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La ONU halla indicios de crímenes de guerra de Israel y Hamás en Gaza

El Gobierno israelí ve parcial la indagación. Los islamistas niegan los ataques a civiles

Juan Carlos Sanz
Hombres palestinos salvan una antena por satélite de las ruinas de su casa en Gaza, tras la ofensiva del verano de 2014.
Hombres palestinos salvan una antena por satélite de las ruinas de su casa en Gaza, tras la ofensiva del verano de 2014.IBRAHEEM ABU MUSTAFA (REUTERS)

Un informe del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, elaborado por una comisión independiente, ha acusado a Israel y a grupos armados palestinos encabezados por Hamás de violar las leyes humanitarias internacionales durante la guerra del verano de 2014 en Gaza. El documento presentado ayer ha hallado en algunos casos indicios de crímenes de guerra.

El Consejo encargó tras el alto el fuego del pasado mes de agosto las pesquisas a un grupo de investigadores independientes dirigido por la juez estadounidense Mary McGowan Davis. Ni Israel ni Hamás han cooperado en la indagación sobre el conflicto, que a lo largo de 51 días se cobró la vida de 2.251 palestinos (1.462 de ellos civiles, una tercera parte niños), y de 67 soldados israelíes y 6 civiles.

“La amplitud de la destrucción y del sufrimiento causado no tienen precedentes, y tendrá un impacto en las futuras generaciones”, destaca McGowan en el informe. “La impunidad ha prevalecido”, según la magistrada, y ni Israel ni los responsables palestinos han presentado ante la justicia a los sospechosos de violar la legislación humanitaria internacional. La comisión investigadora llama a ambas partes a cooperar con la Corte Penal Internacional, que ha abierto diligencias previas para determinar si abre una causa por crímenes de guerra.

El informe detalla que se produjo “un fuerte aumento” de la potencia de fuego empleada durante el conflicto, con más de 6.000 operaciones aéreas y unos 50.000 proyectiles disparados por las fuerzas israelíes, así como 4.881 cohetes y 1.753 granadas de mortero lanzados por las milicias palestinas.

Los investigadores también alertan del “amplio uso de armas letales” en zonas densamente pobladas por el Ejército israelí y el lanzamiento “indiscriminado” de cohetes palestinos contra áreas habitadas de Israel. Al mismo tiempo, exigen a las Fuerzas Armadas de Israel que precisen cuáles fueron los criterios utilizados para elegir los objetivos de sus ataques y que pongan fin a la práctica ausencia de condenas en los casos de denuncias admitidas a trámite por la justicia militar.

Barrios destruidos

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“Israel se defiende por sí mismo frente a organizaciones terroristas que pretenden destruirlo”, replicó el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que en una reciente declaración había calificado la investigación de la ONU como una “pérdida de tiempo”. Su Gobierno acusó de parcialidad a los redactores del informe de la ONU. “Es lamentable que no se reconozcan las profundas diferencias entre el comportamiento moral de las fuerzas de Israel, que actúan según los más altos modelos internacionales (…) y las organizaciones terroristas a las que se enfrentó” según un comunicado el Ministerio de Exteriores israelí.

El movimiento de resistencia islámica Hamás, el grupo palestino hegemónico en la Franja, rechazó las acusaciones del informe y alegó que su organización se limitó a defender a los ciudadanos de Gaza, sin atacar indiscriminadamente con cohetes a la población civil israelí. Hamás celebró, sin embargo “la condena de la ocupación sionista, cuyos líderes deben comparecer ante la Corte Penal Internacional”.

En el informe se concluye que los jefes políticos y militares de Israel no alteraron en ningún momento los planes de combate a pesar del evidente deterioro de la situación humanitaria en la Franja, con barrios enteros destruidos por los ataques de sus Fuerzas Armadas. La comisión independiente también ha condenado como crímenes de guerra la ejecución de “colaboracionistas” palestinos que supuestamente estaban al servicio de Israel.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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