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China endurece la censura por temor a protestas por el accidente de Tianjin

La ciudad declara una zona de exclusión de tres kilómetros en torno al lugar de la explosión

Macarena Vidal Liy
Un policía vigila en la zona de la explosión.
Un policía vigila en la zona de la explosión.WU HONG (EFE)

Un manto de opacidad se extiende sobre lo ocurrido en las explosiones de Tianjin. Cuando las cifras oficiales alcanzan ya los 104 muertos y más de 700 heridos, la censura china ha empezado a actuar, inquieta ante la posibilidad de protestas. Responsables cibernéticos han bloqueado cientos de cuentas en las redes sociales que recogían rumores sobre el suceso; los medios estatales deben ceñirse a la información de los canales oficiales. La ciudad ha declarado una zona de exclusión de tres kilómetros por temor a que el viento propague la nube de contaminación química. La decisión obligó a evacuar a todos los residentes en ese radio.

Términos como “carburo de calcio”, uno de los componentes tóxicos que aparentemente se encontraban en el almacén de la firma Ruihai International Logistics donde tuvo lugar la explosión, han sido eliminados. Otras informaciones sobre las cifras de muertos también han desaparecido del ciberespacio.

Weiboscope, una página de la Universidad de Hong Kong que supervisa la censura en las redes sociales chinas, asegura que la eliminación de información se ha multiplicado por diez desde principios de este mes, antes de que ocurrieran las explosiones.

La propia Administración del Ciberespacio, parte del Gobierno chino, ha bloqueado 360 cuentas en redes sociales, bajo la acusación de que se difundían “rumores” sobre el suceso. Algunos, asegura, se hacían pasar falsamente por familiares de las víctimas; otros publicaban “comparaciones irresponsables” de la explosión con la bomba atómica.

200 especialistas en material químico y nuclear

A lo largo del día de hoy se han registrado varias explosiones e incendios de menor tamaño en la zona afectada, el parque industrial de Binhai. Al menos 13 bomberos y un número indeterminado de trabajadores en las empresas portuarias permanecen aún desaparecidos tras las explosiones, que acumuladas equivalieron a la de 24 toneladas de TNT. Numerosos edificios en un radio de un kilómetro registraron graves daños.

La decisión de evacuar el área se ha tomado después de que empezara a trabajar un equipo de más de 200 militares especialistas en materiales químicos, biológicos y nucleares en busca de supervivientes. Uno de ellos, un varón entre 40 y 50 años, fue rescatado a medio centenar de metros del lugar donde se produjeron los estallidos.

Los medios estatales chinos han recibido instrucciones, según la web China Digital Times, de ceñirse a las informaciones que transmitan la agencia oficial Xinhua u otros canales oficiales. Entre las informaciones expurgadas de las redes sociales chinas se encuentra un reportaje de la prestigiosa revista Caijin, en el que un bombero aseguraba que nadie les informó de que había materiales tóxicos que podían reaccionar al contacto con el agua, la posible causa de la deflagración. Las preguntas sobre cómo la empresa dueña del almacén donde ocurrió la explosión pudo obtener permiso para instalarse tan cerca de zonas habitadas también han sido objeto de la actividad de los censores.

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El bloqueo de información, y el hincapié en las noticias sobre actos altruistas y rescates de víctimas, es algo habitual en los casos de desastre en China. Las autoridades valoran la estabilidad social por encima de todas las cosas y temen que coberturas negativas puedan dar pie al descontento y protestas de la población. Fue el caso del accidente de un ferry en el río Yangtze el pasado mayo, en el que murieron más de 400 personas y los medios se vieron obligados a publicar únicamente los despachos oficiales.

La falta de información ha empezado a generar ya protestas. Una rueda de prensa de funcionarios municipales ayer en la zona de Binhai, el parque industrial donde se produjo el suceso, tuvo que concluir a toda prisa ante los gritos, muy audibles, de una docena de familiares de las víctimas que reclamaban información desde el exterior. “Nadie nos ha dicho nada, estamos a oscuras, no hay ningún tipo de información”, afirmaba una mujer entre lágrimas mientras se la llevaban a rastras empleados de seguridad, informa France Presse. Otro reclamaba: “¡Somos los familiares de las víctimas! ¿Qué derecho tienen a tratarnos así?”

Zona de exclusión

Tianjin ha declarado una zona de exclusión de 3 kilómetros en torno a la zona de las explosiones, ocurridas en un almacén de Ruihai International Logistics, por temor a un cambio en el viento que pueda llevar tierra adentro una nube de contaminantes químicos. En una muestra de la confusión y desinformación reinantes, la agencia Xinhua, que inicialmente informó de que se trataba de una orden gubernamental, desmintió ese extremo. En días previos, las autoridades habían insistido en que la calidad del aire era aceptable, sin una concentración excesiva de elementos tóxicos.

Según el periódico Beijing News, la policía ha confirmado la presencia de cianuro de sodio, un elemento letal si se ingiere o inhala en determinadas cantidades. Gao Huaiyou, el teniente de alcalde de la ciudad, de 10 millones de habitantes y a 120 kilómetros de Pekín, ha reconocido que el almacén de Ruihai “posiblemente” contuviera esa sustancia, pero ha insistido en que ese extremo no se ha confirmado. El Beijing News había hablado de la presencia de 700 toneladas de esa sustancia.

Ante las informaciones contradictorias y el temor a la nube tóxica, algunos ciudadanos de Tianjin han abandonado la ciudad. Es el caso de la esposa y la hija de Ma, un taxista que el jueves afirmaba que se encontraba “más tranquilo sabiendo que la familia está lejos de cualquier peligro”.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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