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Passos Coelho: “No avanzamos rigurosamente nada”

Fracasa la reunión entre el PS y la coalición de centro derecha para formar Gobierno en Portugal

Passos Coelho, a la izquierda, con António Costa, antes de entrar en la reunión.
Passos Coelho, a la izquierda, con António Costa, antes de entrar en la reunión.FRANCISCO LEONG (AFP)

"No avanzamos rigurosamente nada". Esta fue la frase del actual primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, tras la reunión mantenida esta noche con el socialista António Costa para formar Gobierno.

Las elecciones del 4 de octubre dejaron sin la mayoría absoluta a la coalición de centroderecha, PSD-CDS, que gobierna desde 2011. Y, por primera vez, el PC y el Bloco de Esquerda no han renunciado a colaborar con el PS para formar un Gobierno de mayoría de izquierdas. El árbitro de la situación es el socialista António Costa, que puede pactar con los de un lado o con los del otro.

En la reunión de la noche del martes, según Passos Coelho, Costa le declaró su "insatisfacción" por la propuesta de 23 puntos que le había hecho la coalición ganadora de las elecciones PSD-CDS. "Pero no ha habido una contrapropuesta. No sabemos que pretende el partido socialista. Yo le pedí a Costa que nos hiciera llegar una contrapropuesta, pero no sé si hay una predisposición a seguir con el diálogo o no".

El compañero de coalición, Pablo Portas (CDS), manifestó que para Costa el documento que le presentaron fue "insuficiente", "pero no sabemos qué es suficiente".

Costa ratificó la impresión de la coalición: "El documento que nos presentaron no traduce un esfuerzo suficiente ni revela la comprensión del nuevo mapa parlamentario". El líder socialista enumeró algunas insatisfacciones, "lagunas graves" respecto al empleo y el combate a la pobreza infantil, el alivio de escalones de la renta o la eliminación del IVA a la restauración del 23%.

El líder socialista, que acusó a la coalición de falta de humildad, anunció que responderán a la coalición con una contrapropuesta, "pero no tenemos mucho tiempo".

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Las negociaciones del socialista António Costa a un lado y a otro del espectro político portugués están sacando de quicio a sindicatos, a partidos y hasta a Aníbal Cavaco Silvia, el presidente de la República, que, a tres meses de dejar el cargo, se ha convertido en el blanco de todos los golpes.

"El PS está en mejor posición que la derecha para formar un Gobierno estable", declaró Costa a la agencia Reuters horas antes de verse con Passos Coelho. Efectivamente, el líder socialista ha convertido en virtud poselectoral su calamitosa campaña; su derrota, en una victoria en la negociación. De repente, los más maleables no son los partidos de centroderecha (PSD y CDS), sino el PC y el Bloco de Esquerda (BE) que, con tal de hacer posible un Gobierno de mayoría de izquierdas, renuncian a pedir la salida de la OTAN, el abandono del euro, al perdón de la mitad de la deuda, a la nacionalización de la banca o a que se recuperen privatizaciones.

"No hemos ganado las elecciones", se justifica la líder del BE, Catarina Martins, "por eso renunciamos a una parte del programa para dar prioridad a lo que puede haber en común con el Partido Socialista y que es lo más inmediato: el fin de la precariedad laboral y la recuperación de los derechos laborales".

Martins estima que hay "un camino común con los socialistas". No obstante, puntualiza que "habría sido más saludable que el PS hubiera tomado una decisión de lo que quiere para el país. [Costa] ha optado por no ser claro". Se ha manifestado así al ser preguntada por la posibilidad de que el socialista utilice sus conversaciones con el PC y el BE para ir con mejores bazas a negociar con la coalición ganadora PSD-CDS.

Horas antes del segundo encuentro de Costa con Passos Coelho (PSD-CDS), en la tarde del martes, el socialista dejó una pista de una posible unión con la coalición de centro derecha. "Pasaremos página a la austeridad", dijo. Esta declaración llegó después de que el PSD-CDS le enviase 23 propuestas para un pacto de gobierno. Entre ellas se incluía el aumento del salario mínimo, el fin de los recortes a funcionarios y pensiones en dos o tres años, en lugar de los cuatro que proponía inicialmente el PSD-CDS, y todo ello cumpliendo el Tratado Presupuestario con Bruselas.

Daños colaterales

La ronda de contactos está teniendo daños colaterales. El sindicato UGT ha convocado una reunión urgente de su ejecutiva después de que su secretario general, a título personal, condenase un posible Gobierno de mayoría de izquierdas. El sindicato CGT, sin embargo, apoyo sin fisuras un Gobierno de izquierdas.

El ex presidente de la Comisión Europea, Durão Barroso, también ha entrado en el debate, totalmente contrario a un acuerdo con PC y Bloco, "antieuropeos y antiTratado Presupuestario". "Sería muy negativo para la confianza en Portugal", ha señalado al Diario Económico. "A pesar de haber salido ya de la crisis, nada es irreversible".

También el presidente de la República es objeto de críticas generalizadas por haber fomentado desde el primer momento un Gobierno de coalición del centro derecha con los socialistas, perdiendo la neutralidad que le exige el cargo.

A falta de adjudicar los cuatro escaños reservados a la emigración, Cavaco Silva tiene que encargar Gobierno tras escuchar a todas las fuerzas políticas parlamentarias. El presidente tiene la facultad de encargárselo a la coalición ganadora, aunque el PS puede presentarle una alternativa estable.

Costa está estirando la cuerda a un lado y a otro del espectro político y hasta final de semana no decidirá con quién va. En el caso de una mayoría de izquierdas, él sería primer ministro; en el caso de un apoyo temporal al actual Gobierno, no; aunque habría otro reparto de cargos. Si no hubiera acuerdo ni con la izquierda ni con el centro derecha —un escenario de inestabilidad que no se contempla—, la coalición del PSD-CDS podría gobernar en minoría. En ese caso, una izquierda unida podría derribarlos en el Parlamento, con lo cual el presidente tendría que dejar en funciones al actual Ejecutivo hasta el mes de abril, cuando ya se pudieran convocar nuevas elecciones.

Los comicios del pasado día 4 dejaron una Asamblea de la República con 104 escaños para el centro derecha del PSD-CDS; 85 para el PS, 19 del BE, 17 del PC y uno del PAN (Personas Animales Naturaleza). La mayoría se consigue con 116 diputados.

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