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Schäuble apunta que prefiere la salida de Grecia del euro

El FMI apunta que la deuda pública griega es “cada vez más insostenible”

Una parte del Gobierno alemán prefiere la salida de Grecia del euro: el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, expuso este martes a las claras en Bruselas sus graves diferencias con la canciller Angela Merkel, que el pasado lunes evitó el Grexit en la cumbre del euro. El tercer rescate despierta grandes dudas. Fuentes europeas lo cifraban este martes en un máximo de 50.000 millones, una cifra que puede ser insuficiente: el FMI advierte, en un informe interno demoledor, que la deuda griega está desbocada y que es imprescindible una quita.

Hace tiempo que el ministro Wolfgang Schäuble se inclina por una salida de Grecia del euro como la menos mala de las opciones. Pero nunca lo había dicho en público tan abiertamente como hizo este martes “Hay mucha gente, también en el Gobierno alemán, que están convencidos de que esta sería una solución mucho mejor para Grecia y los griegos”, dijo el veterano político democristiano en una rueda de prensa en Bruselas. “Eso es algo que solo ellos pueden decidir”, añadió.

El Parlamento griego, dividido

El proyecto de ley con las acciones prioritarias que deben ser aprobadas por el Parlamento griego para empezar a negociar el tercer rescate fue presentado este martes, con algunas horas de retraso y tras reescribirse parte del texto para subsanar varios errores provocados por la urgencia. El Parlamento afronta dividido esa votación, en una sesión que se prevé tormentosa y en la que parte de Syriza puede darle la espalda a Alexis Tsipras.

Las diferencias entre Schäuble y Merkel son un secreto a voces. “Schäuble prefería el Grexit; Merkel quiso evitarlo”, apuntó este martes una alta fuente europea. Schäuble tuvo que salir este martes a las críticas que se han oído en muchas capitales europeas —incluso entre los socialdemócratas alemanes— a la propuesta que presentó al Eurogrupo durante el fin de semana para conceder a Grecia un periodo transitorio de cinco años para abandonar la moneda única. Y dejó claro que en Berlín todavía no se descarta que Grecia abandone de forma ordenada el euro; y que su propuesta no era tan solo un órdago pensado como arma negociadora.

Cada vez está más claro que el acuerdo alcanzado entre los líderes del euro no es ni mucho menos el final de la saga griega. El primer ministro, Alexis Tsipras, puede tener problemas para aprobarlo en su Parlamento. Media docena de países —entre ellos, Alemania— deben dar luz verde también a ese pacto en sus respectivos parlamentos. Atenas y los socios, además, tienen que aprobar financiación de urgencia ante la extrema debilidad de los bancos y los problemas el Gobierno griego, que debe hacer frente el próximo lunes a un pago de unos 3.500 millones al BCE. Las instituciones europeas estudian una quincena de posibilidades para esa financiación puente. Lo más probable es que Europa libere los beneficios que han obtenido los bancos centrales en operaciones con deuda griega, y que el BCE amplíe los límites de las emisiones del Tesoro griego.

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Además, Bruselas y Atenas tienen que acordar las condiciones definitivas de ese tercer rescate, por tres años y un importe que oscilará “entre 40.000 y 50.000 millones de euros”, según fuentes de las instituciones.

El FMI pide una quita

Aunque todas esas piezas encajen, el éxito del rescate no está garantizado. El FMI apunta, en un documento al que ha tenido acceso EL PAÍS y que es una especie de enmienda a la totalidad del acuerdo entre Atenas y los socios, que la deuda pública griega es “cada vez más insostenible”. La institución que dirige Christine Lagarde apunta que el endeudamiento estará “cerca del 200% del PIB” en el plazo de dos años, incluso con el rescate. “Los acontecimientos de las dos últimas semanas —la clausura de los bancos y la imposición de controles de capital— suponen un peaje muy pesado para la banca y el conjunto de la economía”, dice el documento.

La solución que reclama el FMI —bajo los auspicios de Washington— levanta ampollas en Europa. El Fondo ve necesario “un alivio de la deuda de una escala que tendría que ir mucho más allá de lo que se ha considerado”. Propone ampliar plazos de carencia y de devolución mucho más allá de los actuales, e incluso apunta que serán necesarias “profundas quitas”, pese a las reticencias de los socios. Los líderes excluyeron el lunes esa posibilidad: solo quieren ampliar los plazos. “Les toca a los socios europeos decidir”, cierra ese suculento informe.

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