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Un grupo de normalistas arrasa con la Fiscalía de Guerrero

Unos cien estudiantes rompieron cristales, ordenadores y muebles en protesta por los escasos resultados en la investigación de la desaparición de los 43 de Ayotzinapa

Luis Pablo Beauregard
El vestíbulo de la Fiscalía General de Guerrero.
El vestíbulo de la Fiscalía General de Guerrero.Saúl Ruiz

El crujir de cientos de cristales rotos bajo los pies era lo único que se escuchaba la mañana de este lunes en las oficinas de la Fiscalía de Guerrero. Ningún teléfono sonó. Tampoco existió conversación alguna entre burócratas. Un huracán de ira arrasó el lugar dejando silencio en las tres plantas del edificio ubicado en Chilpancingo, la capital del Estado.

Al menos cien estudiantes, insatisfechos por los escasos resultados en la investigación de la desaparición de 43 compañeros de Ayotzinapa, entraron a la fuerza a destruir todo lo que estaba a su paso. La protesta tomó a pocos por sorpresa. Faltan cinco días para que se cumpla un año de la tragedia de Iguala. “Sabíamos que iba a pasar algo, pero no creímos que fueran a ser tan violentos. Ahora sí se ensañaron”, ha dicho este mañana una empleada de la Fiscalía.

Ningún empleado resultó herido en el incidente. Más de 10.000 trabajadores sindicalizados del Gobierno de Guerrero comenzaron este lunes un paro de labores para exigir el pago de 2.500 pesos (150 dólares) por el fin del mandato del Gobierno local, que concluye el 29 de septiembre. Por esto, decenas de burócratas de la Fiscalía que se manifestaban afuera de la oficina fueron testigos de la llegada de los normalistas poco antes de las diez de la mañana. Durante media hora escucharon cómo se destruía con cadenas los vidrios del edificio, se azotaban los ordenadores, volcaban los archiveros y se rociaba con gasolina para prender fuego a una caseta de vigilancia. Antes de irse, los estudiantes pegaron en los muros cientos de folios con los rostros de los desaparecidos. "La sociedad cree que son estudiantes, pero un estudiante no hace esto", dijo un trabajador de la Fiscalía que evaluaba los daños.

Miguel Ángel Godínez, el fiscal del Estado, dijo que la policía no actuó para evitar un choque que pudo haber resultado en otra tragedia. Los policías ministeriales que estaban en el edificio se replegaron cuando llegó el grupo de encapuchados a bordo de seis camiones. Esta no es la primera ocasión que se destruyen oficinas del Gobierno de Guerrero. Desde la desaparición de estudiantes, la noche del 26 de septiembre de 2014, se ha prendido fuego a vehículos oficiales y se han quebrado las ventanas del edificio de los Servicios Periciales, el único lugar de Guerrero donde se realizan pruebas de ADN a los familiares de los miles de desaparecidos que tiene el Estado.

El fiscal dijo en una conferencia de prensa que la violencia no lleva al esclarecimiento de lo sucedido en Iguala ni a hacer justicia. “Estos hechos generan impunidad porque tenemos pocos recursos. Tenemos poco dinero para viáticos y para operar. Que todavía nos vengan a saquear, robar computadoras y documentos nos retrasa mucho en los temas de investigación”, se quejó. Este martes, Godínez se reunirá con funcionarios de la Procuraduría General de la República (PGR, Fiscalía) para discutir los avances de una investigación que, a casi un año del suceso, permanece más abierta que nunca.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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