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El primer ministro griego dimite y adelanta las elecciones

Tsipras: "Sé que no logramos todo lo prometido, pero hemos salvado al país"

Foto: atlas | Vídeo: AFP/ANGELOS TZORTZINIS
María Antonia Sánchez-Vallejo

El primer ministro Alexis Tsipras despejó este jueves la incógnita del culebrón político griego: habrá elecciones anticipadas, probablemente el 20 o el 27 de septiembre. Tras siete meses en el Gobierno, un referéndum de ida y vuelta y un rescate más duro de lo esperado, por no hablar del cisma abierto en Syriza, el dirigente griego hizo buenos los rumores y movió ficha presentando su dimisión, inmediatamente después de recibir el primer tramo de la ayuda, de 26.000 millones, y realizar los pagos al Banco Central Europeo y el FMI que vencían ayer.

Las elecciones se celebrarán pues apenas 30 días después de su convocatoria —el mínimo posible, según la Constitución— y ocho meses después de la llegada al poder de Syriza en coalición con la derecha soberanista y antirrescate de Griegos Independientes (ANEL). Tsipras presentó esta noche su dimisión al presidente del país, Prokopis Pavlópulos, tras hablar con los líderes de los partidos, y le pidió que convoque las elecciones en la fecha más temprana posible.

Poco antes, en un mensaje televisado, anunció su renuncia y el adelanto electoral. “Mi mandato del 25 de enero ha vencido. Ahora el pueblo debe pronunciarse. Ustedes con su voto decidirán si negociamos bien o no [en Bruselas]”, dijo. “Sé que no logramos todo lo que prometimos al pueblo griego pero hemos salvado al país, diciendo a Europa que la austeridad debe terminar”.

Atenas paga al BCE y el FMI

BELÉN DOMÍNGUEZ

Este jueves, tras haber recibido los 26.000 millones de euros correspondientes al primer tramo del rescate —que el Eurogrupo acordó que fuera de hasta 86.000 millones de euros— las autoridades griegas han saldado sus cuentas más inmediatas con dos de sus acreedores. 3.200 millones al Banco Central Europeo (BCE) —que con los intereses serían 3.400 millones—, que vencían este mismo jueves, y 7.160 millones al FMI correspondientes al primer crédito puente concedido por el organismo a mediados de julio.

"Sí, ambos pagos se han concluido hoy [por el jueves]", han confirmado esta mañana fuentes diplomáticas helenas que, aunque no entran en detalles, aseguran que el "total desembolsado este jueves es de 12.000 millones para pagar al BCE, al FMI emitir letras del Tesoro" por los otros 1.000 millones. Tras una semana de votaciones en los Parlamentos cuyos países contribuirán con más cantidad de dinero al rescate de Grecia —como Alemania, España y Holanda— a través de sus contribuciones anuales al Mecanismo de Estabilidad (Mede), el órgano de Gobierno de este organismo se reunió ayer y desbloqueó los 26.000 millones del primer tramo haciéndose efectivo el pago de 13.0000 millones esta misma mañana.

De esos 26.000 millones euros, 10.000 irán a un Fondo específico del Mede, que estará en Luxemburgo, para recapitalizar la banca "inmediatamente", muy deteriorada tras los 20 días de corralito (controles de capital) que impuso el Gobierno de Alexis Tsipras poco antes de celebrarse el referéndum el 5 de julio, según explicó el presidente del Mede, Klaus Regling, tras la reunión del Eurogrupo el pasado viernes. Para ello, sin embargo, los bancos griegos deberán pasar por un examen exhaustivo del BCE que llevará "varias semanas", según expresó a principios de semana la portavoz de Economía de la Comisión Europea, Annika Breidthardt. 3.000 millones irán a paliar, de ahora a noviembre, necesidades internas —no hay aún detalles al respecto— de la Administración helena y los otros 13.000 millones a saldar vencimientos y otros pagos, como los de este jueves.

Su decisión no ha sorprendido. Al contrario, el adelanto ha ido ganando peso a medida que se ampliaba la brecha en Syriza hasta perder la mayoría parlamentaria el viernes pasado, cuando un tercio de sus diputados votó en contra del rescate. En algunos momentos pareció que la crisis podía zanjarse vía congreso extraordinario del partido o, como apuntaron fuentes del Ejecutivo la semana pasada, mediante un voto de confianza en el Parlamento. Fiel a su palabra, el líder de Syriza no movió ficha hasta el desembolso del primer tramo del rescate.

