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OBITUARIO

Elsa Sánchez, testigo de cargo contra la dictadura argentina

La viuda del historietista Oesterheld perdió a casi todos sus parientes y militó en Abuelas de Plaza de Mayo

Elsa Sánchez, viuda del creador del cómic ‘El Eternauta’, Héctor Oesterheld, murió este domingo en Buenos Aires a los 90 años después de una vida de sufrimiento y lucha. Su marido, sus cuatro hijas, sus dos yernos y dos nietos desaparecieron durante la última dictadura militar de Argentina (1976-1983). Esa pérdida de nueve seres queridos hizo que comenzara a militar en Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.

Sánchez y el autor de otras historietas como ‘Ernie Pike’, ‘Mort Cinder’ y ‘El sargento Kirk’ se casaron en 1947 y vivían con sus cuatro hijas, Beatriz, Elsa, Marina y Estela, en una casa en el suburbio bonaerense de Beccar. “Fuimos tan pero tan felices en esa casa que me parece que entre ese momento y hoy pasó una eternidad”, dijo alguna vez la viuda de Oesterheld.

En la década del 70 las cuatro hijas comenzaron a militar en la guerrilla peronista Montoneros y el reconocido historietista argentino también se sumó a ellas. "La bronca se me mezclaba con el dolor, porque yo no podía entender que el hombre con el que habíamos sido tan felices, el escritor pacifista y democrático que había plasmado su amor al prójimo en todas sus obras, hubiera tomado partido por algo violento”, había declarado Sánchez al periódico ‘Clarín’. “Porque, aunque él no lo fuera, era cómplice de los que lo hacían y ponía en riesgo a sus hijas. Héctor miraba a los jóvenes que querían un mundo mejor y exclamaba: 'Estos chicos son maravillosos'. Y yo le contestaba: 'Hasta ahí vamos bien, pero no podemos dejar que se expongan'. Si me hubiera escuchado…”, completaba la viuda, que siempre criticó que se buscara la justicia social por medio de la violencia.

Elsa Sánchez se oponía a la lucha armada de su marido y sus hijas, pero militó en su nombre

Entre 1976 y 1977, el régimen militar asesinó a su marido, sus cuatro hijas y sus dos yernos. Dos de ellas estaban embarazadas y por eso Sánchez se unió a las Abuelas de Plaza de Mayo, para buscarlos. Sánchez murió sin poder encontrarlos. En cambio, la dictadura le devolvió a otros dos nietos un poco más mayores que también habían sido secuestrados junto con sus madres. La viuda crió a uno de ellos, Martín Mórtola Oesterheld.

“Ni yo misma puedo decir cómo fue que seguí viva”, recordaba. “Soy un misterio para los psicólogos. Yo creo que Martín me salvó; tenía tres años y yo tenía que ocuparme de él. Creo que saber que estaba totalmente sola para enfrentar la vida me dio fuerza”, reflexionaba.

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El colectivo de Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia, contra el Olvido y el Silencio (HIJOS), integrado por descedientes de desaparecidos, despidió a Sánchez con estas palabras: “Fue una mujer que nos enseñó mucho: a sobrevivir, a luchar y a volver a sonreír. Nadie sabe cómo esa mujer, pequeña de tamaño, fue tan grande contra todo lo que le hicieron los verdugos. Elsa sobrevivió a todo eso, pisando imposibles, luchando siempre por justicia”.

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