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El Papa lamenta el “silencio cómplice” ante la matanza de cristianos en Kenia

Francisco compara la masacre de la Universidad de Garissa con el calvario de Cristo hace dos milenios

El papa Franciso durante el Vía Crucis en la basílica de San Pedro.
El papa Franciso durante el Vía Crucis en la basílica de San Pedro.L'OSSERVATORE ROMANO (EFE)

El calvario de Cristo en Jerusalén y la matanza de sus feligreses en Kenia, dos mil años después. El paralelismo centró las oraciones y los actos del Papa Francisco en la tercera Semana Santa desde que el jesuita se instaló en el solio de Pedro. Sobre todo el Viernes santo, el día en el cual la Iglesia de Roma conmemora la muerte de su fundador, estuvo este año profundamente marcado por la masacre de los 147 universitarios a manos de terroristas islamistas.

“Aún hoy vemos a nuestros hermanos perseguidos, decapitados y crucificados por su fe”, dijo el viernes el Pontífice presidiendo el tradicional Vía Crucis en el Coliseo, frente a miles de fieles y a centenares de velas, en una noche romana insólitamente fría por esta época del año. Pero, más allá de la solidaridad humana y de la cercanía en la oración, Bergoglio dio un toque a la comunidad internacional, porque, lamentó, todo ello pasa “bajo nuestros ojos o con frecuencia con nuestro silencio cómplice”.

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Por la tarde el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, envió un telegrama al presidente de la Conferencia Episcopal de Kenia, cardenal John Njue, arzobispo de Nairobi: “Profundamente apenado por la inmensa y trágica pérdida de vidas humanas causada por el reciente ataque a la Universidad de Garissa, el Santo Padre condena este acto de insensata brutalidad y reza por la conversión de los corazones de aquellos que lo han perpetrado”. Condena y rezo se juntaron otra vez a un llamamiento oficial del Vaticano a las autoridades “a redoblar esfuerzos con el fin de trabajar con todos los hombres y mujeres de Kenia para poner fin a esta violencia y saludar la luz de una nueva era de fraternidad, justicia y paz”, expresaba la carta.

La reprobación de las persecuciones yihadistas contra los cristianos, “mártires” contemporáneos según los definió del Papa, centró también la preparación al Vía Crucis. Antes de acudir al Coliseo, Francisco atendió en la Basílica de San Pedro a la celebración de la Pasión de Cristo y escuchó concentrado las palabras de padre Raniero Cantalamessa: “Cuántos ‘Ecce homo’ en el mundo",  exclamó el predicador de la Casa Pontificia, "¡Dios mío, cuántos! Cuántos presos se encuentran en las mismas condiciones de Jesús frente a Pilato: solos, esposados, torturados, en las manos de militares brutos y llenos de odio, que se abandonan a todo tipo de crueldad física y psicológica, disfrutando de su sufrimiento. No podemos dormir", cerró el franciscano Cantalamessa con voz emocionada, "no podemos dejarlos solos!”.

El Papa escuchaba cabizbajo, con las manos cruzadas. Es probable que la comparación entre las humillaciones, las torturas y la muerte que Cristo sufrió hace 2.000 años y las vejaciones actuales de muchos cristianos, vuelva este domingo en el cierre de la Semana Santa.

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