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Un Pasok en horas bajas se perfila como factor clave en Grecia

Tras la debacle electoral de enero, el histórico partido socialista se ofrece como socio de coalición tanto a Syriza como a Nueva Democracia

María Antonia Sánchez-Vallejo
Fofi Yenimatá, líder del Pasok, en Salónica.
Fofi Yenimatá, líder del Pasok, en Salónica.A. Michailidis / Demotix (Alexandros Michailidis / Demotix / Cordon Press)

El viejo Pasok recupera el pulso según las encuestas, que le auguran hasta el 6,5% de los votos este domingo tras la debacle electoral de enero. Protagonista indudable del establishment en las últimas cuatro décadas, hundido luego por la crisis y los rescates, es ahora un claro candidato a socio de coalición en un Gobierno liderado bien por Syriza, bien por Nueva Democracia, los dos partidos que encabezan los sondeos. La resurrección del partido fundado por el carismático Andreas Papandreu en 1974 acaba de empezar.

En el poder o en la oposición, el Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok) está grabado en el ADN de los griegos. “Pregunta aquí, en esta terraza, dos de cada tres personas confesará haber votado alguna vez en su vida al Pasok”, propone ante un café Elias Vergitsis, durante los últimos 16 años colaborador del, entre otros cargos, ex vicepresidente Evánguelos Venizelos. Venizelos, que se presenta de nuevo este domingo como candidato a diputado, rigió los destinos del Pasok durante la travesía del desierto del segundo rescate hasta que el varapalo electoral de enero, poco más del 4,5% de los votos —una caída en el abismo desde el 44% de 2009—. le empujó a dimitir como líder.

Con su nueva dirigente, Fofi Yenimatá, hija de uno de los históricos del partido —de nuevo la mezcla de familia y política, tan definitoria del sistema tradicional griego—, el Pasok parece haber recuperado nervio, con una intención de voto de hasta el 6,5%; en esta ocasión en listas conjuntas con el centroizquierdista Izquierda Democrática (Dimar). A esta joint venture del centro fue invitado Yorgos Papandreu, que declinó la invitación porque no era cuestión de volver al lugar del crimen, tras haber matado precisamente al padre: el Pasok fue sacrificado por el hijo en enero al presentar su propio partido, el Movimiento Socialista Democrático (por debajo del 3%, es decir, fuera del Parlamento, según sondeos). El Pasok aparece hoy en todas las quinielas como socio de un Ejecutivo presidido indistintamente por Syriza o por Nueva Democracia, con quien gobernó de junio de 2012 a enero de 2015. Una encuesta le augura incluso el tercer puesto en las urnas, en detrimento de los neonazis.

Antipolítica basura

Aunque en los últimos días ha perdido fuelle, la sorprendente irrupción de la desconocida Unión de Centristas en las encuestas de intención de voto, con más del 3% (y por tanto representación parlamentaria), lejos de inquietar al electorado, le mueve a risa por las salidas de tono de su líder, Vasilis Leventis, a quien muchos griegos recuerdan por sus chocarreras intervenciones en programas de televisión locales, atacando la corrupción, comiendo pizza o bebiendo café en directo. “El partido de Leventis no es antipolítica al estilo de Beppe Grillo, en absoluto; como mucho es antipolítica payasa o basura”, explica el analista Dimitris Rapidis.

Otros, como el sociólogo filo-Syriza Ilias Yoryadis, lo consideran un karayoz, personaje del teatro de sombras tradicional, movido por hilos invisibles. "Leventis, que en enero logró su mejor resultado, el 1,79% de los votos, es un instrumento apoyado por los poderes fácticos para restar votos a Syriza, sólo que amparado en una marca de resonancias históricas", dice, en referencia a la Unión de Centro fundada en 1961 por Yorgos Papandreu, senior (abuelo del político homónimo), como heredera del liberalismo conservador y monárquico de Elefzerios Venizelos.

“Vamos a seguir subiendo en intención de voto pero no hasta los niveles de antes, nadie más volverá a tenerlos por el descrédito de la política y los efectos de la crisis. El Pasok irá remontando hasta llegar al 15%, máximo el 20% en los próximos años. Pero lo cierto es que la narrativa de éxito del país desde 1981 [fecha de su primera victoria electoral] está escrita en gran medida por el Pasok, que ha gobernado buena parte del tiempo desde entonces. El Pasok de hoy está formado por los más militantes y los más honestos, tras la transferencia de votos, y sobre todo de cuadros, a Syriza”.

En enero, antes de la victoria de Syriza, Venizelos visitó a Alexis Tsipras en su despacho del Parlamento. “Sabes que vas a ganar, ¿verdad?”, preguntó el socialista al líder de Syriza. “Pues antes de que pasen seis mese te habrán follado vivo, y acabarás firmando un nuevo rescate”, le espetó, recuerda un testigo de la entrevista que requiere el anonimato. La clarividencia de Venizelos no llegó sin embargo a prever el corrimiento de tierras ideológico de la política griega. “La sociedad se ha despolitizado muy rápidamente en los últimos años, no le cuesta nada votar ahora a la derecha y luego a la izquierda, o viceversa”, recuerda el testigo.

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Cuando se remansen del todo las turbulentas aguas de la política —y los efectos de la crisis, a la que aún le quedan por experimentar las reformas del tercer rescate—, el centroizquierda concitará el 25% de los votos, su nicho natural, profetiza el socialista Vergitsis. “Acabarán volviendo a su cauce, el Pasok no ha cambiado ni una línea desde 2010, los que han mentido son otros. Pero todavía hay mucha envidia y mucho rencor…”. Y también muchas acusaciones de clientelismo y corrupción, congénitos del antiguo sistema político griego.

Fofi Yenimatá fue para muchos la líder más floja de los siete que participaron en un debate televisado, la semana pasada. “Leía el monitor todo el rato, no tiene soltura, ni empaque político o la solvencia intelectual de su predecesor. Sin comentarios”, evalúa el analista Dimitris Rapidis. “Fofi está más en el ADN del Pasok que Venizelos, creció mamando doctrina y cuando habla lo hace de una manera fácil de entender”, replica Vergitsis. Desde luego, pedigrí no le falta: es hija de Yorgos Yenimatás, uno de los históricos del movimiento, varias veces ministro, impulsor del sistema nacional de salud en los ochenta y, en general, muy respetado por la población. Varios hospitales del país, entre ellos un importante centro de Atenas, llevan su nombre, un hecho ante el que Alexis Iliadis, votante del Pasok por tradición familiar (como el 27% de su electorado) y ahora desencantado, se permite bromear: “Ese es el estado del Pasok, hospitalario, con respiración asistida. El país entero, el estado de la sanidad pública y la astenia del Pasok. Estamos para que nos ingresen a todos, si es que aún quedan sitios en pie para ello”.

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