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Las víctimas de abusos en Estados Unidos piden gestos al Papa

Francisco visitará el fin de semana Filadelfia, la única ciudad de EE UU con un alto cargo religioso condenado por vejaciones sexuales

Preparativos en Filadelfia ante la visita del Papa
Preparativos en Filadelfia ante la visita del PapaMatt Rourke (AP)

Filadelfia ocupa un lugar clave en la oscura historia de abusos sexuales de la Iglesia Católica en Estados Unidos. Es la única ciudad en que un alto cargo religioso ha sido condenado por un caso relacionado con vejaciones a menores. Ocurrió en 2012. Otros casos en la ciudad se remontan a los años cuarenta y quedaron impunes.

Las sombras del pasado, también en otras partes de EE UU, planearán el próximo fin de semana durante la visita del Papa Francisco a Filadelfia para participar en el Encuentro Mundial de las Familias.

El pontífice visitará el sábado la archidiócesis de Filadelfia, la sexta más grande de EE UU. Allí trabajaba el sacerdote William Lynn, que en 2012 fue condenado a tres años de prisión por permitir en los años noventa que otro cura acusado de pederastia estuviera en contacto con niños, de los que abusó. La sentencia contra Lynn fue reducida a principios de 2014 a arresto domiciliario, pero el pasado mayo fue reinstaurada y volvió a prisión. Un gran jurado acusó a tres arzobispos consecutivos de Filadelfia de proteger a decenas de curas sospechosos de cometer excesos.

Fuera de su agenda oficial, es posible que Francisco se reúna con víctimas de vejaciones sexuales durante sus seis días de visita en Washington, Nueva York y Filadelfia. Lo hizo su predecesor, Benedicto XVI, en su viaje de 2008 a EE UU, que tiene la cuarta población católica del mundo. Un 20,8% de los estadounidenses (80 millones) son católicos, por debajo del 25,4% de evangélicos protestantes, según datos del centro Pew.

“Si quieren a alguien que mantenga una conversación sobre este asunto estaría encantado. Pero no me interesa si lo quieren solo para tomarse una fotografía con el Papa para que puedan decir que se ha reunido con un superviviente”, dice John Salveson, que como adolescente en los años setenta sufrió los abusos de un pastor de su escuela católica en el Estado de Nueva York.

Salveson, que lleva más de 30 años viviendo en Filadelfia, es el presidente de la Fundación para Abolir los Abusos Sexuales a Niños. La organización aboga por ampliar el periodo en que prescriben los delitos por abusos y la capacidad de denuncia de las víctimas.

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Termómetro contra los abusos

El activista aplaude algunas de las medidas tomadas por el Papa argentino contra los excesos sexuales, pero cree que la visita a Filadelfia es el marco idóneo para demostrar su verdadero compromiso contra esa lacra. Aprovechando la visita, otras víctimas estadounidenses han decidido contar por primera vez públicamente su calvario.

Salveson tiene dos peticiones para el pontífice: que los abusos sean un asunto central de debate en el Encuentro Mundial de las Familias y que todos los altos cargos lleven un lazo negro en su vestimenta en honor a las víctimas que no han recibido justicia. “Es bastante razonable y fácil de hacer”, esgrime. Su fundación no prevé llevar a cabo protestas durante la visita para no alterar el ambiente festivo. “Solo queremos que se reconozca que existimos y que hay una obligación de abordar este asunto”, dice.

El reverendo Dennis Gail, rector de la catedral de San Pedro y San Pablo, en la que el Papa oficiará una misa, cree un error querer vincular la visita de Francisco con los casos de abusos sexuales de clérigos en Filadelfia. “Todos nosotros tenemos que estar preocupados de que nadie abuse de otra persona, pero no creo que su viaje esté dirigido específicamente a eso”, dice.

Desde que asumió el papado en marzo de 2013, Francisco ha pedido perdón a víctimas y ha impulsado una comisión contra los abusos, que ha llevado a la creación de un tribunal que podrá perseguir y penalizar a clérigos. Pero los activistas le reclaman gestos vinculantes y recuerdan que la ONU ha criticado la respuesta del Vaticano ante las denuncias.

Es menos común ahora que afloren en EE UU nuevas acusaciones de vejaciones sexuales tras las decenas de casos destapados en la última década en iglesias católicas en todo el país. Las iglesias se han gastado centenares de millones de dólares en procesos judiciales e indemnizaciones, lo que ha dejado en bancarrota a varias de ellas.

La Conferencia Nacional de Obispos Católicos de EE UU acordó en 2002 apartar a los religiosos con acusaciones creíbles de abusos, pero ha habido irregularidades. Un gran jurado reveló en 2011 que seguían en activo en Filadelfia 37 pastores con acusaciones previas. Tampoco ha desaparecido la opacidad: el grupo Bishop Accountability, que documenta abusos, estima que la Iglesia no ha revelado el nombre de al menos 2.400 pastores estadounidenses con acusaciones de vejaciones sexuales.

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