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La ONU urge actuar ante la amenaza del retorno de yihadistas

Madrid acogerá en julio una reunión ministerial del Consejo de Seguridad dedicada a combatir el flujo de combatientes extranjeros

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en el Consejo de Seguridad
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en el Consejo de SeguridadAndrew Burton (AFP)

La amenaza que los actos terroristas de combatientes extranjeros representan para la paz y la seguridad crece. El flujo de yihadistas hacia zonas de conflictos prácticamente se dobló en un año. Pero no solo preocupa cómo alimentan la inestabilidad. El gran temor a largo plazo es que puedan volver a sus países de origen entrenados y con órdenes para atentar. Para romper este ciclo, los miembros del Consejo de Seguridad urgieron a que se refuerce la cooperación internacional para identificarlos, perseguirlos y que se adopten medidas que prevengan la radicalización.

El Consejo de Seguridad adoptó en septiembre, a iniciativa de Estados Unidos, una resolución que establecía un marco legal para responder a la creciente amenaza de los combatientes terroristas extranjeros. Pero pese a las acciones adoptadas, como señaló el secretario de Seguridad Interior, Jeh Johnson, el flujo de terroristas desplazados continúa y por eso se considera necesario “hacer mucho más” para atajar un fenómeno “que no conoce de fronteras”.

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Es la primera vez que se recurre al formato de ministros de Interior para un debate del órgano de la ONU que vela por la paz y la seguridad mundial. Lo normal es que estas sesiones se hagan a nivel de embajadores, ministros de Exteriores o jefes de Gobierno. Pero así se quiere reconocer la importancia de los ministros de Interior en la lucha contra una amenaza de gran complejidad como el yihadismo. “Nuestra seguridad está vinculada a la vuestra”, recordó Johnson.

El propósito del encuentro, convocado por Lituania, que este mes preside el Consejo de Seguridad, era analizar no solo qué se ha hecho durante los últimos ocho meses, sino identificar prioridades específicas para aplicar la resolución 2178. Los movimientos de combatientes extranjeros, como indicó Gerard van Bohemen, “no tienen precedentes” y está contribuyendo a alimentar conflictos en todo el mundo. Se citan en concreto Irak, Siria, el Cuerno de África, Yemen y Libia.

Los informes que sirvieron de base para el debate indican que hay más de 25.000 individuos “conocidos” que viajaron desde un centenar de países para unirse o luchar con organizaciones terroristas vinculadas a Al Qaeda, incluido el Estado Islámico. El flujo creció un 70% desde mediados de 2014. Pero lo que más preocupa es que “pueden volver a sus países de origen con nuevas habilidades y conexiones, lo que incrementa la amenaza a la seguridad nacional”.

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Países afectados

El presidente del comité de sanciones contra Al Qaeda admite que no hay una solución única y sencilla. “Estamos ante un desafío sin precedentes”, indicó. Algo similar dice Raimonda Murmokaitė, presidenta del comité antiterrorista de la ONU. “Los terroristas han establecido redes internacionales entre los Estados, por conducto de las cuales se han canalizado en ambas direcciones combatientes terroristas extranjeros y recursos en su apoyo”. Habló de 67 países afectados.

La amenaza, explicó, “está sufriendo una rápida transformación y no se podrá contener totalmente desde un punto de vista geográfico”. En su opinión, “no parece existir prácticamente ninguna posibilidad de poner fin a determinadas amenazas” y los combatientes terroristas extranjeros supondrán un significativo riesgo a más largo plazo cuando regresen a sus Estados de origen o lleguen a terceros países.

Es algo que resaltó el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez. “Regresan y regresarán a cualquiera de nuestros países, más radicalizados, entrenados en el combate y, en muchos casos, con instrucciones claras para cometer atentados”, alertó el representante español en el debate. La experiencia española, dijo, “demuestra que es posible derrotar al terrorismo y la radicalización”.

Pero destacó que para ello es necesaria “una repuesta integral” de todos los poderes del Estado y “una cooperación internacional sólida y bien construida” ante una amenaza que calificó de “compartida”. Señaló que esta lucha no debe centrarse solo en la acción represiva. “Estamos haciendo frente a un terrorismo con características novedosas que requieren respuestas ágiles y efectivas”, declaró.

En este sentido, destacó que los países y organizaciones regionales trabajen juntos para identificar a los combatientes terroristas desplazados y dotarse de herramientas para detectar los focos de radicalización violenta para aplacar la propaganda terrorista. España acogerá a final de julio en Madrid una nueva reunión informativa del Consejo de Seguridad dedicada a contrarrestar el flujo de estos terroristas, que servirá para revitalizar aún más el proceso.

Prevención del radicalismo

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, advirtió que “ningún país puede hacer frente a esta amenaza solo”. Su intervención la centró en la prevención de la radicalización. “Hay que hacer frente a las condiciones y factores que llevan a los jóvenes a radicalizarse y convertirse en combatientes”. Explicó que este colectivo es el “más expuesto a la radicalización y extremismo violento”. "Se trata de integrar, no de marginar", añadió el representante de Nueva Zelanda.

Los expertos de la ONU insisten en este sentido en que para que la respuesta sea efectiva es fundamental en primer lugar adoptar políticas preventivas que traten de impedir la radicalización, en concreto a través de Internet, y controlar o rehabilitar a quienes regresan. Todo esto mientras se adoptan más medidas para la transmisión de información operacional y de inteligencia sobre las personas bajo control de las autoridades.

El secretario general de la Interpol, Jürgen Stock, resaltó así la importancia de que se aprovechar cualquier oportunidad para romper este ciclo. Se puede hacer con cosas rutinarias, como un simple chequeo de la identidad tomando la huellas. “Debe haber confianza entre los países a la hora de compartir los datos”, emplazó a los miembros de las Naciones Unidas, porque eso da “un valor añadido” a las acción que cada país puede hacer a la hora de supervisar la amenaza.

Los países han adoptado legislaciones específicas y protocolos para responder al problema de los yihadistas, en paralelo a acciones para prevenir el tránsito de estos terroristas y combatir el extremismo violento que alimenta este fenómeno. Pero como admitió Johnson falta más coordinación y cooperación para poder crear capacidad y movilizar recursos de una forma más efectiva. “Los terroristas siempre buscan la manera de esquivar las medidas de seguridad en las fronteras”.

Entre los pasos que se deberían adoptar a partir de ahora se cita mejorar el marco legal para criminalizar estos viajes, así como el reclutamiento y sus redes de financiación, reforzar la gestión de las fronteras, compartir información sobre estos movimientos y facilitar asistencia técnica a los países más afectados. El secretario general de las Naciones Unidas, por su parte, se comprometió a contribuir a armonizar estos esfuerzos gracias a sus análisis.

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