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Varoufakis llama a crear una “red” para “democratizar” la UE

El ministro promueve un "movimiento progresista" que vaya más allá de los partidos

Lluís Pellicer
El exministro Yanis Varoufakis, el jueves en Barcelona.
El exministro Yanis Varoufakis, el jueves en Barcelona.Gianluca Battista

El exministro de Finanzas de Grecia, Yanis Varoufakis, llamó este jueves a la creación de un “movimiento o red progresista” en la Unión Europea que vaya más allá de los partidos para “democratizar Bruselas”. “Hay que meter a la gente que desprecia la democracia bajo control de los ciudadanos”, afirmó Varoufakis en una charla en la que fue muy crítico con las actuales instituciones comunitarias pero también con Syriza, el partido que lidera el actual primer ministro griego, Alexis Tsipras. “El Eurogrupo es una zona libre de democracia”, ha añadido el exministro de Finanzas.

Varoufakis llenó este jueves el Born Centre Cultural de Barcelona, donde participaba en el ciclo de conferencias DO Europa. Tal fue el lleno que la organización tuvo que habilitar una sala con una pantalla y, aun así, quedó gente en la calle. En el acto, conducido por la periodista Mònica Terribas, el exministro detalló y propuso soluciones para las cuatro grandes crisis que, en su opinión, sufre hoy Europa: la bancaria, la losa de la deuda pública, la falta de inversión y la pobreza.

El exministro indicó que las soluciones para estas crisis deberían adoptarse de inmediato, aunque para afrontar algunas de ellas la Unión Europea (UE) llegaría ya tarde. Es el caso de la crisis financiera, Varoufakis apostó por limpiar las entidades con fondos comunitarios, pero sustituyendo a los gestores que han llevado al banco rescatado a la crisis y privatizándolo luego para recuperar el dinero para el contribuyente. Para atajar la crisis de la deuda pública, que en algunos casos apuntó que se ha generado por el rescate de la banca, el exministro y economista abogó por que el Banco Central Europea (BCE) opere “como corredor” entre los estados y los mercados para un volumen de deuda equivalente al 60% del Producto Interior Bruto (PIB), que es el límite fijado por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. “El BCE puede pedir por un tipo casi al 0%, por lo que el precio de los bonos caería. Es decir, el 40% de la deuda de la zona euro desaparecería sin que nadie perdiera ni un euro”, señaló.

El Eurogrupo es una zona libre de democracia"

Varoufakis también propuso una suerte de New Deal para Europa que debería canalizar el Banco Europeo de Inversión (BEI) para financiar proyectos industriales, de energías renovables o nuevas tecnologías. Para ello, consideró que el BCE debería adquirir deuda del BEI en lugar de bonos soberanos. Por último, urgió a atender la crisis social que se está produciendo en Europa como consecuencia de la crisis, lo cual permitiría también que la ciudadanía sintiera como propias las instituciones europeas.

El extitular de Finanzas griego consideró, sin embargo, que la madre de todas las crisis es la que sufren las instituciones del continente. Y ahí Varoufakis cargó las tintas en destacar las carencias democráticas que, a su juicio, sufre la UE. “Odian la democracia, la tratan con menosprecio”, insistió Varoufakis. Especialmente duro fue el exministro con el Eurogrupo, del que dijo que “no se distingue por su nivel intelectual”. No obstante matizó que, siempre fuera del contexto de las reuniones de ese organismo, sí hay miembros de la institución "inteligentes" y puso como ejemplo al ministro español Luis de Guindos. “El Eurogrupo solo destaca por su compromiso en mantener o seguir repitiendo el mismo mantra: las reglas, las reglas, las reglas”, se quejó.

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En ese contexto de "las reglas", que se han traducido en políticas de austeridad para los países que han requerido de fondos europeos, situó Varoufakis el referéndum convocado por el presidente Alexis Tsipras para que la población decidiera si aceptaba o rechazaba la propuesta que le había formulado la troika. La noche del 5 de julio ganó finalmente el no, el sentido de voto que había pedido Tsipras. “Fue un punto de inflexión para la historia europea”, dijo el economista, quien aun así a continuación lamentó: “Trágicamente esa noche el gobierno decidió darse por vencido”. Varoufakis dejó su cargo, y Tsipras firmaría ese mes un pacto aún más duro que el sometido a votación para lograr el tercer rescate. “La troika no piensa que sea un buen programa. Solo quieren humillarnos para que Europa se mantenga bajo el equilibrio y el miedo”, agregó. A pesar de que consideró que el Eurogrupo es “un sitio muy desagradable” –“eran 18 contra mí”, dijo—, Varoufakis aseguró estar más dolido por “las puñaladas” y las “traiciones” de sus compañeros de viaje en el Gobierno griego. “Eso me decepcionó”, se encogió.

La experiencia de Grecia llevó al exministro al convencimiento de que “el viejo sistema” de “un país, un partido, una bandera” no sirve. “El sistema basado en la nación no puede cambiar a Europa. Hay que intentar lo contrario: crear un movimiento a nivel europeo donde esta conversación de hoy se dé en varios lugares del continente y halle luego su sitio a nivel de la ciudad, la comunidad y los estados miembros”. Ese movimiento “progresista” debería, en su opinión, incluir a “todos con independencia de su filiación política” con el objetivo de “democratizar” Bruselas. A medio plazo, concretó, se debería crear una “asamblea de representantes europeos en una ciudad que no sea Bruselas” para definir el futuro de Europa y debatir una Constitución que sustituya los actuales tratados. “Los problemas y las luchas de los europeos son tan comunes que se puede crear una identidad paneuropea. Si no lo hacemos, la UE se romperá. Somos la mejor oportunidad para que la UE sobreviva”, remachó. Varoufakis lo ha predicado ya en Alemania, Austria y España. Mañana viajará a Portugal para hacerlo. "Es mejor prender una pequeña vela que maldecir la oscuridad", concluyó.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Economía de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Ha sido corresponsal en Bruselas entre 2018 y 2021 y redactor de Economía en Barcelona, donde cubrió la crisis inmobiliaria de 2008. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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