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Guatemala acudirá a las urnas en medio de una crisis sin precedentes

Millones de ciudadanos están convocados a las urnas el 6 de septiembre en clima de repudio al mandato de Otto Pérez Hay 14 candidatos a la presidencia, solo tres con posibilidades de triunfar

Un estudiante en una manifestación contra Pérez Molina.
Un estudiante en una manifestación contra Pérez Molina.STRINGER (REUTERS)

La mitad de la población de Guatemala, 7,5 millones de los 15 millones, está convocada a las urnas el domingo 6 de septiembre en medio de la peor crisis política de la que se tenga memoria. La población ha salido a las calles para exigir la renuncia inmediata del presidente Otto Pérez Molina, acusado de corrupción por la Fiscalía, cargo que ya tiene tras las rejas a la exvicepresidenta Roxana Baldetti. Catorce candidatos aspiran a la presidencia aunque, de acuerdo a las encuestas, solo tres tienen posibilidades de triunfo. La debacle política de las últimas semanas, sin embargo, puede meter a otro aspirante en la pelea.

Para alcanzar el poder en una primera ronda electoral, el ganador debe obtener más del 50% de los votos válidos emitidos. De lo contrario, los dos partidos más votados disputarán una segunda ronda, prevista para el 25 de octubre. Nadie ha ganado en una primera convocatoria en las siete elecciones que se han celebrado desde el fin de las dictaduras militares, en 1985. 

El millonario Manuel Baldizón encabeza las encuestas. El empresario de 45 años, doctor en Derecho, es impulsado por un partido que creó él mismo a la medida de sus intereses: Libertad Democrática Renovada (Lider). Su candidatura viene en caída libre desde que la Fiscalía y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) acusaran a su candidato a la Vicepresidencia, Edgar Barquín, y a siete aspirantes a diputados de delitos como lavado de dinero. A esto se suma la prohibición de realizar publicidad, al haber rebasado, por mucho, el techo fijado por las autoridades electorales. Baldizón ha ignorado la orden. Con todo, sigue al frente con un 24,9% de intención de voto, 5,9% menos que en la muestra anterior.

Dos candidaturas se encuentran en un empate técnico, y podrían disputar el poder a Baldizón en la probable ronda electoral de octubre. El candidato sorpresa es Jimmy Morales, un comediante de televisión de 46 años, con estudios en Administración de Empresas y un doctorado en Seguridad Estratégica. En las encuestas anteriores ni siquiera aparecía. Su ascenso se atribuye a que la población lo considera una "cara nueva", ajeno a la clase política tradicional, cuya impronta ha sido el expolio de los bienes del Estado. Su mayor debilidad, es estar impulsado tras bambalinas por los sectores más conservadores del Ejército. Los halcones de la guerra de guerrillas que ensangrentó a Guatemala entre 1960 y 1996.

Sandra Torres, de 60 años, licenciada en Ciencias de la Comunicación y exesposa de Álvaro Colom (presidente entre 2008 y 2012), aparece estancada en las encuestas, con un 14,7% de intención de voto. Su gran fortaleza es el electorado rural, merced a las políticas solidarias que ejecutó durante el mandato de su exmarido. Su debilidad está en las áreas urbanas, donde no termina de despegar.

El resto de candidaturas hasta completar el cartón de lotería que semeja la papeleta electoral, está integrado por una oferta variopinta que abarca desde la antigua guerrilla de inspiración marxista (URNG-Winaq), empresarios y Zury Ríos, la hija del exdictador Efraín Ríos Montt. De todos, el único que ofrece un plan novedoso que podría asegurar apoyos no previstos es el economista Lizardo Sosa, expresidente del Banco de Guatemala (Central), que ofrece un gobierno transitorio de no más de dos años para impulsar los cambios que el país necesita y refundar la democracia. Su debilidad es su proximidad con el expresidente Alfonso Portillo.

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Guatemala vive las últimas horas de un proceso electoral atípico. “Hay un entorno de anormalidad, con procesos judiciales en contra de candidatos y un presidente, Otto Pérez, contra quien se pide que sea despojado de su inmunidad”, dice a EL PAÍS el director del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos, Edgar Gutiérrez. El académico ve dos grandes peligros para la frágil institucionalidad del país. “El primero, que el abstencionismo y el voto nulo sean tan altos que el próximo Gobierno carezca de legitimidad. Esto hará muy frágil la gobernabilidad. Cuando a esto sumas un Estado desfinanciado, el nuevo régimen, incapaz de atender a las demandas ciudadanas, podría caerse”. Para evitar el colapso, Gutiérrez ve la necesidad de convocar a un pacto de unidad nacional que permita dar un nuevo oxígeno al sistema, con una prioridad absoluta: “que el Estado recupere su capacidad de recaudación tributaria”.

La activista Hellen Mack afirma que las elecciones del domingo 6 transcurrirán en la incertidumbre. “Hay mucho descontento. El próximo Gobierno arrancará con muy poca legitimidad y deberá enfrentar a una ciudadanía dispuesta a auditar cada uno de sus movimientos”, dijo Mack a este periódico.

Para el periodista y sociólogo Gustavo Berganza el futuro Gobierno deberá tener muy claro, desde el primer día, que no va a gobernar en circunstancias normales, sino será de transición. “No se puede gobernar a un país sin legitimidad y, menos todavía, sin recursos económicos y con una legislación débil. Se impondrán alianzas en busca de un mandato de unidad nacional que difícilmente pueda completar la legislatura”, concluye.

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