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Decenas de muertos en una ofensiva del Estado Islámico en Egipto

70 yihadistas atacan distintos puestos de control y una comisaría en el Sinaí

Miemrbos de las fuerzas de seguridad en el escenario del asesinato del fiscal general, Hisham Barakat, el pasado lunes.
Miemrbos de las fuerzas de seguridad en el escenario del asesinato del fiscal general, Hisham Barakat, el pasado lunes.MOHAMED ABD EL GHANY (REUTERS)

Una sucesión de ataques simultáneos contra puestos de control y una comisaría reivindicados por el Estado Islámico (EI) causaron ayer decenas víctimas mortales en el norte de la península egipcia del Sinaí, donde fuerzas de seguridad y yihadistas libraron una sangrienta batalla que se prolongó durante varias horas. En los choques fallecieron decenas de personas entre civiles y miembros de las fuerzas de seguridad, además de un centenar de militantes, según fuentes oficiales. Esta es la ofensiva más mortífera ejecutada por el terrorismo yihadista en Egipto desde hace décadas.

En una exhibición de fuerza inédita, la insurgencia yihadista puso en jaque al Ejército egipcio utilizando una combinación de ataques suicidas, granadas RPG, proyectiles de mortero y minas antipersona, que colocaron alrededor de una comisaría para evitar la llegada de refuerzos. Por su parte, el Ejército egipcio recurrió al uso de aviones caza F-16 y helicópteros Apache para bombardear las posiciones de los insurgentes.

Los combates más sangrientos tuvieron lugar en la ciudad de Sheij Zueid, situada a pocos kilómetros de la frontera de la franja de Gaza y considerada el bastión yihadista en el país árabe. “Hay hombres armados en las calles. Han plantado minas por todos lados”, declaró a la agencia AFP un vecino de la localidad.

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La ola de atentados fue reivindicada por el grupo yihadista Wilayat Sina (Provincia del Sinaí), antiguamente conocido como Ansar Bait al-Maqdis y que cambió de nombre al jurar lealtad Estado Islámico (EI). “En una ofensiva bendecida por Dios, los leones del Califato han atacado más de 15 puestos de control pertenecientes al Ejército apóstata”, afirmaba un comunicado colgado en Internet.

Inmediatamente tras el ataque, las autoridades egipcias decretaron la máxima alerta en las instalaciones gubernamentales y declararon el norte de la península del Sinaí zona de exclusión militar. Además, impusieron el toque de queda e impidieron el acceso a la zona a los medios de comunicación.

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Escalada en el conflicto

La ofensiva tuvo lugar dos días después de que fuera asesinado el fiscal general egipcio, Hisham Barakat, en un atentado con coche bomba en El Cairo, y de que en las últimas 24 horas se registraran otros ataques menores en la capital. Estos incidentes constituyen una importante escalada en el conflicto que enfrenta al régimen del presidente Abdelfatá al Sisi con la insurgencia yihadista desde el golpe de Estado que instauró el régimen actual en 2013 y que se ha cobrado la vida de centenares de personas. Buena parte de los ataques han tenido lugar en la península del Sinaí, un territorio desértico y remoto que ha sido base de operaciones de grupos yihadistas desde hace varios años.

Las autoridades reaccionaron al desafío yihadista con la puesta en marcha de nuevas medidas legales y de seguridad. La principal fue la aprobación por parte del Ejecutivo del borrador de una nueva ley antiterrorista. Aunque todavía se desconoce su contenido, se prevé que endurezca las penas por delitos relacionados con el terrorismo y otorgue nuevos poderes a las fuerzas de seguridad.

En el funeral del fiscal general, Al Sisi ya anunció que pretendía implantar un “sistema de justicia rápido” en el país. “La judicatura está constreñida por las leyes”, lamentó el presidente egipcio. Desde su ascenso al poder, Al Sisi ha usado la amenaza terrorista para justificar recortes en las libertades individuales.

En respuesta a la ofensiva, la policía lanzó por la tarde una redada en el suburbio de Seis de Octubre, al oeste de El Cairo, que se saldó con la muerte de nueve hombres. Entre ellos, Nasser al-Hafi, un prominente abogado de los Hermanos Musulmanes, el movimiento islamista que gobernó Egipto antes del golpe y que está considerado un grupo terrorista por el actual Ejecutivo. Según fuentes oficiales, las víctimas estaban armadas, algo que niega la Hermandad.

Por otro lado, el Gobierno aprobó ayer varias modificaciones a la ley electoral siguiendo las instrucciones del Tribunal Supremo, que la había declarado inconstitucional. La legislación ha sido duramente criticada por los partidos políticos, que creen que favorece la elección de los caciques que dominaron el Parlamento durante la era Mubarak (1981-2011). Con la nueva ley, se espera que el Gobierno anuncie pronto la fecha de las elecciones legislativas, aplazadas hace ya más de un año.

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