_
_
_
_
_

La esposa del activista saudí Badawi pide al rey Salmán que lo libere

Hoy se cumple un año de la sentencia que condenó al bloguero a mil latigazos y diez años de cárcel por “insultar al islam”

Ángeles Espinosa
Raef Badawi, el bloguero saudí preso desde 2012 por insultar al islam, con sus tres hijos.
Raef Badawi, el bloguero saudí preso desde 2012 por insultar al islam, con sus tres hijos.ENSAF HAIDAR (BLOOMBERG)

“Ruego al nuevo rey de Arabia Saudí que libere a mi marido y le deje viajar fuera del reino, para encontrarse con su familia y abrazar a sus hijos”, pide Ensaf Haidar, la esposa del bloguero saudí Raef Badawi. Su llamamiento se produce cuando este jueves se cumple un año de la ominosa sentencia que lo condenó a 10 años de cárcel, 1.000 latigazos y una multa de un millón de riales (230.000 euros) por “insultar al islam”.

Incluso en un país donde son habituales los castigos físicos, resultaba inusual semejante pena para una persona que no ha cometido delito violento alguno, tan sólo por expresar una opinión. La movilización internacional alcanzó su clímax tras la primera tanda de 50 latigazos el pasado 9 de enero, en una plaza pública de Yeddah. Una semana más tarde, se suspendió la flagelación. Desde entonces, Haidar teme la llegada de cada viernes, el día señalado para los azotes, aunque hasta ahora no se han reanudado.

“Aunque mucha gente dice que ha sido gracias a la presión internacional, creo que sólo dejaron de flagelarle por razones de salud”, declara a través de un traductor durante una entrevista telefónica con EL PAÍS. “A nivel anímico, es obvio que no está bien; además de estar privado de su libertad, no puede ver a sus hijos. Tampoco a nivel físico se halla en las mejores condiciones. Hemos tenido noticias de que últimamente tiene problemas de hipertensión y otras complicaciones”, explica.

Más información
Mil latigazos para silenciar la crítica
Arabia Saudí suspende la segunda tanda de 50 latigazos a Badawi
'Raif Badawi'

Haidar, que se ha refugiado con sus tres hijos en Canadá, no ha visto a su marido desde 2012, cuando fue detenido acusado de faltar al respeto al islam, delitos cibernéticos y desobedecer a su padre (algo penado en Arabia Saudí). Badawi había fundado el sitio de debate Liberales Saudíes Libres en el que defendía la separación de Estado y religión, y había criticado a la policía religiosa, así como a algunos clérigos que, entre otras perlas, defienden que se castigue a los astrónomos porque alientan el escepticismo sobre la Sharía, o ley islámica.

Reporteros Sin Fronteras le concedió el pasado noviembre el premio a la Libertad de Prensa por su trabajo para promover la libertad de información. Además, esa organización, cuyo capítulo español apadrina al bloguero, ha pedido al monarca saudí que le perdone, una petición que ayer encomendó al presidente francés, François Hollande, antes de que se entrevistara con el rey Salmán.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

La mujer de Badawi cuenta que recibe noticias suyas gracias a unos amigos que viven en Arabia Saudí, pero sobre todo a Amnistía Internacional. Esta organización planea este jueves actos de protesta ante las embajadas saudíes en varios países, incluido España, donde ya ha recogido 125.000 firmas para pedir que se suspenda la pena a Badawi.

“Nadie ha podido visitar a mi marido en la cárcel hasta ahora. Antes de que se emitiese la última sentencia, su hermana lo intentó, pero en vano”, lamenta Haidar.

La crueldad no es sólo el castigo o la ausencia de comunicación directa con su familia. La condena se incrementa con la inseguridad jurídica y la falta de claridad sobre su situación que permite el opaco sistema judicial saudí. Además de condenar su frecuente recurso a la pena de muerte (ya van 72 ejecuciones este año) y que aún mantenga castigos físicos como las amputaciones y la flagelación, los grupos de derechos humanos consideran que no garantiza la presunción de inocencia ni la defensa de los acusados. El caso de Badawi es sólo la punta del iceberg.

“Mi marido fue juzgado en el Tribunal de Primera Instancia. Luego, remitieron el caso al Tribunal Supremo, y según las últimas informaciones de que dispongo, ahora han vuelto a referir el caso al Tribunal de Primera Instancia. Sin embargo, no hay datos oficiales al respecto. Por lo tanto, la situación judicial actual es totalmente confusa”, recuerda Haidar que no quiere entrar en las ventajas e inconvenientes de un nuevo juicio.

Por un lado, tal posibilidad abriría potencialmente la puerta a que le eximieran de los cargos por los que fue condenado y quedara libre. Por otro, dado el control de la judicatura por los sectores más ultramontanos existe el riesgo de que recuperen la acusación de apostasía, desestimada en el primer juicio por el juez, y que lleva aparejada la pena de muerte. Su situación se agrava ante la falta de asistencia letrada, ya que su abogado, Waleed Abualkhair, marido de su hermana Samar, también ha sido encarcelado.

“Aquí, en Canadá, ciertos abogados están estudiando el caso pro bono y se han mostrado muy interesados en tomar la defensa de Raef. Espero que puedan hacerlo”, manifiesta su esposa. Sin embargo, parece improbable que Arabia Saudí permita que togados extranjeros se personen en el caso. A lo sumo podrían asesorar a sus colegas saudíes que siempre corren el riesgo de acabar en prisión como Abualkhair.

Aún así, Haidar considera que la movilización internacional es importante. “Claro que influye, y contribuirá a apoyar a mi marido”, asegura antes de dar “las gracias a todos los gobiernos, instituciones e individuos que le defienden, y alzan su voz para que sea liberado”. Pero también les pide “que no bajen la guardia y no escatimen en esfuerzos para dar a conocer el caso, a fin de conseguir su liberación”.

A su marido, no le bastaría con una carta para resumir todo lo que siente. Por ahora se conforma con enviarle un breve mensaje: “Te necesitamos. Vuelve con nosotros. Te echamos de menos. Tus hijos te echan de menos. Eres la columna vertebral de la familia… Vuelve”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_