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Costa quiere acabar con la austeridad en Portugal sin romper con la UE

La oposición presenta una moción de censura contra el Ejecutivo socialista el mismo día en que este detalla su programa de gobierno

El primer ministro portugués, António Costa, este miércoles en Lisboa.
El primer ministro portugués, António Costa, este miércoles en Lisboa.Armando Franca (AP)

Una legislatura para acabar con la austeridad pero respetando los compromisos internacionales. El nuevo Gobierno socialista liderado por António Costa presentó ayer ante el Parlamento de Portugal su programa de gobierno basado en la recuperación de salarios, la actualización de pensiones y la subida de ayudas a las personas en el límite de la pobreza. Cuatro años para eliminar los recortes aplicados por la troika y el Gobierno conservador de Passos Coelho (2011-2015).

El primer ministro socialista prometió ser un “socio responsable” de la UE

En su discurso de investidura, Costa agradeció el apoyo histórico del Partido Comunista y el Bloco de Esquerda para posibilitar su Gobierno socialista. “Hemos derribado un viejo muro de 40 años, pero eso no significa abrir una trinchera que excluya el diálogo con el resto de los partidos”, dijo. El primer ministro socialista enfatizó que su Gobierno cumplirá con todos los compromisos internacionales, prometió ser un “socio responsable” de la UE pero a la vez apuntó que Portugal va a promover un cambio de rumbo en Europa para “buscar una nueva convergencia”.

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Costa pasó lista a la herencia que recibe tras cuatro años de aplicarse una política de austeridad. “Un país empobrecido, donde la inversión retrocedió 30 años; el empleo 20 años, y la riqueza del país 10 años”, dijo. “Es necesario invertir la política realizada hasta ahora para obtener otros resultados. La austeridad no ha generado riqueza”.

Costa promete a los funcionarios el fin de los recortes en 2016, a un ritmo trimestral del 25%. También promete un salario mínimo de 600 euros en 2019 —de momento lo subirá de 505 a 530 euros—; actualizará las pensiones cada año, pero nunca las bajará aunque así lo haga la inflación; bajará el IVA de la restauración del 23% al 13%, quitará la tasa extra del 3,5% sobre el impuesto de la renta, anulará la privatización de los transportes públicos de Oporto y Lisboa, y creará una prestación social para los trabajadores con sueldos que rozan el nivel de pobreza, “y que suponen el 10% de la población activa”.

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Stiglitz: “Esperanza considerable” en Costa

Como una estrella del rock, el premio Nobel Joseph Stiglitz, había llenado el auditorio de la Fundación Gulbenkian una hora antes de su llegada. En su conferencia en Lisboa, el economista manifestó su "esperanza considerable" en que el nuevo Gobierno de António Costa consiga hacer crecer a Portugal.

Stiglitz centró su discurso, como es habitual, en criticar las políticas de austeridad porque, a su juicio, han aumentado las desigualdades allí donde se han aplicado, y en las restrictivas reglas del euro, que encorsetan las decisiones económicas de los países.

Pese a esos condicionantes, el premio Nobel dio su receta para que Portugal crezca: aumentar los impuestos pero sin que perjudiquen a la economía. Concretamente, aconsejó que se suban los impuestos a las empresas, "pues no hay pruebas de que bajarlos haga crecer la economía". "La gente se queja siempre de que paga demasiados impuestos, pero con más impuestos se puede invertir en personas y en tecnología. Si no se invierte, no se crece", afirmó.

Para el exdirector del Diario Económico, António Costa, esta receta es una locura: "Solo puede provenir de una persona que desconoce la carga impositiva que existe en Portugal".

A preguntas de la oposición sobre cómo va a obtener recursos para todo eso sin disparar el déficit, Costa aseguró que el de 2016 se situará en el 2,8%, dos décimas por debajo del registrado este año, lo que permitiría a Portugal salir de la vigilancia europea.

La oposición no ha dado tregua al nuevo Gobierno. La coalición conservadora PSD-CDS, que ganó las elecciones pero no con mayoría absoluta (107 diputados de 230), se siente despojada del poder y califica de “constitucional, pero ilegítimo” el nuevo Gobierno socialista. Antes de escuchar el programa de Costa, la oposición ya había presentado una moción de censura que no tiene ninguna probabilidad de prosperar ni de abrir fisuras en las fuerzas que apoyan al Gobierno, como se vio ayer.

Los 19 diputados del Bloco, más los 17 de la coalición electoral de comunistas (15) y verdes (2), dan al partido de Costa (86 escaños) un respaldo para gobernar, aunque siempre supeditado a que no suba impuestos a los trabajadores ni baje pensiones.

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