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Más de 140 detenidos en las protestas por el caso de Ferguson

Nuevos choques entre manifestantes y policías en una noche más tranquila

Foto: AGENCIA_DESCONOCIDA | Vídeo: El País Vídeo

Ferguson vivió el lunes su segunda noche consecutiva de choques entre manifestantes y policías, pero el ambiente fue mucho más sereno que en la víspera. La policía detuvo a 22 personas en ese suburbio de San Luis (Misuri) por cortar la avenida principal de las protestas o lanzar objetos a los agentes.

A diferencia de la noche anterior, no hubo ni civiles ni agentes heridos, disparos o ataques a comercios, según explicó la policía del condado de San Luis, que tomó el control de la supervisión de las protestas tras declarar el estado de emergencia. La policía empleó gas pimienta contra un grupo de manifestantes, pero no lanzó gas lacrimógeno ni pelotas de goma como hace un año.

Durante las protestas diurnas del lunes, 63 personas, incluido un conocido activista de derechos civiles, fueron arrestadas por actos de desobediencia civil frente un juzgado federal en San Luis. Y 57 personas fueron detenidas unas horas más tarde por cortar una autopista. Los manifestantes conmemoran el primer aniversario de la muerte en Ferguson de Michael Brown -negro de 18 años que iba desarmado- por disparos, en circunstancias confusas, de un policía blanco, al que la justicia exoneró al considerar que actuó en defensa propia.

El primer aniversario supone un termómetro para manifestantes y autoridades en Ferguson

En total, en el área de San Luis fueron arrestadas el lunes más de 140 personas en protestas en honor a Brown, según las cifras anunciadas este martes por las autoridades.

En paralelo, el joven negro herido de bala por la policía la noche del domingo sigue en estado crítico. Las autoridades esgrimen que Tyrone Harris, de 18 años, abrió fuego contra cuatro agentes de paisano y que estos respondieron. Los agentes aducen que se acercaron a ese lugar porque dos grupos estaban intercambiando tiros. Sin embargo, el padre de Harris -que era amigo de Brown- alega que estaba desarmado y huyendo de la disputa entre esos dos grupos. El hecho de que los agentes fueran de paisano y sin cámaras de vídeo ha enfurecido a los activistas. La escasa transparencia en el caso de Brown alimentó las protestas de hace un año.

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Su muerte, el 9 de agosto de 2014, desató una ola de indignación en Ferguson al simbolizar un patrón de abusos policiales con la comunidad afroamericana, que posteriormente confirmó una investigación federal. Y en todo Estados Unidos, propició un debate sobre las prácticas policiales y el trato a los negros, que se ha afianzado en el último año con la reiteración de casos similares en el país.

El primer aniversario supone un termómetro para manifestantes y autoridades en Ferguson. Sirve para medir la capacidad de los primeros de canalizar pacíficamente su frustración y aislar a sus elementos más radicales, y también para determinar la eficacia de las protestas en su causa a favor de los derechos de los afroamericanos y en contra de los excesos policiales.

Para los cuerpos policiales y el Ayuntamiento de Ferguson, el aniversario es una prueba para demostrar que, un año después, han mejorado su relación con la comunidad afroamericana y actúan de un modo más conciliador. La experiencia del último año indica que las protestas -en agosto tras la muerte de Brown y en noviembre tras la exoneración del agente que lo mató- tienden a amainar cuando la policía evita un despliegue beligerante que provoque a los manifestantes.

La mayoría de la población de Ferguson, de 21.000 habitantes, es negra, pero los blancos colman las estructuras políticas y policiales. A raíz de la investigación federal, el jefe de la policía local -que era blanco- fue forzado a dimitir (su sustituto temporal es afroamericano) y se colocaron cámaras de vídeo en los uniformes de los agentes.

En paralelo, tras unas elecciones locales parciales se amplió de uno a tres (sobre un total de seis) el número de ediles negros. Y el Ayuntamiento limitó los ingresos que puede obtener mediante multas y citaciones judiciales, que intencionalmente afectaban más a la comunidad negra, según destapó el análisis del Departamento de Justicia.

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