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Turquía apela a la OTAN ante la escalada de la crisis

Un atentado atribuido al PKK mata a dos soldados en Turquía

Andrés Mourenza
Un militante de izquierdas kurdo se prepara para una manifestación.
Un militante de izquierdas kurdo se prepara para una manifestación.YASIN AKGUL (AFP)

La espiral de violencia no tiene visos de detenerse en el sudeste kurdo de Turquía y en torno a la zona fronteriza con Siria e Irak, en la que la lucha a tres bandas entre el Estado turco, el grupo armado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y los yihadistas del Estado Islámico se ha incrementado durante esta semana.

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La noche del sábado al domingo, presuntos miembros del PKK tendieron una emboscada al Ejército turco en una aldea de la provincia de Diyarbakir (sudeste). Tras recibir noticias de que militantes kurdos habían quemado tres automóviles y bloqueado una carretera, la Gendarmería envió seis vehículos blindados a patrullar la zona. De acuerdo a un comunicado del Estado Mayor de las Fuerza Armadas, al llegar el convoy “la organización terrorista separatista” hizo estallar un coche bomba que volcó uno de los blindados, matando a dos de sus ocupantes e hiriendo a cuatro. Los gendarmes se vieron sometidos a un “intenso fuego de armas de largo alcance”.

Mientras, la artillería del Ejército castigó con dureza las posiciones del PKK en las montañas de Semdinli, junto a la frontera turco-iraquí durante este domingo, después de que el sábado la aviación bombardeasen las bases de la guerrilla kurda en el norte de Irak.

La dirección militar del PKK dio por terminada de facto su tregua unilateral el pasado 12 de julio, pero este sábado, después del ataque aéreo, reiteró que “no quedan razones para mantener el alto el fuego” y llamó a reiterar la “lucha contra el fascismo” del Gobierno islamista moderado turco.

Ante la escalada de la crisis, las autoridades turcas invocaron el artículo 4 del Tratado fundacional de la Alianza Atlántica y convocaron una reunión para abordar la crisis con los socios. La reunión se celebrará este lunes en Bruselas.

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Durante todo el fin de semana, varios puntos del sudeste de Turquía y de los barrios kurdos de las ciudades occidentales del país han sufrido violentas protestas en las que se han atacado comisarías e instalaciones públicas. Las fuerzas de seguridad han reprimido estas marchas con igual dureza, y en la protesta de la ciudad de Cizre (fronteriza con Siria) un joven manifestante kurdo falleció tras haber sido alcanzado por una bala supuestamente disparada por la policía. En el barrio estambulí de Gazi, donde se celebraba el funeral de una militante marxista fallecida durante las redadas de esta semana, la policía también reprimió a los manifestantes. Un policía turco ha muerto.

Las “operaciones antiterroristas” de la policía han continuado también este domingo con la detención de al menos 850 personas a lo largo del país, tanto del entramado del PKK como de supuestos militantes del EI, entre ellos un yihadista que presuntamente se disponía a cometer un atentado con bomba. Ante el deterioro de la situación en la zona, las Fuerzas Armadas han decidido cancelar todos los permisos y vacaciones de los militares del segundo y tercer cuerpo de ejército, acantonados en el oriente de Turquía.

Estados Unidos y la Unión Europea han mostrado su preocupación por la dirección que están tomando los acontecimientos y el duro revés sufrido por el proceso de paz que negociaban el Gobierno turco y el PKK desde 2012. “Condenamos los ataques terroristas del PKK y respetamos el derecho a la autodefensa de nuestro aliado Turquía”, escribió en Twitter Brett McGurk, vicesecretario asistente para Oriente Próximo de la Administración Obama, pero añadió: “Urgimos a las dos partes a poner freno [a la violencia] y a mantener su compromiso respecto al proceso de solución por una paz justa y sostenible”. También la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, telefoneó a su homólogo turco, Mevlut Çavusoglu, y pidió “mantener vivo el proceso de paz con los kurdos”, al mismo tiempo que exigió a los “grupos terroristas” que mantengan el “alto el fuego” y “no arruinen” las negociaciones.

EE UU puede tener cierta influencia a la hora de calmar la tensión entre los kurdos y Turquía puesto que su apoyo se ha revelado esencial para las milicias kurdo-sirias YPG, ligadas al PKK, en la lucha contra el Estado Islámico. También el Gobierno regional del Kurdistán Iraquí se ha ofrecido a mediar entre las partes, dado que los aliados occidentales de Turquía temen que el recrudecimiento de las hostilidades contra el PKK prive de recursos esenciales a la lucha frente a los yihadistas, a la que Ankara se ha apuntado recientemente tras meses de presión desde Washington.

“La decisión de atacar a ambos grupos armados sugiere que Turquía pretende hacer uso del llamado de la coalición a que actúe contra el Estado Islámico para reafirmar sus propio interés estratégico de limitar la expansión de los grupos armados kurdos a lo largo de la frontera turca”, sostiene el investigador Chris Kozak, del Institute for the Study of War, en un análisis publicado este fin de semana.

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