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“En una transición, es vital tener una sociedad civil fuerte e independiente”

Entrevista a Samir Shaafi, Secretario General adjunto del principal sindicato tunecino

Samir Shaafi, Secretario General adjunto de la Unión General Tunecina del Trabajo (UGTT).
Samir Shaafi, Secretario General adjunto de la Unión General Tunecina del Trabajo (UGTT).

Poco se imaginaba en invierno de 2010 Samir Shaafi, entonces sindicalista en una compañía de la región de Sfax, que acabaría recibiendo un Premio Nobel de la Paz coral cinco años más tarde por su labor en la construcción de un país democrático en Túnez. La inesperada revolución de los jazmines, que destronó al tirano Ben Alí, le aupó a la dirección de la UGTT, el principal sindicato del país y máximo artífice de la creación del Cuarteto Nacional del Diálogo, junto a otras tres instituciones de peso de la sociedad civil tunecina.

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Pregunta: ¿Cómo valora la concesión del Premio Nobel al Cuarteto?

Respuesta: Es un orgullo para la UGTT, y también toda una sorpresa. Es la primera vez que un Premio Nobel recae en Túnez. Sabíamos que estábamos entre los favoritos del año pasado, pero en este, ni tan siquiera estábamos pendientes del Nobel. Creo que el galardón es un éxito compartido no solo por parte de los integrantes del Cuarteto, sino también de toda la sociedad civil tunecina y de su pueblo, con una mención especial para sus mártires.

P: ¿Cómo definiría el papel del Cuarteto en el éxito de la transición tunecina?

R: Muy importante, rescató la transición en su momento más crítico. Desde la caída de Ben Alí, la sociedad civil decidió implicarse en el proceso de transición, y durante el 2012 se celebraron dos grandes conferencias de diálogo en las que participaron más de 100 entidades, incluidos partidos políticos. Sin embargo, tras el asesinato del político Mohamed Brahmi, el país cayó en un periodo oscuro de confrontación civil. Entonces, conscientes de nuestra responsabilidad histórica, desde la UGTT propusimos a otras tres instituciones prestigiosas de la sociedad civil mediar entre el Gobierno y la oposición. A pesar de nuestras diferencias, fuimos capaces de pactar una hoja de ruta, y convencer a los partidos políticos de la necesidad de hacer concesiones para consensuar la nueva Constitución y la formación de un Gobierno tecnocrático de unidad nacional.

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P: ¿Por qué Túnez es el único país de la Primavera Árabe que ha sido capaz de culminar una transición pacífica?

R: Esta pregunta podría dar para una tesis doctoral... Creo que hay varios factores que nos diferencian del resto. En primer lugar, el pueblo tunecino cuenta con un alto nivel educativo, así como una larga cultura de tolerancia hacia el otro. No tenemos una historia de conflictos sectarios. En segundo, nuestra posición geográfica es de gran ayuda. Estamos lejos del conflicto árabo-israelí, y por lo tanto, no hay intereses extranjeros interesados en inmiscuirse en nuestra política interna. Por último, Túnez cuenta con instituciones civiles, como la UGTT, que gozan de una gran popularidad y legitimidad entre la sociedad.

P: ¿Qué lecciones se pueden extraer de la experiencia tunecina que pueden servir a otros países en transición?

R: Es vital que haya entidades civiles independientes de los partidos políticos fuertes, capaces de defender el interés general y de promover grandes pactos de consenso. Sobre todo, su existencia es necesaria cuando se tensa el panorama político. Además, también destacaría la voluntad de no recurrir a la intervención extranjera ante la aparición de problemas, sino que siempre supimos que los debíamos solucionar entre nosotros, los tunecinos. Nunca las injerencias extranjeras traen soluciones, más bien agravan los problemas como hemos visto en Siria, Irak y Yemen.

P: ¿Es optimista respecto al futuro de Túnez?

R: Sí, lo soy, aunque el país tiene aún graves problemas. Hemos triunfado en un aspecto de la transición, el político, pero en los otros dos, el social y el económico, queda mucho trabajo por hacer. El país sufre de un elevado nivel de paro y de desigualdades sociales. Si queremos que nuestra experiencia sea un verdadero éxito, debemos conseguir mejoras en las condiciones de vida del ciudadano medio. Y para ello, proponemos la celebración de una nueva ronda de diálogo nacional.

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