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Grecia se debate entre una dura cuesta y un descalabro probable

Ningún resultado augura un futuro sencillo para el país

Xavier Vidal-Folch
Carteles a favor del 'sí' y del 'no' en una calle de Atenas, este sábado.
Carteles a favor del 'sí' y del 'no' en una calle de Atenas, este sábado. ANDREAS SOLARO (AFP)

No hay un camino de rosas y otro de espinas. Hay espinas y lanzas. El abrirá una empinada cuesta de esfuerzo económico, aunque con sacrificios menos brutales que antes. El no arriesga el corte de la liquidez europea, que podría llevar a Grecia a la insolvencia y la quiebra técnica, y a una caótica salida de factodel euro: el descalabro.

Aceptar la propuesta europea () supone continuar con el ajuste presupuestario: del 1,5% del PIB este año; del 3,5% el próximo, nada comparado al ya recorrido (más del 10%). Duro, pero más suave, porque además pretende hacerse sobre todo aumentando ingresos impositivos, recortando menos gastos sociales. Los acreedores creen que con superávits primarios (sin contar intereses) del 1% este año y 2%, 3% y 3,5% en los siguientes puede equilibrarse la situación. No serían objetivos utópicos (2014 apuntaba a un superávit del 1,4%), pero el reciente deterioro los dificultan. Los analistas más pesimistas —Martin Sandbu, Wolfgang Munchau y otros— sugieren que esa senda podría retraer el PIB entre el 8,6% y el 10%. Pero todo depende de las medidas de acompañamiento, como el paquete de inversiones anunciado por el presidente Jean-Claude Juncker, la coyuntura europea y las reformas de fondo.

Rechazarla (no) genera el desplome en pocas horas: el corralito devendría crisis bancaria de caballo; la evaporación de la liquidez, crisis de solvencia. Solo el Banco Central Europeo (BCE) podría pararla, pero sin protección de un plan de rescate sería más que dudosamente legal: el Tratado rechaza la financiación directa de los Estados, también a través de sus bancos. La secuencia seguiría con el default o suspensión de pagos del país. Y sin milagro alternativo, su salida de facto del euro. La nueva moneda, devaluada, arruinaría a las familias, y difícilmente aumentaría mucho las cuentas exteriores. Grecia casi solo exporta turismo y este sector está sobresaturado, la oferta de plazas es inelástica. El problema no es la deuda, es el crecimiento. “No tenemos fuentes, solo piedras”, clamaba el poeta comunista Yanis Ritsos.

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Esos son los escenarios económicos, simplificados. La política los complica más. Si gana el no, los socios del Eurogrupo serán muy reacios a aumentar su compromiso, aunque el Gobierno de Syriza prometa cumplir. Cuestión de confianza: imprescindible para nuevos desembolsos. El Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de anunciar que se necesitarán 50.000 millones hasta 2018, 36.000 de dinero nuevo europeo (sin contar con los alivios a la deuda que propone, otros 53.100 millones). ¿Lo validarían los Parlamentos implicados? Si gana el : ¿Dimisión de Alexis Tsipras? ¿Antes de firmar el pacto con la eurozona?: un mes de inestabilidad, riesgo de quiebra. ¿Una vez firmado?: el problema sería las garantías a ofertar por el Gobierno saliente, ¿bastaría la firma de sus rivales?

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