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Jimmy Morales, de la televisión a las puertas de la Presidencia

La mayor fortaleza del comediante es ser ajeno a la política tradicional; su debilidad, el respaldo de los militares

Jimmy Morales en Chichicastenango, Guatemala.
Jimmy Morales en Chichicastenango, Guatemala.Moises Castillo (AP)

En el campo político, Jimmy Morales, de 46 años, es un ilustre desconocido. Todo lo contrario ocurre en la televisión, donde una larga carrera como actor cómico hace que su figura sea ampliamente conocida. Su carisma personal, el dominio de los escenarios y de las cámaras, explican que esté a las puertas de convertirse en el Presidente de Guatemala para el periodo 2016-2020.

Llega a los pueblos en helicóptero y recorre, en loor de multitudes, los últimos metros hasta el escenario desde donde dirige su mensaje a los votantes. Coge el micrófono y convierte al oyente en el protagonista principal de la nueva Guatemala que promete. Recurre, con la maestría que le dan las tablas, a fábulas de Esopo, convenientemente adaptadas, para que su mensaje sea convincente.

Sabe lo que la gente quiere oír y lo expresa con el lenguaje del pueblo. Pero cuando se analiza lo dicho, se cae en la cuenta de que ha hablado mucho y muy bien, pero sin sustancia. No dice nada. Tampoco se compromete a nada. A pocas horas de la elección, nadie sabe con certeza qué va a hacer, ni cómo ni con qué recursos. Su mayor fortaleza, respaldada por su vida, es la honradez. “Ni corrupto ni ladrón”, es la consigna de su campaña. Testimonios recogidos en el barrio donde creció dan fe de la lucha de su familia por salir adelante, después de quedar huérfano a los seis años. “Recuerdo que Jimmy y Sammy (su hermano, tres años mayor) volvían de la escuela, se cambiaban de ropa para que su madre pudiera lavar la única camisa del uniforme que tenía cada uno y salían a vender lo que fuera, para ayudar a la economía del hogar”, dijo a EL PAÍS una de las inquilinas más antiguas del mercado de Jocotales, el barrio marginal donde el candidato pasó su infancia.

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Jimmy lo cuenta en sus mítines, para lanzar uno de sus pocos mensajes claros: su apuesta por la educación. “Mi madre apostó porque sus hijos tuviéramos la mejor educación posible. Eso nos permitió superar la pobreza. Ahora somos profesionales. Hemos triunfado en la vida. Eso es lo que quiero para todos los guatemaltecos”, repite machaconamente.

Su debilidad extrema está en quienes lo acompañan. Su partido, el Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación), surgió en el seno de la Asociación de Veteranos Militares de Guatemala (Avemilgua), hermandad calificada por el periodista José Rubén Zamora, presidente del matutino El Periódico, como “el dream team de la maldad militar”. El presidente de Avemilgua, general José Luis Quilo Ayuso, desmiente la vinculación. “Como ciudadano, apoyo a Jimmy, sentimiento que comparten muchos de los compañeros de armas. Pero como institución somos totalmente apolíticos”, puntualiza el divisionario.

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