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Erdogan acusa de “espionaje” a un diario por el caso del envío de armas

'Cumhuriyet' difundió un vídeo que probaría que Ankara arma a fuerzas rebeldes sirias

Andrés Mourenza
El presidente Erdogan, en el aniversario este domingo de la conquista de la ciudad de Estambul por el imperio Otomano.
El presidente Erdogan, en el aniversario este domingo de la conquista de la ciudad de Estambul por el imperio Otomano.Gokhan Tan (Getty Images)

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha acusado de “espionaje” al prestigioso diario Cumhuriyet tras la publicación de vídeos e imágenes que probarían el envío de armas por parte de los servicios secretos de Turquía a los rebeldes sirios, y ha amenazado al autor del reportaje con hacerle “pagar caro” esta investigación. “Esta difamación y esta operación ilegítima contra la Organización Nacional de Inteligencia (MIT, los servicios secretos turcos) son, de algún modo, un acto de espionaje. Y ese periódico se ha visto envuelto en actos de espionaje”, afirmó Erdogan anoche en una entrevista con el canal de televisión público TRT1: “Lo único que les importa es sembrar sospechas sobre Turquía. Supongo que la persona que escribió eso lo pagará caro. No voy a dejar que se vaya de rositas”.

El pasado viernes, el diario Cumhuriyet publicaba un reportaje exclusivo en el que varias imágenes y un vídeo, supuestamente tomados por la Gendarmería, mostraban un camión cargado de proyectiles RPG, lanzagranadas y grandes cantidades de munición con presunto destino a Siria. Esa misma tarde, el autor de la noticia y director de Cumhuriyet, Can Dündar fue llamado a declarar por la Fiscalía de Estambul, que lo ha acusado de “obtener información secreta de los aparatos de seguridad del estado”, “espionaje político y militar” y “propaganda de organización terrorista”. La página web en la que se encontraba el reportaje ha sido bloqueada.

El trasfondo del asunto se remonta al 19 de enero del pasado año, cuando un soplo llevó a que la Gendarmería (policía militarizada) detuviese tres camiones en la provincia sureña de Adana. La sorpresa de los gendarmes no pudo ser mayor cuando se encontraron los camiones cargados de armas –escondidas bajo un cargamento de medicinas- y conducidos por agentes de los servicios secretos. La Fiscalía provincial abrió una investigación sobre el asunto, pero el Gobierno, dirigido entonces por Erdogan (ahora jefe de Estado), maniobró rápidamente para apartar de sus puestos a cuatro togados y 35 gendarmes encargados del caso, que ahora se enfrentan a penas de hasta cadena perpetua bajo la acusación de “intento de derrocar al Gobierno”.

Además, el Consejo de Radiotelevisión impuso la prohibición de informar sobre el tema, por lo que hasta la revelación de las imágenes por parte de Cumhuriyet –el vídeo publicado es supuestamente el tomado por los gendarmes durante el registro de los camiones- no se había conocido más detalles del asunto.

Para quién eran esas armas sigue siendo un misterio porque el Gobierno se ha negado a dar datos. “El contenido (de los camiones) no es asunto de nadie, sino de sus destinatarios”, afirmó este domingo el actual primer ministro, el también islamista Ahmet Davutoglu, en declaraciones a la cadena de noticias HaberTürk: “Es un secreto de Estado”.

La tesis oficial es que este “material humanitario y logístico” estaba dirigido a los turcomanos de Siria opuestos al régimen de Bachar el Asad, pero, según el Partido de Acción Nacionalista (MHP), formación opositora turca con buenos lazos con las comunidades turcomanas de Oriente Medio, los turcomanos de Siria desmienten haber recibido estas armas. Un miembro del partido islamista gobernante en Turquía, Yasin Aktay, llegó a afirmar que las armas eran para el Ejército Sirio Libre, aunque otros políticos opositores turcos sostienen que su destino eran formaciones yihadistas como el Frente Al Nusra ya que el “escándalo de los camiones”, como se conoce en Turquía, no ha sido la única denuncia sobre el apoyo turco a combatientes islamistas radicales.

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El problema, como denuncia la ONG Human Rights Watch, es que el Gobierno turco no ha pedido permiso al Parlamento para vender armas a los bandos de la guerra civil siria, lo que “expone las turbias dimensiones de la implicación de Turquía en el conflicto de Siria”.

Varios periodistas de Cumhuriyet, entre ellos el propio Dündar, se quejaban en la edición de hoy de la “censura” que sufren los turcos a la hora de recibir información sobre la política exterior de su Gobierno.

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