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Petrobras no logra disipar las dudas sobre su situación

Los mercados muestran desconfianza tras reconocer la firma pérdidas multimillonarias por la red de sobornos

Antonio Jiménez Barca
El presidente de Petrobras, Aldemir Bendine,en la presentación del balance.
El presidente de Petrobras, Aldemir Bendine,en la presentación del balance.Antonio Lacerda (EFE)

Los mercados siguen sin confiar en Petrobras, pese a que hiciese público el miércoles (madrugada del jueves en España), su esperado informe anual correspondiente a 2014. En ese informe, la convulsionada petrolera brasileña arrojó un dato revelador: la corrupción que la atravesó de arriba abajo durante más de ocho años, desde 2004 a 2012, le ha costado a Petrobras y a Brasil 6.200 millones de reales (1.926 millones de euros). Con todo, el presidente de la compañía, Aldemir Bendine, en el cargo desde febrero, confiaba en que la divulgación de esta cifra, entre otras, tuviese un efecto catártico y que los mercados aceptasen que la compañía entra en una “nueva etapa”. No ha sido así. O por lo menos no del todo. Las acciones de la empresa cotizaron a la baja durante toda la mañana de este jueves en el mercado de valores de São Paulo. Fluctuaron entre un 8% y un 3% de pérdida. Al final, los títulos ordinarios registraron un 5% de subida, mientras que los preferenciales cayeron un 1,9%.

La empresa

Petrobras tiene 86.000 empleados. Su principal accionista es el Estado brasileño.

En 2013, obtuvo unos beneficios de 23.400 millones de reales (7.257 millones de euros).

En 2014, registró unas pérdidas de unos 21.600 millones de reales (alrededor de 6.700 millones de euros).

Admite un agujero de casi 2.000 millones de euros por la corrupción.

La petrolera fue fundada en 1953 y tiene presencia en 17 países.

Cuenta con 15 refinerías y 7.700 gasolineras.

La cifra que mueve en Brasil, tanto directa como indirectamente, equivale a un punto entero del PIB del país.

Más allá de la evolución de las acciones —con otras revelaciones de corrupción o sacudidas políticas se hundieron más— lo más relevante es que los mercados siguen desconfiando a pesar de los intentos de la empresa de pasar página. “Hay dudas todavía sobre la capacidad de gestión del nuevo equipo, sobre la capacidad de generar beneficios y tampoco está claro el alcance de la corrupción”, asegura el especialista en mercados brasileños Clodoir Vieira. El mismo presidente Bendine aseguró en la multitudinaria rueda de prensa en que presentó el balance que los casi 2.000 millones de euros escamoteados a base de sobornos pueden crecer si la investigación judicial así lo determina.

El zarandeado Gobierno de Dilma Rousseff se apresuró a congratularse por la publicación del balance y aseguró en un comunicado que llevará a la empresa “credibilidad y transparencia”. No todos opinan lo mismo. Aécio Neves, el senador del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), en la oposición, y excandidato a la presidencia, asegura que los números muestran que en la firma, al margen de la red de corrupción, se ha producido “una clara mala gestión”. Y recordó que Petrobras ha admitido unas pérdidas en 2014 que llegan a unos 6.700 millones de euros —aparte de los sobornos, por la caída del precio del petróleo y subida del dólar, entre otros factores—, en claro contraste con los más de 7.000 millones de beneficios de 2013. “No hay nada que celebrar”, añade Neves.

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Ahora, Petrobras ha de tratar de cumplir su promesa de pasar página. Una pregunta de una periodista en la rueda de prensa fue sintomática: “Ya sabemos que Petrobras es capaz de producir. Pero ¿será capaz de gestionarse bien?”. Bendine le respondió: “Hemos pasado por un gran desastre y hemos pedido perdón por eso, pero nos ha servido de ejemplo. Nos ha servido para cambiar las maneras de tomar decisiones, para que estas sean más seguras sin perder agilidad”.

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Mientras, el desarrollo judicial del caso no para. Algunos de los principales implicados en la trama de la petrolera recibieron este jueves su sentencia. Paulo Roberto Costa, exdirector de Abastecimiento, uno de los nombres claves del caso y por cuya área pasaron más de la mitad de los contratos fraudulentos, ha sido condenado a siete años de cárcel. Debido a que, a cambio de una rebaja de la pena, testificó y delató a buena parte de la red, los primeros cuatro años los pasará en su domicilio, del que no podrá salir sin autorización judicial. El resto lo cumplirá en régimen abierto. Alberto Yousseff, el experto en lavar dinero y segundo hombre clave de la red corrupta, intermediario entre las empresas y Costa, también, por sus delaciones, verá su condena, de nueve años, dulcificada: solo irá a la cárcel hasta 2018. Después gozará de régimen abierto.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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