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Netanyahu rectifica y frena un nuevo muro de separación en Jerusalén Este

La construcción de la barrera suscitó disensiones en el Gobierno conservador de Israel

Juan Carlos Sanz
Tramo de muro erigido en el barrio de Jabel Mukaber de Jerusalén Este.
Tramo de muro erigido en el barrio de Jabel Mukaber de Jerusalén Este.AMMAR AWAD (REUTERS)

Benjamín Netanyahu aseguró que se había enterado por la prensa de que la policía estaba construyendo un muro de separación parecido al de Cisjordania en un barrio árabe de Jerusalén Este. Poco después de que se erigiera el primer tramo, el primer ministro israelí reunió en la noche del domingo a su Gabinete de Seguridad. Pidió que le trajeran los planos y declaró de inmediato que se había acabado el muro. Antes, tuvo que escuchar las críticas de los ministros más nacionalistas, que criticaron la partición de la “capital indivisible” de Israel.

La decisión de construir la barrera entre el barrio árabe de Jabel Mukaber y los distritos judíos colindantes de Armon Hanatziv, en la misma Línea Verde que separaba la Ciudad Santa hasta la guerra de 1967, había sido tomada hacía un mes por la policía y el Ayuntamiento de Jerusalén con el objetivo de impedir el lanzamiento de piedras y cócteles molotov. Pero cuando las cadenas de televisión comenzaron a mostrar el domingo las imágenes del montaje de las piezas prefabricadas de cemento recubiertas de la característica piedra local y de 10 metros de altura la polémica estalló. Para muchos ciudadanos, simbolizaba una nueva partición, como la establecida tras la guerra de Independencia de Israel, en 1948.

Netanyahu, que no vaciló en dar marcha atrás en mayo a un plan para segregar a los palestinos en los autobuses para colonos en Cisjordania, se mueve a gusto en el terreno de la política táctica. Pero la prensa israelí no tardó en airear las disensiones en el Gabinete, cuando recibió información de que el muro de Jabel Mukaber se iba a prolongar más de 300 metros y de que existían proyectos para cercar con barreras similares otros distritos árabes de Jerusalén, como Issawiya.

El ministro de Transportes, el ultraconservador Ysrael Katz, puso el dedo en la llaga en la reunión del Gabinete de Seguridad al afirmar que el muro “divide Jerusalén y supone un logro y un premio para el terrorismo”. Katz propuso como alternativa situar unidades de francotiradores del Ejército en los tejados de Jabel Mukaber para responder a quienes atacan a pedradas y con bombas incendiarias los barrios judíos.

La Oficina del Primer Ministro se apresuró a precisar que Netanyahu no se hallaba al corriente de que la barrera estaba siendo erigida. “La policía sólo tenía una autorización genérica para establecer cierres temporales en algunas zonas por razones de seguridad”, puntualizó. El Ayuntamiento de Jerusalén, presidido por el populista Nir Barkat, había hecho hincapié en que se trataba de una barrera provisional. La oposición laborista acusó al primer ministro de haber “dividido formalmente Jerusalén” sin garantizar la seguridad de los ciudadanos.

Los responsables palestinos han rechazado de plano la imposición de barreras y muros en torno a los barrios árabes. “Israel está creando una situación de apartheid y metiendo a los palestinos en guetos”, aseguró en Ramala la dirigente de la Organización para la Liberación de Palestina Hanan Hasrawi, según informa la agencia Efe. Un estudio de la Asociación para los Derechos Civiles de Israel constata que el Gobierno de Netanyahu ha cerrado con bloques de cemento los accesos a barrios palestinos de la Ciudad Santa, así como implantado varios puestos de control, como el de Issawiya, en el que los conductores deben hacer cola dos horas para atravesar los retenes de seguridad.

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Tras los atentados del pasado día 13, cometidos por palestinos residentes en Jabel Mukaber y que causaron tres muertos y una decena de heridos en Jerusalén, el Gobierno ha aprobado medidas de excepción para intentar contener la ola de violencia. A los cierres y bloqueos de los barrios del este de la ciudad, se ha sumado desde el domingo el despliegue de tropas para vigilar la seguridad en el transporte público.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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