_
_
_
_
_

Manes: “Los argentinos tienen que cambiar su sesgo mental”

El neurólogo, que vendió 300.000 ejemplares de su libro "Usar el cerebro", cree que Argentina tiene que reiventarse como hizo la generación de 1880.

Facundo Manes (Salto, Buenos Aires, 1969), es uno de los científicos más conocidos de Argentina. Su libro Usar el cerebro, vendió más de 300.000 ejemplares. Manes es investigador, divulgador y rector de la Universidad Favaloro, que lleva el nombre del cirujano que desarrolló el bypass y simboliza la gran sanidad pública argentina. Manes, crítico con el kirchnerismo, reclama para la nueva etapa un espíritu como el de 1880, la generación que creó la gran educación pública argentina.

Pregunta. ¿Cómo ve la situación argentina y el cambio de ciclo?

Respuesta. La Argentina está frente a una enorme posibilidad de tener un nuevo paradigma de la sociedad del conocimiento, tomando como prioridad la educación de calidad. Argentina tiene la posibilidad porque tiene un stock de clase media intelectual que todavía es diferencial en América Latina. Tiene mucha gente creativa. Es un desafío que no solo va a tener la dirigencia política sino la sociedad civil, los líderes empresariales, científicos, periodistas, abogados, médicos. Vamos a tener que pensar un país a largo plazo.

P. ¿Lo ve posible?

R. Yo recorro el país bastante y veo una sociedad permeable a eso. Si me quedase en Buenos Aires tendría otra visión.

P. ¿En Buenos Aires hay más división?

R. En Buenos Aires veo que hay más una grieta. Muchas veces la política argentina parece una novela. Solo se habla de bajar la inflación y que vengan dólares. Y eso no es un proyecto de país. Es como un médico, a alguien que sangra porque tiene una enfermedad, le pone una curita. Tengo que ver la patología de base.

P. ¿Cuál sería la patología de base de la Argentina?

R. Los argentinos somos personas resilientes, súper preparadas para enfrentar las crisis, creativos, pero nos falta más trabajo en equipo. Y nos falta pensar en el largo plazo. No quiero tomar el ejemplo de Corea del Sur, de Finlandia. Acá una generación de argentinos quiso una escuela pública y la hicieron. Argentina tenía en 1869 el 68% de analfabetismo. Esa generación que pensó una escuela pública no la vio. Se murió antes de ver que los tres premios Nobel de Latinoamérica son argentinos. Pensó un país a largo plazo. Y en 1947 Argentina tenía 13% de analfabetos, menos que Italia y España en esa época. Ahora tenemos problemas como la pobreza. No hay que ser neurólogo para saber que los indigentes no comen a veces y tiene eso un impacto cerebral. La pobreza produce un impuesto cognitivo. Hoy según estadísticas de la Universidad Católica Argentina entre el 25 y el 30 % de la gente es pobre en Argentina. ¿Cómo un país tan rico no puede trabajar colectivamente para erradicar la pobreza y la desnutrición?

P. Es rector de la universidad de Favaloro. ¿Qué le ha pasado a la educación argentina?

R. De 100 chicos que entran a la primaria terminan alrededor de 40 la secundaria. Y de los que terminan la secundaria la mitad no comprende un texto complejo. Y la Argentina en el año 2000 estaba en los ranking PISA primera en Latinoamérica y hoy está por debajo de varios países del continente. Y acá en vez de preocuparnos por eso criticamos los ranking, decimos que son malos o inexactos. Esto es como si yo fuera médico en la guardia y viene alguien con fiebre, le tomo la temperatura, tiene fiebre y me enojo con el termómetro.

P. Pero se ha invertido muchísimo dinero en educación.

R. Sí, es cierto. Este gobierno hizo logros en el tema de educación, aumentó la escolarización en la secundaria, invirtió dinero, pero eso no se trasladó a la calidad educativa. Mi impresión es que la decadencia en la educación es parte de una sociedad que empezó a perder el valor por la justicia, por las reglas, por la sanción social, y creo que tenemos que recuperar eso. Es un modelo de sociedad donde tenemos que empezar a valorar la justicia, que el corrupto vaya preso y que tenga sanción social, valorar el largo plazo, valorar el trabajo colectivo. Creo que la educación es parte de una sociedad que tiene que reinventarse.

P. Incluso los más críticos dicen que lo mejor del kirchnerismo es la política científica.

R. Este gobierno tiene el mérito de haber hecho el Ministerio de Ciencia, de haber repatriado a muchos científicos, de haberle dado un lugar a la ciencia importante. El próximo desafío es mucho mayor: es convertir a la Argentina en un país con base en el conocimiento y en la ciencia. No podemos tener un ministerio científico bárbaro y un Indec [el centro de estadísticas públicas] que no funciona o negar la pobreza. La diferencia entre los países pobres y ricos hoy no son tanto los recursos naturales ni la industria, es el conocimiento. Los argentinos tenemos que empezar a pensar qué políticas de estado nos unen más que algunas divisiones específicas de la coyuntura.

P. ¿Qué quedará de 12 años de kirchnerismo?

R. En lo positivo va a quedar un gobierno que rescató el poder del estado. Creo que fue un gobierno que mal o bien se dedicó a los pobres. Algunos dicen que lo hicieron con populismo. Pero hoy nadie en Argentina piensa que somos Europa en Latinoamérica. Somos sudamericanos y me parece que está bien eso. Luego está la división, pero la grieta ocurre en todos lados. Yo viví en EEUU en la época de división tremenda entre republicanos y demócratas. Los argentinos tenemos que unirnos contra la corrupción y contra el populismo.

P. ¿Cree que puede volver esa Argentina de Favaloro?

R. Yo estoy trabajando en eso. Tengo dos pasiones: primero, la investigación de neurociencias cognitivas en la Argentina. Ahora hay mucha gente en nuestros laboratorios que me superan, así que tengo más tiempo y más ganas a dedicarme a mi otra pasión: trabajar con la sociedad civil para volver al país que representa Favaloro. ¿Qué país representa? Una educación pública, de calidad, inclusiva, el largo plazo, el esfuerzo, la lucha contra la corrupción, ir al mundo, perfeccionarse, volver al país y brindar el conocimiento como hizo Favaloro que creó un hospital de jerarquía acá y una universidad. Hemos perdido la autoestima como sociedad. En el exterior tenemos fama de soberbios pero tenemos que recuperar la autoestima. Nos estamos conformando con bajar la inflación y que vengan dólares.

P. ¿Hay un cerebro argentino?

R. Estamos escribiendo un libro sobre el cerebro argentino que sale a fin de año. Queremos ver si colectivamente tenemos un cerebro que nos hace vivir por debajo de nuestras posibilidades. La manera en que un ciudadano siente, piensa y toma decisiones también está influida por la sociedad en la que vive. Tenemos que cambiar el sesgo mental que tenemos los argentinos, el roban pero hacen, el “solamente puede gobernar el peronismo”, el “lo único importante es lo urgente”. Y todo eso quizás se cambia más desde la neurobiología que desde la política.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_