En este sentido, Martin Selmayr, jefe de gabinete del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, dijo en una red social que una convocatoria “inmediata” de elecciones podría “ampliar” la base de apoyo al rescate. La última encuesta de intención de voto antes de las vacaciones, del 24 de julio, da a Syriza en torno al 34% de apoyos, es decir, dos puntos menos que en enero e insuficiente para la mayoría absoluta, lo que le obligaría a pactar con otras fuerzas. Otras fuentes europeas, sin embargo, señalan la inoportunidad de la cita, por suponer que restará tiempo y esfuerzos a la implementación de las reformas. Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo, se mostró confiado en que los comicios no retrasen los ajustes.

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Tras la renuncia del Gobierno, se pone en marcha una complicada maquinaria constitucional en la que el presidente Pavlópulos encargará formar Gobierno, consecutivamente, a los tres partidos más votados —Syriza, Nueva Democracia y el neonazi Aurora Dorada—. Ante el probable fracaso de estos, Pavlópulos recurrirá hasta la cita electoral a un Ejecutivo de transición, dirigido según la mayoría de las fuentes por la jurista Vasilikí Thanou, presidenta del Tribunal Supremo. La Constitución prescribe que el jefe de un Gobierno interino sea un alto magistrado, y Thanou, nombrada en junio, reúne los requisitos, ya que además preside la Comisión Electoral, una de las tres altas instancias judiciales del país. Según la agencia estatal ANA, el propósito de Tsipras es que este gobierno de transición tome posesión el lunes, pero los planes de la conservadora Nueva Democracia (76 escaños) de lograr una mayoría de gobierno podrían retrasar su formación y también, hasta el 27 de septiembre, la cita con las urnas. 

Margen de maniobra

Tsipras tenía poco margen de maniobra para seguir gobernando en minoría parlamentaria, pues no podría sacar adelante en otoño el duro programa de reformas, con ajustes equivalentes al 4-5% del PIB griego y que además cruza casi todas las líneas rojas de Syriza: recorta pensiones, sube impuestos o impone un arduo plan de privatizaciones, tres puntos contra los que el partido de Tsipras articuló su campaña y cuya vulneración ha abierto la guerra en su partido.

De hecho, la primera evaluación del rescate por parte de los acreedores, en octubre, era la fecha que articulaba las dos opciones posibles, defendidas por sendos grupos de fieles a Tsipras, que ayer se reunió con altos cargos del Gobierno y del partido. Unos preferían ir a las urnas antes, en septiembre, y posteriormente celebrar el congreso extraordinario de Syriza —en orden opuesto al teóricamente previsto—; los otros veían más conveniente octubre, para dar tiempo a sacar adelante las reformas de cara a la primera evaluación. Panos Skurletis, ministro de Energía y uno de los más fieles escuderos de Tsipras, defendió ayer la primera opción.

Frente del ‘sí’

El adelanto, pues, era un secreto a voces, y los partidos de la oposición proeuropea (conservadores, liberales y socialdemócratas) llevaban días preparándose, con anuncios, no oficiales, de colaboración en una especie de frente del sí, la opción que defendieron para el referéndum del 5 de julio, en el que casi el 62% de los votantes rechazó una propuesta de acuerdo del Eurogrupo que acabó convirtiéndose en un rescate mucho más duro. El presunto frente del sí fue una posibilidad entonces, pero no llegó a cuajar. La oposición ha advertido a Tsipras de la inconveniencia de convocar unas elecciones como método para dirimir las diferencias en el seno de Syriza y para limpiarlo de sus elementos más radicales.

Con la temprana convocatoria electoral, Syriza evita también que se reorganice la alicaída oposición e, incluso, la posibilidad de que los descontentos de Syriza, liderados por el exministro Panayotis Lafazanis, formen un partido, como ya anunció la semana pasada este disidente. También que los primeros efectos reales, e impopulares, de los ajustes se dejen sentir en una población exhausta por cinco intensos años de crisis.

La Bolsa acoge el anuncio con caídas

ALICIA GONZÁLEZ

La Bolsa de Atenas cerró ayer con pérdidas del 3,52% ante la perspectiva de un adelanto electoral, pese a la leve recuperación que registraron los valores poco antes del cierre.

“Una convocatoria anticipada de las elecciones confirma nuestra posición de que Grecia tendrá dificultades para implementar [las medidas d]el tercer rescate y garantizarse un plan de alivio de la deuda”, escribía en una nota a clientes Jennifer McKeown, de Capital Economics, antes incluso de que se produjera la convocatoria oficial de los comicios.

La caída de ayer no hace sino agravar la tendencia emprendida por los inversores en los últimos meses. Desde máximos del año, a finales de febrero, la Bolsa ateniense cae un 30,5%.

Los inversores parecen temer que la celebración de las elecciones adelantadas retrase la aprobación de las reformas comprometidas al aprobar el tercer rescate. La rentabilidad del bono griego a dos años subió 136 puntos básicos hasta el 12,82%.

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