano, Renzi, y la canciller alemana, Angela Merkel, ayer en Bruselas.ALAIN JOCARD (AFP)

El nuevo Gobierno griego de Alexis Tsipras tiene entre sus grandes asignaturas pendientes la lucha eficaz contra la corrupción en el país, como lo reconoce públicamente su primer ministro. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se lo ha recordado de nuevo ahora. En un duro y crítico informe difundido este viernes, la OCDE echa en cara sobre todo a las autoridades helenas que apenas combaten los cohechos y sobornos que sus empresarios pagan en el exterior para conseguir contratos.

Un equipo de expertos de la organización con sede en París visitó Grecia del 4 al 6 de noviembre pasados, antes de que Tsipras accediera al poder, para analizar la actuación de las autoridades, los funcionarios o los jueces frente a prácticas fraudulentas. La conclusión es “decepcionante”, como indica el documento que realizaron, especialmente en la persecución y castigo de los cohechos.

La economía sumergida en Grecia griega supone el 24% del Producto Interior Bruto del país

Los autores del informe describen nueve casos en los que empresarios griegos pagaron sobornos en otros países. En siete de los ejemplos, fueron los medios de comunicación los que los descubrieron, y no las autoridades o la justicia. Y un octavo fue conocido por una denuncia procedente de Estados Unidos. No solo eso. Varios de ellos aún no habían empezado a ser investigados cuando los expertos de la OCDE visitaron Atenas pese a ser conocidos desde hace meses o años.

El documento describe los cohechos sin aportar nombres ni de los implicados ni de las empresas afectadas. Ciudadanos griegos pagaron siete millones de euros a un funcionario de Georgia para introducirse en el sector energético. Georgia los castigó, pero en Grecia se archivó el caso. En la antigua Macedonia, empresarios griegos lograron un contrato de 270 millones para construir una autopista tras pagar sobornos. En Omán, otra empresa constructora griega pagó 380.000 euros a un funcionario.

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Prácticas fraudulentas similares las han protagonizado empresarios griegos en Estados Unidos (en el sector del juego), Chipre (tratamiento de basuras) o Argelia (tabaco). Uno de los ejemplos más antiguos se produjo entre 2005 y 2006, cuando tres intermediarios griegos de una operadora telefónica pagaron sobornos en la antigua Macedonia para conseguir posiciones ventajosas. Estados Unidos sancionó a la compañía griega, pero los intermediarios nunca fueron investigados en Grecia. Una empresa ficticia también sobornó a un funcionario europeo para recibir ayudas de la UE.

La OCDE recuerda que la economía sumergida griega supone el 24% del PIB y que “la corrupción es percibida como algo generalizado”. Aunque reconoce que se han registrado reformas legales, precisa que apenas han afectado a la práctica de los sobornos. “Muchas de las reformas se aplican a la corrupción interna, pero no a los sobornos externos”.

La organización de países desarrollados destaca que estos fraudes apenas se investigan porque las autoridades “pueden estar influidas por consideraciones de intereses económicos nacionales, el potencial efecto en las relaciones con otro Estado o la identidad de personas afectadas”. Por todo ello, aconseja reforzar la legislación, obligar a los funcionarios a denunciar y aplicar sanciones más duras porque las actuales “no son eficaces, proporcionadas ni disuasorias”.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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