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Egipto renueva su Gobierno a un mes de las legislativas

El nuevo primer ministro ocupaba cartera en el anterior y muestra su carácter continuista

Al Sisi (a la derecha) escucha el juramento del nuevo primer ministro egipcio al asumir el cargo este sábado en El Cairo.
Al Sisi (a la derecha) escucha el juramento del nuevo primer ministro egipcio al asumir el cargo este sábado en El Cairo. AP

El régimen egipcio presidido por el mariscal Abdelfatá al Sisi afrontará las elecciones legislativas del próximo mes con un Ejecutivo remozado. Una semana después de la dimisión en bloque del gabinete liderado por Ibrahim Mehleb, el sabado por la mañana el nuevo primer ministro, Sherif Ismail, juró su cargó junto a sus 33 ministros. De estos, aproximadamente la mitad son nuevos y la otra mitad repiten en el cargo, incluidos los de más peso político como los de Defensa, Interior, Asuntos Exteriores y Justicia. De hecho, Ismail, el flamante primer ministro, hasta ahora era el ministro del Petróleo.

La súbita dimisión en bloque del anterior Ejecutivo fue acogida con sorpresa por los medios de comunicación egipcios. La mayoría de observadores apuntan como posible razón el hecho de que dos de sus integrantes se habían visto salpicados por escándalos de corrupción. Uno de ellos, Salah Eddin Halal, entonces ministro de Agricultura, de forma muy directa, pues incluso fue arrestado. El otro, el primer ministro, Ibrahim Mehleb, se vio implicado en uno de los juicios contra el dictador Mubarak por malversación de fondos públicos, pero no fue finalmente procesado.

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Unos minutos después de que los miembros del nuevo Ejecutivo juraran su cargo en el palacio presidencial, hizo lo propio el juez Nabil Ahmed Tawfiq, nombrado nuevo fiscal general del Estado. La ceremonia tuvo lugar unos 80 días después del asesinato de su predecesor, Hisham Barakat, a través de un atentado con coche bomba. Barakat es la más alta autoridad asesinada por la insurgencia islamista que azota Egipto, que ha segado la vida de más de 600 miembros de las fuerzas de seguridad en los últimos dos años.

Fuentes cercanas a la presidencia declararon a la agencia de noticias AFP que los cambios tenían como objetivo “bombear sangre nueva” en el Ejecutivo. Sin embargo, no se espera un verdadero cambio en su orientación política, fijada por Al Sisi. La decisión llega cuando falta exactamente un mes para el inicio de las elecciones legislativas, un proceso que contará con varias rondas y se prolongará durante dos meses. Entre las listas mejor colocadas para hacerse con la victoria figura la coalición “Por el amor de Egipto”, considerada por muchos la favorita del régimen.

El anterior equipo se vio obligado a dimitir forzado por casos de corrupción
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Egipto no cuenta con un Parlamento desde junio del 2012, cuando fue disuelto por un fallo técnico en la ley electoral que rigió las primeras elecciones libres después de la revolución del 2011. Por lo tanto, después del golpe de Estado que depuso al expresidente islamista Mohamed Morsi en verano del 2013, las nuevas autoridades han promulgado leyes desde el poder Ejecutivo, sin la existencia de un contrapeso en el legislativo. El nuevo Parlamento salido de unas elecciones de dudosa limpieza -buena parte de la oposición se encuentra entre rejas- tendrá unas pocas semanas para revisar los centenares de nuevas leyes sancionadas los últimos dos años.

A pesar de que los analistas prevén un Parlamento fragmentado, incapaz de ejercer de contrapoder frente a un Gobierno todopoderoso, el presidente Al Sisi ha mostrado su inquietud por tener que ceder parte de sus prerrogativas, de acuerdo con la Constitución. Por ejemplo, la Carta Magna establece que el Parlamento debe aprobar el Gobierno propuesto por el presidente. En una declaración pública a la televisión nacional, Al Sisi sugirió la semana pasada una revisión de la Constitución para ampliar sus poderes y recortar los del legislativo.

“La Constitución otorgó al Parlamento amplios poderes con buenas intenciones. Pero el país no se puede gobernar con buenas intenciones”, sostiene Al Sisi. Varios partidos políticos favorables al régimen mostraron su oposición a una reforma de una Carta Magna impulsada por el propio presidente hace poco más de un año. “El presidente no quiere un Parlamento con el poder de revisar toda la legislación que ha promulgado”, opina Mustafá Kamel Sayed, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de El Cairo.

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