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El último debate de la campaña electoral griega termina en tablas

Tsipras rechaza la oferta de coalición del conservador Meimarakis, pero ambos coinciden en la necesidad de sacar adelante el rescate

María Antonia Sánchez-Vallejo
Tsipras y Meimarakis, antes del debate.
Tsipras y Meimarakis, antes del debate.Lefteris Pitarakis (AP)

El segundo, y definitivo, debate de la campaña electoral griega enfrentó esta noche a los dos líderes con más posibilidades de ganar las generales anticipadas del próximo domingo. Alexis Tsipras, líder de Syriza y primer ministro hasta agosto, y Vanguelis Meimarakis, presidente interino de la conservadora Nueva Democracia (ND), intentaron en su cara a cara televisivo arañar los votos precisos para garantizarse una victoria más que ajustada según todas las encuestas: entre el izquierdista y el conservador apenas hay una diferencia de un punto, si bien ND ya ha tocado techo en apoyos y el mayor número de indecisos (entre el 10% y el 17%) se sitúa, a juzgar por los sondeos, en las filas de la izquierda.

En un debate retransmitido en directo por la radiotelevisión pública (ERT, reabierta en mayo por el Gobierno de Syriza tras su cierre fulminante en 2013 por el de ND), ambos líderes abordaron en tres bloques sus programas. En el primero, respondieron a las preguntas de seis periodistas; en el segundo, expusieron y debatieron sus propuestas en dos fases, política interior (economía, empleo, desarrollo, etcétera) y exterior (en especial la crisis migratoria, dado que Grecia es la principal puerta de entrada a Europa de los refugiados), y en el tercero, respondieron a las preguntas del moderador, el periodista de la ERT Panos Jaritos.

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El líder de Syriza aseguró que, si gana las elecciones del domingo, buscará equilibrar el impacto negativo del rescate negociando mejores condiciones para las cuestiones pendientes, como la cartera de las deudas morosas en los bancos, las relaciones laborales o el problema del fondo de las privatizaciones. Meimarakis, por su parte, hizo hincapié en mejorar las condiciones para los agricultores, que en breve quedarán exentos de sus beneficios fiscales, o en rebajar la presión impositiva una vez que se haya logrado el primer superávit fiscal.

Tsipras rechazó la oferta de colaboración en un hipotético gobierno de Meimarakis y dijo confiar en que su socio de coalición, Griegos Independientes (ANEL), entre en el Parlamento. El presidente de Syriza instó de nuevo a los votantes a concederle una mayoría absoluta que le permita gobernar en solitario. "Sólo necesitamos dos votos más de los que logramos en enero", dijo.

Visiblemente nervioso en algunos tramos del debate Tsipras, más sereno el conservador, ambos abordaron la acuciante crisis de los refugiados. Meimarakis insistió en que son dos tipos de migrantes distintos (refugiados e inmigrantes "ilegales", subrayó, señalando que no hay que tener reparos en usar esa denominación), y que cada grupo requiere una gestión; Tsipras descartó las soluciones militares, asegurando que es deber de la Guardia Costera "salvar a refugiados", y pidió una mayor implicación de Frontex en la protección y control de un "litoral inabarcable", el de las islas griegas.

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El debate de los siete principales líderes políticos del pasado miércoles, del que fue excluido el líder neonazi, fue blanco de las críticas por la rigidez del formato, un monólogo paralelo y cronometrado de los distintos participantes, sin interacción alguna entre ellos. Como novedad, en la convocatoria de esta noche los dos contendientes pudieron mostrar con una tarjeta roja su desacuerdo.

Es la primera vez que se celebran debates electorales desde que, en la campaña de 2009, el conservador Kostas Karamanlís y el socialista Yorgos Papandreu, vencedor a la postre por mayoría absoluta, se enfrentaran ante las cámaras, parapetados tras sendos atriles. A diferencia de la cita de la semana pasada, Tsipras y Meimarakis afrontaron también este lunes en pie las preguntas de los periodistas y su propio intercambio de ideas, en un debate que se prolongó durante tres horas.

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